Love, Sex and Soccer (Neymar Jr.)

Cap. 40: Miami

Me desperté, con toda la pereza del mundo. Odiando las cortinas de tela blanca, las odio. Me levante de la cama quedando sentada en ella, frote mis ojos con mis manos y salí de las sábanas blancas tan cómodas que a cualquier que se acueste en esta cama con esas sábanas tan acolchadas no quisiera levantarse jamás. Mire el reloj que estaba en la mesita de noche a un lado de la cama e indicaba que eran las seis y media de la mañana y, según Raphy, la hora que debía ir a la oficina es dentro de dos horas aproximadamente. Me levante de la cama, me coloque mis pantuflas rosas y camine hacia la ventana; admiré el paisaje que tenía en frente: la playa cristalina con un hermoso color azulado. Quería ir y nadar un poco en ella, pero tenía que ir a mi trabajo temporal. Ya después habrá tiempo para ello, y también para disfrutar de la piscina del hotel, que también se veía provocativa.

Me gire y camine en dirección al clóset donde se encontraba mi ropa, lo abrí y lo primero que saque fue ropa interior, luego tome un vestido color durazno ceñido en la parte de arriba y suelto abajo de manga corta y me llegaba casi a las rodillas, y por último pero no menos importante, unos tacones beige trenzados y con un tacón no muy alto. Tome todo y fui al baño, que estaba al lado del clóset. Entre, todo en el mesón del lava bocas y me mire en el espejo; mi cara era terrible.

- Parezco a mamá sin maquillaje - me dije a mi misma, me reí y luego solté un suspiro triste - A veces quisiera tener una vida como Verónica - solté otro suspiro, pero de frustración - Ella no tiene cámaras que la persigan las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana; se mantiene lo más oculta posible cuando esta con Rafy que me impresiona. En cambio yo - hice una pausa - Siempre estoy con personas que son famosas o con personas que quieren mi fama y dinero - dije con enojo - Bueno, necesito un buen baño para relajarme - me dije y me sonreí. 

Primero me cepille los dientes y luego entre a la ducha para darme un relajante baño de veinte a veinticinco minutos, aproximadamente. Ver correr el agua y como fluye con tranquilidad me relaja. Salí de la ducha con una toalla enrollada en mi cuerpo y otra en mi cabello. Me sequé el cuerpo y comencé a colocarme lo que hoy usaría para mi primer día de trabajo. Me mire en el espejo y me gustaba como me quedaba todo. Me senté en la tapa del inodoro para colocarme los tacones. Estaba lista. Quite la toalla de mi cabello, tome la pequeña secadora que estaba en el baño y la encendí; comencé a pasarla por mi cabello húmedo y cuando quedo seco noté que tenía hondas en las puntas decidí que así iría al trabajo. Apague la secadora, la deje en su lugar y salí del baño.

- De nuevo aquí, clóset - dije animada.

Saque mi estuche de maquillaje con espejo incluido. No creo que necesite tanto maquillaje así que solo utilice base, rubor, mascara, peinar mis cejas y un labial. Estaba totalmente lista. Deje mi estuche en el clóset, tome una bolso de cuero beige y lo coloque de lado. Ya lo tenía preparado con mis documentos, tarjetas, algo de dinero y por último le introduje mi iPhone que aún permanecía apagado. Tome la tarjeta electrónica, que era la llave de mi habitación, mis lentes de sol y salí de ella. Camine hacia el ascensor y tuve la suerte que alguien toco el botón e iba a entrar.

- ¡Espere! ¡Espere! - el señor de unos cuarenta años vestido informal con una camisa polo azul con verde y unas bermudas de cuadros. Corrí con tacones ¡Corrí con tacones! Es increíble que no me halla torcido un tobillo en el transcurso de mi corrida. - Gracias - dije agitada al estar por fin dentro del ascensor

- De nada. Respira lento sino te vas agitar más de lo que estás - me aconsejo y luego me sonrió. Asentí levemente. 

Respiré como me aconsejo y me sentí aliviada. 

- ¿Mejor? - me pregunto

- Si, gracias 

- De nada