Capítulo 20

222 21 6
                                    

20

Después de la conversación con Normani, Dinah se metió bajo la ducha. Mientras el agua caliente caía finalmente sobre su cuerpo estilizado y atlético, el pensamiento fue a su yo paralelo hacia el cual había empujado a Normani.

"¿Cómo será su vida? -se preguntó mientras vertía el champú en la palma de la mano-. ¿Será muy distinta de la mía? ¿Será capitana del equipo? ¿Habrá ganado el título de atleta femenino del año en la última temporada?"

Mientras la fantasía de Dinah se perdía en imaginar el mundo alternativo de la chica, en su realidad Normani ya estaba en un taxi en dirección al aeropuerto. Sin perder un instante había echado algunos vestidos en la bolsa de natación, se había apoderado de la tarjeta de crédito de su madre, había hecho una rápida búsqueda en internet y había reservado un vuelo en la línea aérea australiana que la conduciría hasta su alma gemela.

Era una locura. Debía hacerla de inmediato, o nunca volvería a reunir el valor necesario. Solo después de hecha tomaría conciencia del alcance de aquella decisión intempestiva.

"Existe, existe, existe...", continuaba repitiéndose mientras el taxi recorría las calles de Melbourne.

Llegó al aeropuerto mucho antes del horario de embarque. Pasó todo el tiempo paseando nerviosamente por el Tullamarine Airport. Era la primera vez que tomaba un vuelo sola. El tiempo parecía no avanzar. El rostro de Dinah seguía presente en sus pensamientos.

Cuando llegó el momento del embarque, Normani respiro hondo y se puso en la fila entre los primeros pasajeros.

El avión estaba repleto. Su asiento estaba a la altura del ala, cerca de la ventanilla.

Mientras se ponía el cinturón antes de despegar, sacó del respaldo de delante la revista de la compañía aérea. Se mordisqueo las uñas y se dio cuenta de que estaba temblando. Necesitaba distraerse.

"¿Qué estoy haciendo?", pensó mientras observaba la cubierta del magazine: representaba una vista de Barcelona desde el parque del Montjuïc. "Barcelona...", pensó, y una dulce sonrisa se dibujó en sus labios. Seis meses había ido con su clase de excursión a España. Su primer viaje a Europa. Habían sido diez días inolvidables.

Una serie de flashes se sucedieron en su mente: las extrañas formas de la arquitectura de Gaudí, que recordaba la sinuosidad de las olas del mar; la vista al pueblo Español, una aldea con construcciones típicas de las principales ciudades españolas, donde había comprado un brazalete de cuero que aun llevaba en la muñeca; las carreras por la orilla del mar, cunado los profesores los habían dejado libres durante un tarde, las tres paradas del metro desde el Paseo de Gracia, donde se encontraba el hotel, hasta la Barcelona; y el Hard Rock Café de Plaza Cataluña, donde la clase había tomado posesión de varias mesas y tomando tal jaleo, así decía la profe de Matemáticas en español, que habían hecho enloquecer a los camareros.

El funcionario del Cuerpo Forestal norteamericano que iba sentado al lado de Normani la miró con curiosidad mientras ella sonreía con los ojos cerrados. Recordó también la tarde en que un compañero de clase, Marty, surfista y jugador de Hockey sobre hielo, lo había intentado con ella. Sentado junto a Normani en la terraza del hotel, se había acercado más de lo habitual y había empezado a hacerle cumplidos. Luego había tratado de besarla en el cuello. Ella se había apartado y lo había rechazado. Marty era guapo. Moreno, de ojos verdes, un físico esculpido y cierta habilidad para seducir a sus compañeras. Pero quizás el problema era otro; primero, Normani nunca sintió atracción por los chicos y segundo, en lo más profundo de su corazón, siempre había tenido sitio solo para aquella voz lejana, aquella chica misteriosa que vivía en su cabeza.

Multiverso (Adaptación Norminah)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora