10
Normani seguía mirándose en el espejo. Después de haber dormido poco y mal la noche anterior, hacia las ocho y media se había dado un relajante baño caliente, perfumado y suavizado por la miel de almendras disueltas en el agua. Luego había pasado media hora alisándose el pelo oscuro, habitualmente ondulado. Sus padres se habían marchado de casa a las ocho y en aquel momento ya se hallaban en sus respectivos trabajos, Normani les había dicho que saldría una hora más tarde debido a la ausencia de la profesora de inglés, pero en realidad, mientras sus padres la creían en la escuela, ella afrontaba el dilema de la elección del vestido más adecuado para el encuentro.
Nunca había estado tan emocionada y trataba de no pensar qué absurdo era todo.
Se puso una de sus faldas preferidas, blanca y larga hasta la rodilla, con unas purpurinas que dibujaban sobre un lado la forma de una cometa. Luego, unas botas marrones y una chaqueta corta. Con el rabillo del ojo seguía mirando el reloj de pared de su cuarto. Eran casi las diez. Dinah ya debía de haber aterrizado, probablemente en aquel momento se estaba dirigiendo hacia el punto de encuentro.
El aeropuerto estaba a poco más de treinta kilómetros de la playa, mientras que Normani vivía a cinco minutos del muelle, pero había decidido llegar con suficiente antelación. Ya no cabía en sí de nerviosismo. Le era imposible permanecer en casa.
Debía salir.
La casa de los Kordei se encontraba en Blyth Street, segunda calle paralela respecto de Esplanade, la carretera que bordeaba el océano Pacífico. A pocos pasos de allí, Pier Street conducía recta hasta el muelle de Altona. Superado el cruce con Queen Street, Normani sintió que sus palpitaciones aumentaban de intensidad.
Una bicicleta pasó por su lado y enfiló bruscamente Esplanade, haciéndola dar un salto de susto. Estaba tensa como una cuerda de violín. Respiro hondo antes de cruzar la carretera.
Frente a ella, el muelle.
Había llegado con anticipación, lo sabía perfectamente.Subió cuatro peldaños y se encontró en el Altona Beach Pier. Avanzo unos pasos con las manos en las caderas, apoyándose de vez en cuando en la barandilla de protección, más allá de la cual el viendo fresco levantaba y arrastraba la arena. Recorrió toda la estructura de madera del muelle y al fin decidió regresar y sentarse en un peldaño de la escalinata que bajaba a la playa. Esperaría allí. Dinah debía de estar cerca. Intentó relajarse contemplando la relajante visión de las olas del pacifico. Lo hacía a menudo cuando necesitaba un momento de reflexión. Bajaba a la playa, se recostaba cerca de la orilla y se dejaba llevar por aquel sonido mágico, que la subyugaba y le estimulaba la mente.
El corazón le latía a mil. Era casi la hora.
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El taxista la llevó a Altona era un treintañero que no estuvo callado un momento durante toda la carrera. La agobió con informaciones turísticas, mientras Dinah no hacía más que mirar por la ventanilla limitándose a un gesto de asentimiento de vez en cuando. Le hizo también algunas preguntas, que Dinah eludió declarando que no entendía muy bien el inglés. En realidad en la escuela tenía una media de siete y se las apañaba también en la conversación, pero no tenía ganas de perder el tiempo en parloteos.
Hacia las diez y cuarenta el taxi giró a la derecha y enfiló Esplanade, bordeando el océano hacia el muelle. La vista de aquella enorme extensión azul encanto a Dinah.
Ahora era cuestión de minutos.
El coche se detuvo y la chica pagó la carrera. El taxista le indicó el muelle con un gesto de cabeza, pero ella ya lo había localizado por la ventanilla.
"Misión cumplida." Dinah atravesó la carretera mientras el taxi volvía a arrancar. La estructura del muelle estaba cercana. No quedaba más que superar un puesto de helados con un letrero que ponía ICE CREAM PARADISE. Mientras algunos muchachos se perseguían en bici a toda velocidad por el paseo marítimo, Dinah dejó atrás el puesto y llegó al inicio del muelle. A continuación dio sus primeros pasos por Altona Beach Pier.
Solo vio una figura masculina que venía a su encuentro. Ni rastro de una muchacha de su edad. Quizá Normani aún no había llegado.
