Cap. 46: Madrid

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Hable con Javi y le pedí vernos hoy en su casa. Mi vuelo a Madrid salía a las ocho y llegaría allá como en la noche.

Le pedí a Carolina que me hiciera el favor de llevarme y ella no se negó. Ella estaba conmigo esta mañana ayudándome con mis maletas. Ya Carol y Rafa se habían regresado a Brasil anoche y fuimos a despedirlas.

- ¿Segura que te quieres ir? - preguntó

- Si, es lo mejor. Además, necesito pensar en muchas cosas.

- Bueno.

Dejamos el equipaje listo. Ella tomó dos y yo dos. Eran cuatro pesadas maletas que me llevaría. Desde Brasil las vengo cargando y cada vez están más full.

Llegamos al lobby, entre la tarjeta electrónica y fuimos al estacionamiento, ella guardo las maletas en la cajuela de su Toyota gris y luego coloque las otras dos. Cerró y amabas subimos al auto. Lo encendió y fuimos hacia Guayama. Necesitaba aclarar todo este asunto con Javier de una vez por todas.

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- Javi, lo mejor es que dejemos esto hasta aquí. Karen y tú tienen una hermosa familia y yo no quiero ser la tercera rueda del triciclo. - me sincere

- Por favor, no digas eso. Tú me abriste los ojos. - suplico.

Se acercó a mí para besarme y lo detuve colocando ambas manos sobre su pecho.

- No Javi. Entiende, lo nuestro no puede ser. Se acabó. - dije, le di un beso en la mejilla y me retire de su casa.

Subí al auto de mi amiga Carolina y le pedí que nos fuéramos de allí. En el camino le conté todo lo que pasó desde que llegue hasta ahora que me fui.

- Hiciste bien - me dice ella - Y ahora ¿a dónde irás? - me pregunta

- A Madrid.

- ¿Con Marcelo?

- Si, él fue quien me pidió que fuera. - me encogí de hombros

- Bueno, suerte por allá. Ojalá puedas despejar tu mente y quizás nos veremos pronto por allá.

- Si. Para el clásico nos veremos. Se las debo a ti y a las chicas.

- Lastima que Naty no irá. - dijo triste

- En realidad dijo que iba hacer todo lo posible para ir.

- Ah, bueno.

Llegamos al aeropuerto, me despedí de Caro, deje mis maletas en la cinta transportadora, una chica chequeo mis documentos y el pasaje, me sonrió y me los devolvió. Camine, subí las escaleras, busque mi puesto, me senté y suspiré. Mire por la ventana y esta era mi última vista de Puerto Rico antes de viajar por unas cinco horas. Tome mis audífonos, los conecte al iPhone y coloque música relajante.

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Después de cinco largas horas sentada en una incómoda silla de avión y con un dolor inmenso en el trasero el cual casi no siento, llegue a Madrid.

Gracias a Dios mi iPhone funciona aquí en la capital española, llame a Marcelo y me susurró en donde estaba. Era obvio, los medios podrían verle y reconocerle.

Busque mis maletas y camine hacia dónde me dijo. Llegue al estacionamiento y divide su Audi negro, él salió del auto, me dio un fuerte abrazo, introdujo mis cuatro maletas en la cajuela del auto y ambos subimos al auto. Él de piloto y yo en el asiento del copiloto.

- ¿Qué tal el viaje? - me pregunta el brasileño

- Bien, me duele mi hermoso trasero - dije y él rió

- Es normal. Después vas a sentir tu hermoso trasero y un dolor terrible en la columna.

- Gracias - dije irónica.

Coloco música para que el silencio no fuese tan incomodo. Tarareábamos la letra de la canción mientras observaba todo el paisaje a través de la ventana del auto.

Extrañaba estaba aquí y no recordaba nada. La última vez que estuve aquí fue hace dos años. Vi la hermosa Cibeles y estaba igual que la última vez, el mítico Santiago Bernabéu moderno, su gente, su clima, todo era hermoso aquí y vagos recuerdos llegaban a mi mente.

Luego de varios minutos de recorrido llegamos a la residencia La Finca, se veía bastante grande y estaba bien organizada. Marcelo me explicó que en la parte gigante, que casi no se veían por el gran muro de cemento que obstruía la vista, vivían la famosa BBC; él vivía en los chalés del otro lado y junto a él vivían Arbeloa, Jesé e Isco.

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Estaba en la habitación que Marcelo me ofreció en su chalet. Estaba acostada en la cama mientras tecleaba en mi iPhone. Le mandaba un mensaje, en general, a mi grupo de amigas y obviamente a mis padres.

Hace unos meses que no veía a Clarece y a Enzo, los extrañaba ya. Ella me comentó que pensaban darle una hermana o hermano a Enzo y lo que le dije fue que tenía que ser la madrina, así como soy la madrina de Júnior, el hijo de Pilar y Sergio.

Estaba cansada, así que decidí comer con la familia Vieira Alves y descansar un buen rato. Luego le pediría a Marcelo que me llevara a visitar a Sergio y a Pilar.

Love, Sex and Soccer (Neymar Jr.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora