Capítulo 23

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¿ Qué haríais si fuéseis a conocer a las personas más importantes del hombre que amas?  A mí todo esto me pilló por sorpresa, y siendo sincera no es que sea agradable conocer a personas que no tienen un mínimo interés en tí...

- ¡ Vamos, corre!- Kyle estaba impaciente.

Tengo que reconocer que estaba nerviosa... ¿ dónde me llevará? Kyle corría de un lado a otro, como un niño en una tienda de caramelos.

- Ya voy, tranquilo.- terminé de ponerme el carmín en los labios y la puerta no paraba de sonar- Kyle ya salgo, no golpees más la puerta.

Salí del baño antes de que la puerta fuese derrumbada por el hombre con el que me acuesto.

¿ El hombre con el que me acuesto? Suena fatal, pero en realidad eso es lo que era... no éramos nada.

- Estás preciosa, nena.- me besó la frente y agarró mi mano, tirando de mí hacia la salida.

Por arte de magia su coche estaba posicionado en el aparcamiento, recuerdo que ayer no estaba cuando llegó.

- Tu coche...- Kyle asintió con la cabeza y abrió la puerta para que entrara- ayer no estaba aquí.

Su ceño se frunció y marcó una pequeña V en su frente, creo que él tampoco entiende muy bien por qué su coche ha aparecido.

- Ayer estaba demasiado ebrio como para conducir,- encogió sus hombros- habrá sido Tom.

¿ Tom?, ¿ quién es Tom?

Tengo que acostumbrarme a todo esto, Kyle tiene personas en su vida que yo no conozco, al igual que yo tengo a Sara y Finn, aunque doy por hecho que no le cae precisamente muy bien Finn...

- Es mi entrenador del gimnasio,- no quitó los ojos de la carretera y respondió mi pregunta no-formulada- estás bastante callada.

Está en lo cierto, no articulé palabra desde que me monté en su coche, ¿ qué me está pasando? Estoy muy nerviosa, Kyle nunca me había llevado a ningún sitio así de improvisto y el camino era extraño para mí, nunca había cogido por este lugar.

- Estoy bien.- forcé una pequeña sonrisa en mis labios y él siguió conduciendo.

Miré por la ventana y lo único que veía eran casas y más casas, una enorme casa de ladrillos, otra con piscina, otra con pista de tenis...

- Ya estamos llegando,- puso su mirada en mí, se sentía bastante inquieto- prometo que será rápido, cojo unas cosas y nos vamos.

Estábamos atravesando uno de los senderos que daba a lugar a una de las casas más grandes del barrio, la puerta se abrió automáticamente y conducimos pasando una gran fuente redonda y varios arbustos.

- Nunca me has dicho que tienes esto.- estoy muy impresionada, no le pega nada tener una casa así a un chico con tatuajes y pinta de mujeriego.

- Porque no lo es,- tiró de mí para bajarme del coche- es de mis padres.

Una gran casa blanca, con ventanas azules y unos grandes muros en cada extremo de la puerta. Cuatro pisos, con balcones en cada habitación y una perfecta jardinería alrededor de toda la casa, con una piscina cubierta en la parte trasera.

- Esto.. esto es- no tengo palabras para lo que estoy viendo.

- Esto es todo material, - sonaba un poco molesto- vamos.

Agarró mi mano y tiró de mí hasta llevarme a dentro de la casa.

Una lámpara de araña colgaba del techo de la entrada, y todos los muebles de color madera.

ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora