Sé que dije que serían dos capitulos, pero no podía dejarlos así. De verdad, hasta a mi me dolió escribir eso. No me odien, por Merlín.
Draco estaba junto a Blaise y Pansy en un pasillo.
—Es mi culpa. —dijo, secando las lágrimas que caían por sus mejillas.
—No digas eso, Draco. Tú no tienes la culpa de esta guerra. —respondió Pansy, abrazándolo.
—No, no lo entiendes. Voldemort estaba enfadado conmigo porque cubrí a Potter para que la salvara.
Sus amigos lo miraron, sorprendidos.
—Sabía que Potter encontraría la manera de salvarse e irse de allí, y Luna también lo haría, porque él no iba a dejarla.
— ¿Qué tiene eso que ver con Luna? Es decir, que Potter tenga la mayor suerte del mundo mágico y hallá podido salvarla no es razón para... para... matarla —hubo un silencio—. Ni para que te culpes por ello. —finalizó Blaise.
—Él sabía que su padre era mestizo, y que ella era una "traidora a la sangre". Y yo dejé que se escapará ¿no lo entiendes? Le pidió a Rodolphus que la matará. Luna murió por ser mi mejor amiga —las lágrimas caían cual cascada por su rostro, y no podía detenerlo—. Era peligroso que sea nuestra amiga y no hicimos nada para evitar que esto pasara. —sentenció. Pansy lo abrazo y los tres siguieron llorando silenciosamente.
Ambos, Pansy y Blaise, sabían que Draco iba a pensar eso, que se culparía, porque era lo que hacía cuando el dolor de una pérdida era demasiado para él. Se culpaba, una y otra vez, que convencía a si mismo que su dolor era por su culpa, pero no lo era, su dolor residía en las perdidas de personas que amaba, pero culparse era más fácil que admitirlo.
En el bosque, Harry se enfrentaba a Voldemort. Y murió, solo por un momento, donde pudo encontrarse con Dumbledore, quien le explicó bien algunas cosas y le dio la oportunidad de elegir si vivir o morir. Harry optó vivir.
Narcissa se acercó al cuerpo de Harry, sabiendo de antemano que el muchacho estaba vivo.
— ¿Está vivo? ¿Mi hijo Draco está vivo? —susurró en el oído de Harry. El temor a la respuesta la invadió por completo, pero Harry asintió levemente. Entonces Narcissa pensó que como Draco, Harry también merecía vivir.
—Está muerto. —sentenció.
La risa de Voldemort invadió el lugar.
Neville vió a Nagini acercarse mortalmente a Hermione y Ron, y tomando la espada de Godric Gryffindor confirmeza, mató a la serpiente, destruyendo a su vez el último horrocrux de Voldemort. Por Luna, pensó, y por todos los que nos dejaron hoy.
Voldemort fue destruido al fin. Harry lo venció. Muchos mortífagos habían logrado escapar, pero también muchos habían muerto, y de los prófugos se encargarían los aurores. Todos ellos pagarían los crímenes cometidos. Eso los consolaba un poco a todos.
Las muertes de sus amigos no habían sido en vano. Habían dado la vida defendiendo la verdad, la justicia y el amor. Serían recordados por cada uno de sus amigos y familiares para siempre como héroes, porque eso eran: héroes.
No fue Harry, ni Hermione, y mucho menos Ron, quienes habían salvado al mundo mágico, no. Eran Fred, Remus, Tonks, Snape, Lavender, Luna, Theo y todos los que habían dejado su vida en esa batalla. Ellos eran los salvadores del mundo mágico. Dieron su vida para que todos sus seres amados vivieran.
Eso pensaba Draco, sentado junto su madre en un rincón del Gran comedor, sin víctimas en el suelo esta vez, solo sobrevivientes.
—No entiendo cómo lo hacen. —susurró.
— ¿El qué? —cuestionó su madre.
—Estar así, riendo, hablando cómo vencieron a algún mortífago —la imagen de Theo contando como venció a un colacuerno húngaro invadió su mente— cuando tanta gente acaba de morir.
— ¿Crees que los perdieron su vida por la causa querrían que todos estén llorando?
Narcissa tomó su mano, apretándola con algo de fuerza. No, pensó, Luna y Theo no querrían que lloremos.
Pansy y Blaise se acercaron a la mesa donde se encontraban los Malfoy. Traían vasos con chocolatada caliente.
—Lo siento, señor Malfoy, no había otra cosa. —dijo Pansy. Él asintió, encogiéndose de hombros.
— ¿Han escuchado la historia de Theodore Nott venciendo un colacuerno húngaro en Hungría? —preguntó Blaise, divertido.
—No, nunca la he oído. —respondió Pansy, fingiendo interés y riendo, al igual que Draco. Era la historia que Theo siempre contaba.
Así pasaron el tiempo, recordando a sus amigos, contando anécdotas, hasta que los aurores vinieron a buscarlos, y partieron a Azkaban.
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Amistades peligrosas.
Random«-Lunática, las criaturas de mi cabeza me han pedido que te invite a nuestras mesas. Si es que eres capaz de pasar una clase junto a las serpientes. -dijo, con una sonrisa de lado en su rostro. - ¿Tú también crees en ellos?» ¿Qué pasaría si Luna Lov...