Dinah avanzo titubeante. A su derecha, cerca de una farola, vio una escalinata que bajaba del muelle a la playa. Se acercó y miró. Sentada en un peldaño había una figura de espaldas, de largo pelo oscuro, contemplando el mar. Temerosa, con el corazón desbocado, Dinah descendió el primer escalón.
Luego cogió valor y la llamó.
- ¿Nor...Normani? –Su voz se rompía en su garganta.
La figura se volvió de repente.
-What do you want? –pregunto un chico de pelo ondulado, largo hasta la mitad de la espalda, mirándolo ceñudo.
-i'm sorry... -se excusó Dinah.
El chico se levantó y bajo los peldaños hasta la playa. Dinah lo observo alejarse.
- ¿Dónde estás Normani?
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A las once y cuarto Normani comenzó a pensar que quizá se había ilusionado para nada. A fin de cuentas, ¿cómo podía ser posible todo aquello?
Quizás de verdad era una esquizofrénica. Quizás las voces que oía y las imágenes que veía eran fruto de una enfermedad mental.
Se le hizo un nudo en la garganta. En el muelle no había rastro de Dinah. Durante la espera se había cruzado con un señor que llevaba de paseo a su labrador, una pareja de treintañeros que iba de la nano, una viejecita acompañada por una cuidadora y algunos muchachos que seguramente habían hecho campana de la escuela, como ella. Ni rastro de Dinah.
Espero hasta las once y media, luego recordó las palabras de la chica durante su último dialogo. Ella había logrado hacer contacto con la única fuerza de su voluntad. Ya no un ataque, como los primeros años, ni un estado de trance imprevisto y pasivo como en los últimos meses. Había sido una verdadera "llamada" ordenada por su cerebro.
- ¿Dónde estás, Normani? -pregunto en aquel momento una voz en su cabeza. Era Dinah.
El muelle se desvaneció y Normani advirtió nuevamente una vibración poderosa, una fuerza que la envolvía y la arrastraba como una barca en plena tempestad.
Cerró los ojos y fijo un punto en su mente. Cualquier otro pensamiento desapareció.
-Dinah...
-Te oigo, Normani.
-Dinah, ¿Dónde estás? No me digas que no existes, por favor.-Ya he llegado. Existo. He venido hasta aquí, he venido por ti.
- ¿Dónde estás?
-Estoy aquí, en el muelle.
-No es posible, Dinah. Yo estoy en el muelle desde hace más de una hora, no hay un alma en este embarcadero. ¿Estas segura de que estas en Altona, frente a Pier Street?-Sí, Normani. Estoy a unos diez metros de la carretera, en el primer tramo del muelle. Frente a mi hay una farola, y a pocos pasos una escalinata que baja a la playa.
Dinah calló, mientras su mente nacía un nuevo miedo.
Respiró profundamente. Tenía miedo de perder el contacto de un momento a otro.
- ¿Aún me oyes?
-Dinah, yo estoy frente de la misma farola, cerca de esa escalinata. Exactamente donde dices que estás.Bueno chic@s aquí está el capítulo 10, que es el 1ero de esta Maratón de 3 capítulos, espero que les haya gustado.
PD: Quiero dar las gracias a todos quien leen la historia, significa mucho para mí. Buenos voten y comenten. Mañana capítulo 11.
PD2: Dios mío no puedo creer que nuestra Camz ya tenga sus 19 años, es increíble cómo pasa el tiempo. Escríbanle algo lindo hoy. Bueno los dejo y espero que tengan un muy buen día y sigan escuchando "Work From Home" igual que yo que es cada 5 minutos, jajajajaj es que en verdad amo este nuevo single de las chicas es realmente bueno y, ya no puedo esperar por el álbum 7/27.
XOXO
Nat.
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Multiverso (Adaptación Norminah)
FantasyADAPTACIÓN A NORMINAH DEL LIBRO ORIGINAL DE MULTIVERSO DE LEONARDO PATRIGNANI ¿Y SI ESTE NO ES EL ÚNICO UNIVERSO POSIBLE? ¿Y SI NUESTRA VIDA NO FUERA POR SOLO UN CAMINO... SINO POR TODOS LOS POSIBLES? Según la teoría del Multiverso, existen infin...