Capítulo 27

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*Diana*
-Alex, cariño ¿estas ahí? -grita una voz chillona por la otra linea.
-No se quien eres, ni me importa para ser claros, pero yo soy la novia de Alex, así que no se de que vas -le suelto.
-¿La novia? ¿de Alex? -susurra.
-Si, has escuchado bien, así que seas quien seas, no le llames cariño a mi novio -le digo mientras me miro las uñas pintadas en un rojo intenso.
-¿Perdona? Es imposible que tu -y remarca el tu- seas la novia de Alex - y entonces me planteo seriamente la cuestión de que esta chica se haya tragado un pito o algo por el estilo.
-¿Y eso porque? ¿Es acaso el tu novio?
Pero no recibo una respuesta de la chica.
-¿Ves? Ahora no sabes ni que decir, porque no lo eres, seguro que eres una chica que va detrás de el y que nunca te echo cuenta nena- le espeto y acto seguido le cuelgo.
Reflexionó sobre lo que le he dicho a la tal Aína y creo que me he pasado, aunque se merecía lo que le he dicho.

Alcanzo la cortinilla que separa el espacio de las camillas, y la corro. Pero tal es mi sorpresa que se me ha caído el móvil entre mis piernas. La camilla esta vacía. Es un poco raro porque el hombre que estaba en ella, parecía estar bastante mal. O igual me equivoco y le han dado el alta. No. Inmediatamente descarto esa opcion, ya que es básicamente imposible. No se lo que ha podido pasar. En el tiempo que llevo aquí no ha recibido ni una sola visita.
En aquel momento una enfermera pelirroja, con el pelo ondulado y recogido en una coleta alta cruza la puerta de mi habitación. No tendrá mas que unos treinta años. Se dirige hacia la otra camilla y comienza a hacer la cama. Me fijo en que lleva una plaquita donde pone: Elisabeth.
-Emm perdona, Elisabeth -le digo, y entonces clava su mirada penetrante en mi.
- Dime -contesta en tono algo cortante, aunque a esto añade una breve sonrisa y yo le correspondo.
-¿Sabes que ha pasado con el señor que ocupaba esa camilla? -preguntó con un tono de curiosidad y preocupación al mismo tiempo.
-Señorita, el señor que ocupaba esta camilla, ha fallecido esta madrugada- y de repente, siento una tristeza terrible aunque no le conocía de nada- pero como usted estaba profundamente dormida, no se enteró de nada -termina de explicar la enfermera.
-¿Y sus familiares?
-No tenia. Llevaba aquí bastante tiempo, por lo que contó tenia una mujer y dos hijos y un día se marchó de casa sin decirles nada, y no volvió a saber nada nas de ellos.
-¿Y no tenía a nadie más?
-Que nosotros sepamos no.

Aunque no lo conocía de nada, aun no me puedo creer, que ese hombre con la última persona que hablase fuese conmigo. Y aunque no lo conocía parecía ser una gran persona.

Miro hacia la ventana y echo la cabeza hacia atrás. Rápidamente la giro en el sentido contrario y me encuentro el móvil de Alex. Lo desbloqueo y el reloj marca las 11:36, tiene los mismos mensajes que anoche y tres llamadas pérdidas. Se que no esta bien pero caigo en la tentación de abrir las llamadas. Aína dos, Cris una.

Me incorporo y comienzo a andar lentamente hasta llegar a la puerta, y entonces empiezo a caminar hacia mi destino. La habitación de Alex.
Me ha costado bastante caminar pero he llegado. Justo voy a llamar a la puerta y sale su madre.
-Buenos días -le digo y le añado una sonrisa, ella me sonríe al unisono.
-Buenos días, pasa que esta despierto- suelta y se quita de la puerta dejando paso y se marcha.

*Alex*
Escucho a mi madre hablar con alguien. Seguro que sera con alguna enfermera. Mira hacia la mesilla y busco con la mirada mi móvil, entonces recuerdo que lo tiene Diana. En ese momento se abre la puerta y aparece una chica alta, morena, aunque con la cara algo pálida. Mientras se recoloca el pelo detrás de la oreja me dedica una pequeña sonrisa. Y es el gesto mas bonito que he visto hoy.
-Hola -dice tímidamente como una niña asustada la cual parece estar hablando por primera vez con Papa Noel.
-Ven aquí -le digo sonriendo mientras estiro mi brazo derecho hacia ella, y niega con la cabeza.
Se sienta en el sillón no obstante, vuelve a regalarme la mejor de sus sonrisas.
-Toma -dice estirando la mano con mi movil- Muchas gracias.
-¿Ya no te hace mas falta? A mi no me sirve -pero Diana niega con la cabeza.
Me mira fijamente y una lágrima rueda por su mejilla.
-Te quiero -dice mientras me abraza.

*Diana*
Abrazo fuertemente a Alex recordando las palabras de Ignacio, el hombre de la camilla de al lado.
-Te quiero -le digo sin separarme de el.
- Y yo princesa -y rompo a llorar, me encanta cuando me llama asi y siento algo tan inexplicable.
Me rodea con sus brazos y yo al fin me calmo. Lo necesitaba. Necesitaba desahogarme.
-Ha muerto -suelto sin ni siquiera pensarlo.
-¿Quien? - dice Alex con tono de alarma, y haciéndome que mire sus penetrantes ojos marrones.
-El hombre de al lado. Ignacio.
-No te entiendo Diana cariño -dice mientras me abraza.
-Ni tu ni nadie - y pienso que me estoy volviendo un poco loca al pronunciar esas palabras.

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