La araña metalica

561 25 2
                                    


Durante todo ese día, Tegan estuvo (como le sugirió Brenda) guardando comida en una mochila. No estaba segura si de verdad quería ser corredora, pero intentarlo no iba a matarla. Guardó las zapatillas especiales de los corredores que le dio un artesano, y ropa de recambio. Iba a estar dos días fuera. El grupo de los corredores estaba formado por tres chicas y tres chicos: Brodi, un hombre escoces y pelirrojo de 30 años, Latangi era una hindú de 25, Antonio un argentino de 24, Mina una afroamericana de 40 años, Brenda y Minho. Ahora con ella eran 7.

Conforme iba pasando el día, se ponía cada vez más y más nerviosa y cuando llegó la noche, Valentina casi se atragantaba con las palabras y la ensalada.

—¿¡Que es eso de que eres una corredora!? ¿¡Va enserio!?—preguntó emocionada.

—Es solo un periodo de prueba—dijo Tegan, afilando un cuchillo para llevárselo. Estaba bastante satisfecha con su trabajo.

—¿Y lo sabe tu padre?—preguntó Valentina.

La rusa negó con la cabeza. No pensaba decírselo tampoco. Pero sus planes fueron truncados cuando ella llegó a la casa. Allí le esperaba su padre sentado en una silla con los brazos cruzados y la mirada seria. Era un hombre calvo y fornido y si mirada negra era bastante inquietante.

—He desecho tu equipaje por si acaso. Espero que lo que le he oído decir a Pietro sea mentira-dijo del todo serio.

Tegan tragó saliva.

—¿El que has oído exactamente?—preguntó desafiante.

—Que has cambiado de empleo y te has hecho corredora. No vas a salir de aquí, Tegan. Soy tu padre y harás lo que yo te diga.

La chica tenía los mofletes rojos de rabia.

Otets tengo 19 años y soy mayor de edad. Puedo hacer lo que quiera y si lo que quiero es ser corredora, seré corredora.

Su padre, Nikolai, se levantó muy serio y se acercó a ella y sin mediar palabra, le dio una bofetada en la cara.

—¡Beschestnyy!—gritó en ruso—¡¿Cómo te atreves a desafiarme?! ¡Pequeña ingrata! ¡Soy tu padre!

Tegan empezó a llorar y corrió a su habitación y cerró la puerta para evitar que su padre siguiera pegándola. Se metió dentro de la cama e hizo un ovillo mientras su padre seguía gritando y tirando cosas al suelo.

—¡Como mañanas abandones el pueblo no volverás a pisar esta casa! ¿Me has entendido? ¡Y cuando vuelvas todas tus cosas servirán de alimento para el fuego!

Pero ella ya no le escuchaba, sino que se tapaba los oídos y se repetía una y otra vez la frase que le decía su madre

''Si el sol puede levantarse, tu también''

Siempre recordaba esa frase cuando Nikolai se enfadaba y le pegaba. Le odiaba por ello con toda su alma.

***

Todos los corredores estaban listos. Valentina y su familia fueron a despedirla, porque Nikolai seguía empeñado en que ella era de su propiedad y no iba a moverse del pueblo. Tegan estaba muy nerviosa, no sabía a lo que se enfrentaba ni como aquello podía cambiar su vida.

Harriet fue a despedir a Minho y a Brenda.

—Volved de una pieza—dijo abrazando a Minho—.Y cuidad de la novata.

Brenda puso los ojos en blanco y besó a Thomas al despedirse. Después se encaminó hacia Tegan.

—Verducha—dijo llamándola e imitando a Minho—.Ven aquí.

Los corredores del paraíso (Maze Runner fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora