Narra Kyle:
Acababa de salir de su casa, dirigiendo mis pasos hacia el gimnasio que se encontraba en la calle central. La bolsa que llevo en la mano derecha pesa, pero no es algo que transporte con dificultad.
No pasó ni una hora desde la última vez que la he visto y ya la echo de menos. Echo de menos esos puntos negros que tiene en sus ojos verdes, las pocas pecas que se encuentran en su mejilla, la pícara sonrisa que yo le había enseñado a mantener, ese cuello en el que me pierdo cada vez que lo beso...
No he dejado de pensar en ella desde la primera vez que la ví, ese primer tropiezo al lado de la mesa dónde se hallaba con ese tal Finn.
Me obsesioné con ella, la veía en todas partes, tenía la esperanza de volverla a ver y ahora aquí estoy, con miedo de perderla.
Tengo que controlar mi agresividad, no puedo comportarme de esa manera tan estúpida delante de ella, y mucho menos por todas las mierdas que se apoderaban del pasado.
Realmente quiero rehacer mi vida, una vida junto a ella.
Pero, ¿ qué coño estoy diciendo?
Abrí la puerta del gimnasio y caminé hasta la pequeña habitación dónde practico el boxeo, en ella se encuentra mi amigo, Tom.
- Menos mal que apareces, - se acercó chocando la mano con la mía- pensaba que no vendrías nunca.
Tom es un buen amigo, es la única persona que tengo aquí, en Londres, en la que puedo confiar plenamente. Nunca me ha fallado y él siempre ha estado ahí cuando más lo he necesitado.
He tenido un pasado un poco oscuro y Tom siempre ha sabido controlar mi ira. No le cambiaría por nada, es el hermano que nunca he tenido.
- Nunca te abandonaría, lo sabes.
Tom estaba colocando el saco de boxeo mientras que yo me esyaba poniendo los guantes. Estoy un poco confundido porque siempre habíamos entrenado entre nosotros, no con un saco.
- Hoy vas a pegarle al saco, no quiero un moretón como el de la otra vez.
Debajo del ojo tiene una marca morada por culpa de mi actitud, odiaba ser así de gilipoyas.
Estaba muy avergonzado de mí mismo por haberle hecho daño a una de las personas más importantes que tengo. En realidad, me parece muy buena idea cambiarle por un saco, el boxeo es lo único que consigue relajarme.
Empecé con unos golpes de derecha, luego utilicé la izquierda. Notaba como mi ira salía de mi cuerpo y chocaba contra ese maldito saco.
No me comportaría así con Lucy nunca, ella no se merece a un chico agresivo que no la hiciese feliz. Yo quiero protegerla, protegerla de todo el daño que la gente puede causarle.
Por mi cabeza pasaba toda la maldad y los malos pensamientos que le podrían hacer si yo no estuviera junto a ella, mi ira aumentaba.
- ¿ En qué estas pensando?
Tom interrumpió todos los pensamientos de mi cabeza y me hizo volver a dónde me encontraba, pegándole a ese saco. Había roto la cadena que mantenía el saco en el aire.
Tom se acercó corriendo, tratando de tranquilizarme y de que parase de pegarle al saco.
- Lo siento Tom, me he dejado llevar.
- Ten cuidado la próxima vez, no quiero que volvamos a lo de antes.
- Descuida.
Me da miedo pensar que podría perder el control delante de Lucy. Cuando estoy con ella trato de ser divertido para que no se dé cuenta de todo lo que pasa por mi cabeza, cuando estoy con ella puedo ser yo.
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Shadow
RomanceUna chica de un pueblo pequeño cumple su sueño y va a uno de los sitios más maravillosos del mundo LONDRES. Allí conoce a una de las personas más importantes de su vida, una con la que quiere rehacer su vida y olvidarse de la mierda del pasado. Pero...