Tierra y Aire

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A la mañana siguiente, un intenso grito de terror despertó a las muchachas y a la mayoría de los habitantes del pueblo.

El padre de Valentina entró a la casa con las malas noticias: un maestro había sido asesinado. Fue una sensación extraña, como la de volver a sentir algo después de mucho tiempo. En cuatro años, ningún asesinato había sucedido ni en el pueblo de las montañas ni en el de la playa, por lo tanto, eran grandes, malas y extrañas noticias.

***

—Ha sido asfixiado—dijo Shannon la doctora, reconociendo el cadáver—.Y mucho me temo que sin la tecnología del antiguo mundo, no puedo hacer pruebas de ADN.

Tegan acababa e entrar en el hospital (que era una casa echa de madera, pero bastante grande) y escuchó a la doctora dar su diagnóstico. Shannon era una mujer de unos 39 años, pelirroja y con pecas, bastante guapa, con unos grandes mofletes.

En el hospital también estaban los guardianes, entre los que se encontraban el padre de Tegan y Nicolas, con aspecto ofuscado. Era normal, no habían hecho su trabajo bien protegiendo a la gente y ahora harían ruedas de reconocimiento e investigarían durante días. Brenda se acercó a ella:

—Hola—la saludó—.Como ves hoy va a ser un día movidito.

Tegan asintió y pensó en el cambio de actitud de Brenda. Tal vez Minho le había dicho que era de fiar.

—¿Tienen alguna pista? —preguntó Brenda.

—Solo que lo han asfixiado—respondió la rusa.

Entonces llegó Pietro, el administrador central.

—Atención a todo el mundo, esto es grave: no solo hemos perdido a un miembro de nuestra comunidad y a un amigo querido, sino que hemos descubierto que un asesino anda suelto—anunció.

Jorge, el administrador de los guardianes, empezó a hablarles. Mientras lo hacía, Brenda le explicaba a Tegan que él era su amigo y que podía decirles los avances de su investigación.

Una vez más, Tegan pensó en el grupo extraño que era aquel, que tenían amigos en todas partes.

Después de eso, quedaron para desayunar juntas. Tegan pensó que Valentina podría sentirse desplazada pero, ahora ella era una corredora y tenía un horario diferente. Más tarde, fueron al campo de entrenamiento para enseñarla a defenderse sola. Ella era bastante delgada y era sobretodo huesos.

—Verducha, yo tampoco se defenderme muy bien. Lo suficiente como para sobrevivir, pero no soy una experta—advirtió Brenda—.Thomas puede enseñarte mejor que yo. Pero hoy está muy atareado con el asesinato.

Con unos muñecos llenos de trigo, empezó a entrenar dándoles puñetazos. Estuvo así bastante tiempo hasta que Brenda le dijo que parase e intentase derribarla. Tras un rato, se enzarzaron en una pelea. Tegan se estaba volviendo loca, ¡No podía darle a Brenda! Y la otra chica se reía y no dejaba de llamarla verducha o novata para provocarla.

Después de una hora intensa de pelea, pararon de entrenar.

—Detente verducha, estoy muerta de cansancio—se quejó Brenda.

Tegan se tiró al suelo casi asfixiada. Llevaba una camiseta de tirantes y menos mal, porque si no un surco de sudor se habría dibujado alrededor de sus axilas. El sol le daba directamente en la cara hasta que... algo se lo tapó.

Abrió los ojos y vio que Aris la miraba divertido. Ella no supo que hacer y se puso muy nerviosa, notaba como la sangre huía de la cabeza.

—Hola Aris —saludó.

Los corredores del paraíso (Maze Runner fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora