22
-Dinah...
La voz le penetró en la cabeza de repente, mientras el reloj colgado en la pared del aula marcaba la una menos cuatro minutos. La última hora de clase casi había terminado. La voz de Normani le resultó tan clara y nítida, tan cerca...
-Te siento. Existo, Normani. ¡Estoy aquí!
-Estoy temblando...
- ¿Dónde estás?
-En Milán. Acabo de salir del aeropuerto, he cogido un tren que me llevará al centro de la ciudad.
-Bien. Llegaras a la parada de Cadorna. Baja allí y te estaré esperando. Dentro de unos minutos saldré de la escuela e iré a buscarte.
- ¿Nos reconoceremos?
-Estoy segura.
Mientras se comunicaba con el pensamiento, Dinah seguía mirando el reloj. La profesora la miraba cada tanto, frunciendo el entrecejo. Pero la Dinah de aquella dimensión tenía un promedio de ocho en Filosofía. Se le podía conceder incluso una clase despistada.
"Estará enamorada", pensó la profesora, no tan alejada de la realidad.
Una vez fuera del edificio Dinah echó a correr hasta la parada del metro de Loreto. Subió al primer tren de la línea verde. En el vagón, los pensamientos se le amontonaron de manera confusa. Estaba a punto de encontrar a la chica que había vivido en sus pensamientos desde que tenía memoria.
Entonces ocurrió algo similar. Una chica de pelo rizado que llevaba un libro de Isaac Asimov e iba apoyada contra las puertas, levantó los ojos y dirigió una mirada amenazadora a Dinah sin motivo aparente. "También en este mundo las costumbres son las mismas, la gente se mira mal sin razón", pensó ella, y repentinamente se imaginó que el libro caía de las manos de la joven. Un par de segundos después, la chica dejó caer la novela al suelo. Sacudió la cabeza, asombrada de su despistes, se inclinó para recogerla y, enarcando las cejas, continuó con su lectura.
Tras bajar del tren en Cadorna, Dinah tomó la escalera mecánica para subir al vestíbulo de la estación. Delante de ella, dos chicas iban hablando animadamente sobre un tema bastante trivial: la elección del local para el sábado por la noche. Dinah cerró los ojos e imagino que las dos chicas se abrazaban. Un instante después una abrazó a la otra repentinamente:
- ¿Por qué has hecho eso? -se asombró esta.La primera se encogió de hombros dándole a entender que no tenía idea de lo que había sucedido.
"¿Ha ocurrido de verdad o solamente lo he pensado?", se preguntó Dinah. No conseguía comprender si lo que había ocurrido en torno a ella era real o, en cambio, algo reconstruido por su mente, como el recuerdo de algo que nunca ha ocurrido.
Cuando se encontró frente a los indicadores luminosos de Llegadas, el corazón se le aceleró. El tren procedente de Malpensa estaba previsto para las 13:30. Faltaban diez minutos.
De pronto, un cincuentón, abriéndose paso entre la multitud, tropezó y empujo a Dinah, pero prosiguió sin pedir disculpas. Pocos instantes después, la chica cerro los ojos y vio al mismo hombre haciendo subir a una prostituta a su coche, para darle unos billetes y luego hacer que le desabrochara los pantalones. Se sacudió esa visión.
- ¿Qué está sucediendo aquí? -exclamó mientras seguía al hombre con la mirada. Su mente le estaba jugando malas pasadas y ya no conseguía distinguir entre imaginación y realidad.
Un rápido vistazo al reloj de la estación le indicó que faltaban pocos minutos para la llegada del tren.
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Sentada cerca de la ventanilla, Normani miró el móvil, que por precaución había apagado, y pensó en su madre. Debía de estar preocupadísima. Recordó sus teorías a propósito del plano espiritual de la vida y los designios del destino, que no dejaban lugar a la casualidad. Según decía, había una razón superior detrás de cada encuentro, en especial de aquellos que podían parecer simples golpes de suerte. Sin embargo, Normani estaba segura de que las convicciones de su madre no le habrían servido para tranquilizarse cuando descubrió que su hija se había escapado a Italia.
Se volvió hacia los asientos de la izquierda y vio a una mujer dando una bofetada a un niño. Parecía furiosa.
- ¡No te atrevas a llorar! -le chilló al pequeño.
Normani cruzó su mirada con la del niño, que había vuelto la cabeza hacia la derecha.
-Mamá, ¿quién era esa mujer que estaba ayer con papá?
- ¿De qué hablas?
-Cuando estabas en el trabajo papá me acompaño al campo de fútbol y luego se marchó con una mujer rubia. Los vi darse un beso. ¿Quién es?
- ¿Qué dices? ¡No inventes historias! Y ahora cállate, y termina la cena.
Normani sacudió la cabeza y se restregó los ojos mientras un estremecimiento la paralizaba.
- ¿Qué...? -balbuceo, pero se quedó bloqueada.
No había sido una fantasía o un pensamiento extraño. Acababa de ver, estaba segura. Como si aquel niño hubiera querido hacerle ver algo.
"Qué demonios está sucediendo?"
La megafonía del tren anunció primero en italiano y luego en inglés la llegada a la estación de Cadorna.
La emoción que experimentaba iba en aumento. No era comparable a la sensación experimentaba en el muelle de Altona, cuando aún las dudas le colapsaban la mente. Ahora estaba más cerca que nunca el encuentro que esperaba desde hacía cuatro años.
O que quizás había esperado siempre.
Bueno chic@s aquí está el capítulo espero les haya gustado.
Cada vez más cerca el encuentro entre Dinah y Normani.
PD: Como siempre quiero darles las gracias a todos por leer la historia y por la paciencia que me tienen por esperar los capítulos. Buenos voten y comenten.
Pronto el capítulo 23
XOXO
Nat.
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Multiverso (Adaptación Norminah)
FantasyADAPTACIÓN A NORMINAH DEL LIBRO ORIGINAL DE MULTIVERSO DE LEONARDO PATRIGNANI ¿Y SI ESTE NO ES EL ÚNICO UNIVERSO POSIBLE? ¿Y SI NUESTRA VIDA NO FUERA POR SOLO UN CAMINO... SINO POR TODOS LOS POSIBLES? Según la teoría del Multiverso, existen infin...