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-Ugh, no aguanto más, quiero ver qué está sucediendo en la ciudad -exclamó Ally asomada a la ventana de la cocina antes de dar marcha atrás, conducir la silla de ruedas hacia la entrada y tomar el abrigo del perchero junto al interfono.
Se lo puso y salió a la plataforma.
Accionó la silla hacia una rampa paralela a los peldaños que descendía hasta el portal de entrada. Al salir a la calle, fue abofeteada por una ráfaga de viento gálico que le hizo lagrimear los ojos detrás de los gruesos lentes.
El griterío de la gente en la calle fue la primera señal alarmante que recibió. Aquí y allá, grupos de personas discutían a viva voz, se respiraba ira y tensión por doquier. Algunos maldecían porque no conseguían acceder a internet con el móvil, otros despotricaban frente a un banco que había cerrado antes de hora. Un anciano desdentado blandía su bastón hacia los transeúntes, mientras chillaba: "Me he quedado en casa demasiado tiempo, maldita sea..."
De las voces de la gente que cruzó durante el trayecto se enteró de algunas cosas. Para empezar, los periódicos no habían salido ese día. En efecto, los puestos de prensa estaban cerrados sin siquiera una nota que explicara el motivo. De un cesto verde de basura despuntaba un ejemplar del Corriere della Sera del día anterior. Ally lo tomó y miró la primera plana. El titular de apertura era "Terror a lo desconocido". Después de un rápido vistazo al editorial y otros artículos que proseguían en las páginas interiores, dobló el diario y se lo metió en el abrigo.
Según parecía, en internet, como ya le había confirmado Lauren, había sido cortado en toda la ciudad. O mejor, en todas las ciudades. Y esto era el aspecto más siniestro de aquella caótica situación.
Por lo demás, parecía que varias tiendas y entidades importantes para la vida diaria, como bancos y correos, habían cerrados e incluso desactivado los cajeros automáticos. De ahí las protestas y juramentos delante de los cajeros.
El elemento que estaba desencadenando el pánico entre la gente era la ausencia de respuestas.
Mientras conducía la silla hacia la plaza Piola, Ally oyó hablar de guerra, terrorismo, incluso de una invasión extraterrestre. Ante la imposibilidad de acceder a la Red para indagar, los ciudadanos se estaban volcando en las calles para manifestar sus peores miedos, en busca de unas explicaciones que nadie les proporcionaba.
En el semáforo del cruce entre Viale Gran Sasso y la plaza, Ally espero el verde y luego accionó la silla. Algunos autos estaban llegando por su izquierda, del lateral y el carril preferente para taxis y autobuses. En medio del cruce, Ally levantó la mirada y vio que el semáforo estaba apagado. Miró deprisa a la derecha e izquierda para comprobar su situación: los autos que venían por Viale Gran Sasso no parecían estar frenando. Algunos empezaron a tocar el claxon con apremio.
- ¡Paren! ¡Por dios! -gritó Ally mientras veía una furgoneta de correos que desde la plaza estaba a punto de tomar Viale Gran Sasso sin mirar, dado por descontado que el semáforo funcionaba. Podía atropellarla por completo.
Podía seguir adelante, esperando que la furgoneta la evitara, para llegar al semáforo antes que los autos de Viale Gran Sasso la alcanzaran. O bien retroceder, dejando espacio al furgón, pero arriesgándose a ser arrollada por otros autos.
¡Mierda! -gritó mientras en una fracción de segundo optaba por la segunda opción. Lo importante no era hacia dónde ir. Sino hacerlo deprisa. Los frenos empezaron a chirriar: el primero se detuvo en seco y los demás iniciaron un choque en cadena.
Era un caos.
La furgoneta doblo por Viale Gran Sasso mientras Ally retrocedía, seguro que la atropellarían.
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Multiverso (Adaptación Norminah)
FantasyADAPTACIÓN A NORMINAH DEL LIBRO ORIGINAL DE MULTIVERSO DE LEONARDO PATRIGNANI ¿Y SI ESTE NO ES EL ÚNICO UNIVERSO POSIBLE? ¿Y SI NUESTRA VIDA NO FUERA POR SOLO UN CAMINO... SINO POR TODOS LOS POSIBLES? Según la teoría del Multiverso, existen infin...