Capítulo 1

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Dinah Jane estaba lista para la canasta decisiva.
La camiseta amarrilla-azul empapada de sudor, un mechón rubio cayéndole sobre la frente y la mirada de quien sabía que marcaría.

Era la capitana. Había conseguido forzar dos tiros libres en el último minuto. El primero había entrado. Aro-tablero-aro-canasta.
Faltaba un solo punto. No podía fallar.

Dinah se secó las manos en los pantalones cortos y observó al árbitro mientras le pasaba la pelota. Una rápida mirada glaciar a la autora de la falta personal, una chica que asistía a un instituto vecino, y volvió a concentrarse en el tiro libre.

–Si encesto ganamos el partido, vamos Dinah...–se susurró para animarse, mientras con la cabeza inclinada hacía botar la pelota.

Sus compañeras permanecían en silencio, tensas y listas para saltar al rebote. Los habituales gritos de ánimo resonaron en el gimnasio de la escuela. Era solo un amistoso, no había pancartas agitadas por los padres en las gradas ni chicos con palomitas al borde de la cancha. Pero nadie quería perder, especialmente la capitana. De pronto le sobrevino aquella sensación de vacío. Las piernas flojas. Un escalofrió en la espalda. La vista nublada. Mientras compañeras y adversarias la miraban desconcertadas, Dinah cayó de rodillas, apoyo una mano en el parqué sintético y comenzó a jadear.

Lo sentía.
Estaba a punto de suceder otra vez.

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– ¿Quieres hacer el favor de venir a la mesa? –llamó Andrea desde la cocina.

– ¡Un momento, mamá!

– ¡Hace veinte minutos que dices "un momento"! ¡Muévete!

Normani Kordei bufó y sacudió la cabeza mientras el mouse  comenzaba a cerrar aplicaciones en uso de su McBookPro. Alzó la vista hacia el reloj de la pared. Las ocho y cuarto. Por su tono, su madre no parecía dispuesta a admitir más retrasos.

Normani se paró y se miró en el espejo que había en la pared del escritorio. El pelo oscuro le caía sobre los anchos hombros de nadadora profesional. A pesar de sus 16 años, Normani ya ostentaba un rico palmarés de medallas, todas colgadas en las paredes del pasillo, en el primer piso de la casa de los Kordei. Sus victorias eran el orgullo de su padre, Derrick, ex campeón de natación, en sus tiempos muy conocido en Melbourne.

Normani salió de su habitación y atravesó el pasillo para ir a lavarse las manos. Un exquisito olor a carne asada subía por las escaleras.

De repente sintió aquel estremecimiento. Lo conocía muy bien.

Se le nublo la vista, avanzó dos pasos y trató de apoyarse en el borde del lavabo para mantenerse en pie. Su cuerpo cedió repentinamente, como si. Salvo los brazos, sus músculos ya no respondían a ninguna orden cerebral.

Estaba a punto de suceder otra vez.

-¿Dónde estás?

La voz retumbo en la cabeza de la chica.

Un repentino silencio.

Gemidos a lo lejos, inquietantes como un llanto que resuena en el fondo de un abismo.

-Dime dónde vives... - insistió la chica.

-Mel...-Normani trato de responder.

-Te oigo... Necesito saber dónde estás.

Cada sílaba proferida por Dinah era como una aguja clavada en su cabeza. El dolor era punzante.

La respuesta llegó acompañada por una maraña de gritos y risas infantiles. Todo le giraba en la cabeza como un remolino, una confusa mezcla de emociones. Pero aquella palabra llegó por fin hasta ella:
-Melbourne.
-Te encontraré-fue lo último que dijo Dinah antes de que todo se volviera negro.










Bueno este es el primer capítulo, el miércoles trataré de subir el segundo capítulo.
Bueno comenten
PD. XOXO

Multiverso (Adaptación Norminah)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora