Capítulo 22

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Papá entra en casa, se choca con las paredes... tengo mucho miedo. Mamá salta con el sonido de las llaves.

- Lucía cariño, ve a tu cuarto a jugar - parece preocupada.

Me levanto del suelo y camino rápidamente hacia el salón dónde están mis muñecas. Cojo mi barbie con un vestido rosa pálido, me encanta esa muñeca.

Salgo del salón y puedo ver a mamá haciendo gestos para que me de prisa y yo le obedezco. Mamá tiene lágrimas en los ojos, pero yo no sé que está pasando.

Veo que papá entra en casa y mamá me empuja adentro de mi habitación, cerrando la puerta detrás mía.

- Quiero que estés muy calladita - dice mamá antes de cerrarla.

Asiento con la cabeza y me quedo en mi cuarto jugando. Mamá no quiere que haga ningún tipo de ruido y empiezo a tener miedo.

- ¡¿ Donde está ?! - papá está enfadado, creo que yo tengo la culpa de ello.

- Te he dicho que no está cariño - mamá le tranquiliza.

Suenan unos pasos, hacia mi habitación. Tengo miedo, mucho miedo y me escondo detrás de la cómoda. Ahí estoy segura y papá no puede encontrarme.

La puerta de mi cuarto se abre y yo no hago ningún ruido, lágrimas salen de mis ojos, pero no hago ruido, intento obedecer a mamá.

Mamá está de pie en la puerta, susurrando cosas sin sentido, creo que está rezando para ella y papá sale de la habitación.

- Ves, te lo dije. - Dice mamá tranquila, pero lágrimas amenazan de salir de sus ojos.

¡PLASH!

Se escucha un ruido y mamá cae al suelo, papá la ha golpeado.

¿ Cómo puede hacer papá daño a personas que le quieren?

Las lágrimas siguen cayendo de mi ojos, esta vez no las puedo controlar.

Quiero que esto se acabe, lo deseo con todas mis fuerzas y comienzo a patalear, a patalear el suelo de la rabia.

Otro golpe se escucha... ¡NO!, le está haciendo daño a mamá, mucho daño. Debería ser yo la golpeada, mamá no se lo merece. Yo soy la mala, yo soy la que hace que papá esté enfadado.

- ¡LUCÍA, LUCÍA!

Me despierto, sólo ha sido otra puta pesadilla, no puedo seguir así. Kyle está moviéndome en sus brazos, noto miedo en él, además de su resaca.

- Era solo un sueño. - intenta tranquilizarme - No llores.

¿ Llorar?

Noto mi cara húmeda y me la seco con las manos, ah eso era... 

No estaba llorando realmente, estas pesadillas provocan eso en mí. Parece que él tiene más miedo que yo, para mi ya es rutina tener estos tipos de sueños.

- Lo sé, - me avergüenzo al verme con la ropa enredada en mi cuerpo - estoy bien.

Intento sonreírle para que vea la tranquilidad en mí, pero aún no comprendo por qué han vuelto esos sueños si estoy a miles de kilómetros de ese hombre, de mi padre.

ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora