Delia Dávila tiene una meta, ganar el concurso Star Chef; pero el destino se encargará de poner en su camino al peor contrincante. Collin Tanner parece haber nacido con el don innato para la cocina, él tiene un solo objetivo, no dejar que nada se in...
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🍕 DELIA 🍕
Las piernas me fallan y casi caigo al suelo de no ser porque Collin no lo permite, me sujeta con fuerza de la cintura y me aprieta contra su pecho. Cierro los ojos y disfruto del contacto de su piel que aun arde bajo mi mejilla, trato de recomponerme de las mil sensaciones que mi cuerpo logró experimentar. ¡Dios mío, acabo de regresar de un lugar extraordinario y lo he disfrutado como nunca!
―Te dije que ésta noche podía ser divertida ―lo escucho decir con tono divertido.
Y eso es todo lo que necesito para abrir los ojos y regresar a la realidad. Una realidad en la que el piso de un baño está encharcado por nuestra culpa, donde los espejos están salpicados de agua y hay papel regado por todos lados, una realidad en donde me divertí como nunca, pero en donde olvidé por completo el juicio y a Daryl.
Me aparto de él y de inmediato comienza a subirse el pantalón, sin quitar la sonrisita de satisfacción que se le ha formado en el rostro, es ahí cuando la verdad me aplasta de golpe. Se lo he puesto en bandeja de plata, he sido la diversión de ésta noche y me he convertido en lo que nunca he querido ser. Me veo reflejada en uno de los espejos y ahogo un grito, tengo la cara roja, el pelo revuelto y el vestido empapado. Estoy loca. Yo, Delia Dávila, estoy completa y totalmente loca.
La puerta del baño suena, es evidente que alguien quiere entrar. Me sobresalto, pero Collin no me deja hacer ningún sonido porque me tapa la boca, mi corazón late con fuerza, pero esta vez con pena y vergüenza, no quiero que nadie nos vea así.
―Shhh... ya se irán ―susurra, y yo quiero que la tierra me trague ahora mismo.
Al poco rato dejan de insistir y cuando al fin quita su mano de mi boca, estallo:
―¿Cómo demonios se supone que saldremos de aquí así? ¿Qué hice? ¡Estoy loca, estoy jodidamente loca! ―exclamo histérica.
―Cálmate, Delia, tampoco es para tanto ―suelta de lo más tranquilo.
Claro, a él qué le va a importar, seguro está acostumbrado a este tipo de cosas. Me volteo con brusquedad, con la ira comenzando a invadirme, estoy furiosa conmigo misma por mi falta de autocontrol.
―¿Cómo puedes decir eso? Estamos en un local repleto de gente. ¡Alan y Joyce están allá afuera! ¿El vodka te jodió el cerebro?
Él entrecierra los ojos de una manera salvaje.
―Sé muy bien en dónde estamos y con quién. ¿Crees que no me preocupa lo que piense Alan de esto? Es a mí a quien va a querer matar por meterme con la noviecita de su hermano. Y te voy agradecer una cosa, no vuelvas a referirte a mí como a una persona que bebe sin control, porque no es así.
