Capítulo 13

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Me estremecía en la cama, lágimas caían por mis mejillas con el propósito de parar mi dolor, aún no estaba despierta. Revolvía las sábanas, tirándolas al suelo. 

Mis movimientos cada vez se hacían más fuertes, hacía el intento de correr y escapar, cada vez más rápido...más lejos. Abrí brúscamente los ojos, sólo estaba soñando.

Hacía tiempo que ya no volvía a sentirme de esa manera, pero las pesadillas habían vuelto. 

¿ Por qué me pasaban esas cosas a mi? Eso formaba parte de mi pasado, un pasado que repentínamente volvió a apoderarse de mi. 

Cuando comencé a tener esas pesadillas no tenía con quién desahogarme, ya que la persona con la que me podía sentir segura era el dueño de ellas. 

Era una de las razones por las que soñaba con todas mis fuerzas irme de mi casa, no me sentía protegida en ella... 

Levanté mi espalda, colocándola en la pared y abrazando mis piernas con mis brazos. Lágrimas caían sobre mis mejillas como una ducha de agua fría, no podía volver al pasado.

Decidí salir de mi cuarto, de la casa, tomar el aire. Cerca de mi apartamento había un parque muy grande, creo que se llamaba High Park. 

Nunca lo había visitado anteriormente, no tenía tiempo para mí mísma.

Saqué de mi armario unos shorts con una camisa atada a el estómago y unas vans rojas, a juego con la camisa. Bajé las escaleras, buscándo mis llaves y agarranndo mis gafas de sol Ray-Ban que se encontraban justo al lado de ellas. 

Salí por la puerta y la cerré detrás de mí.

Hacía un día muy soleado, muy raro en Londres, lo más típico es que estuviese nublado o cosas así, pero no podía quejar porque había tenido mucha suerte.

De camino al parque comencé a pensar en el motivo de por qué las pesadillas habían vuelto, era raro ya que la persona que las provocaba estaba muy lejos y no le había vuelto a ver. 

Un gritó interrumpió todos mis pensamientos, un bonito bull-dog estaba entre mis piernas.

- ¡ Draco, ven aquí!

La voz me resultaba familiar. Era una voz raspada y ronca. No pordía volver a ser él otra vez...

- Mmm, hola...- No quería verle, y mucho menos saludarle. Hice un intento de ser amable, aunque no me había salido demasiado bien debido a el seco saludo que le dí.

- Hola preciosa.- Sus ojos se abrieron como platos, sabía que estaba contento de volverme a ver.- Ya veo que me persigues.

- ¡ Pero qué dices!- Ese chico era un imbécil, pero no podía resistirme a su pícaro juego.- Hace un momento me había olvidado hasta de que existías.

Jugueteé cariñosamente con su perro, él no tenía la culpa de tener un dueño tan estúpido. Era un perro precioso, blanco con unas grandes manchas negras. 

Hacía tiempo que deseaba tener uno así, pero no tenía tiempo para mi vida y mucho menos para cuidar a un perro.

- No seas tan mala conmigo.- En sus ojos se veía la lujúria que sentía por nuestro 'repentino' encuentro.- No niegues que me deseas.

Me levanté del banco que estaba sentada para dejarle claras unas cuantas cosas a ese chico. Ya me tenía harta, jugaba conmigo como si fuese una muñeca. 

ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora