Minho había perdido el conocimiento y estaban en una isla en dios sabe dónde y encima ¡lloviendo! Miró al chico y empezó a llorar. Nunca había sentido tanta culpabilidad en toda su existencia.
—Ahora él depende de ti, no le defraudes más de lo que lo has hecho—se dijo a sí misma.
Y empezó a montar guardia. Horas después, paró de llover y empezó a salir el sol. Tegan se agachó y comprobó que a Minho le latiera el corazón.
Intentó despertarle, pero no respondía.
—¿Minho? ¿¡Minho!?—gritaba.
Entonces le pegó un tortazo en la cara que si pareció espabilarle. El chico parpadeó un par de veces antes de abrir los ojos completamente y lo primero que vio fue la cara de Tegan.
—¿Jefa? ¿Qué...?—intentó enderezarse pero sintió un dolor agudo en la pierna que lo hizo gritar.
—¡Cuidado!—dijo ella—Ahora mismo no puedes moverte, pero yo traeré agua. Buscaré un rio, mientras, intenta hacer una fogata—le ordenó.
Minho parpadeó un par de veces, ¿Dónde se hallaba? Estaba amaneciendo y parecían estar en una especie de isla.
—La que me ha caído encima...—se maldijo otra vez.
***
Después de un rato, Tegan volvió con una sonrisa en el rostro y una de las cacerolas llenas.
—Te dije que las necesitaríamos—dijo Minho, con la fogata ya echa.
Tegan asintió.
—Cierto—se agachó para ver cómo iba la pierna—¿Sientes cuando te hago así?
Preguntó mientras la tocaba.
—Si—respondió Minho.
Tegan asintió. No se atrevía a mirarle a los ojos, la culpabilidad podía con ella. Cogió el agua de la cacerola y se la dio de beber al chico.
—¿Te acuerdas de lo de la diarrea?—preguntó Minho—Pues si no hierbes el agua la tendremos. Pero ya da igual, mejor será que nuestro cuerpo se acostumbre.
Tegan sabía que el chico intentaba amenizar la situación, pero no sonrió. Se limitó a observar como bebía el agua, hasta que al final tuvo que decirlo.
—Ahora mismo no digas nada, por favor—dijo con la voz en un hilo.
Minho parecía extrañado.
—¿Decir qué?
Tegan negó con la cabeza.
—Tal vez en otro momento, pero ahora sigo en estado de shock. Todo va muy deprisa y no estoy preparada para discutir. Estás mal y debo curarte—dijo sin mirarle a la cara.
Estaba amaneciendo y el joven observó que su compañera tenía el cuerpo lleno de moratones. Negó con la cabeza.
—Mírate, tu tampoco estás mejor—le reprochó.
Tegan se miró el cuerpo y lo vio lleno de moratones y arañazos, pero no le dolía demasiado. Suspiró. Sin duda estaba pasando mucha vergüenza.
—Ya pero tu pierna es más importante. Mi prioridad ahora eres tú, Minho. No puedo fallarte también en esto—dijo observando la pierna.
El corredor se dio cuenta de que la administradora había tomado esa determinación y que nada podía hacer para cambiarla. Se resignó y se dejó cuidar.
—¿Cuánto tardará en curarse? ¿Volveré a correr?—preguntó con un nudo en la garganta.
Tegan apretó los labios.
ESTÁS LEYENDO
Los corredores del paraíso (Maze Runner fanfic)
FanfictionHan pasado cuatro años desde que escaparon del infierno del laberinto junto a 200 inmunes, pero ¿donde se encuentran en realidad? ¿de verdad CRUEL les dejó en paz? ¿Era solo una trampa? ¿un truco para seguir torturándolos? Junto a Tegan, una nueva c...