Tres

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Lauv & Julia Michaels - There's No Way

Lauv & Julia Michaels - There's No Way

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🍕   DELIA   🍕

Recojo mi blusa del piso y me la coloco. Abrocho el botón de mi pantalón y entro al baño. Con las manos apoyadas en el lavamanos me miro en el espejo, buscando una respuesta. ¿Qué está mal en mí? Suelto un suspiro hondo. Me doy cuenta de que tengo que hacer algo con mi cabello. Rebusco en su estante hasta que consigo una liga, es mía, la dejé aquí hace un par de semanas, me hago una cola alta sin preocuparme por encontrar un peine. Salgo del baño y me acerco hasta su cama, está tumbado boca arriba y lleva puesto sólo el pantalón. ¡Ni siquiera se lo quitó! Sacudo la cabeza. ¿Cómo es posible que se haya quedado dormido mientras nos besábamos? Bueno, mientras yo lo besaba, porque evidentemente no estábamos disfrutando los dos.

Me agacho para verlo mejor, acaricio su cabello castaño y dejo un beso en su frente mientras pienso en lo fría que se ha vuelto nuestra relación. Nos queremos, lo sé, pero la pasión ha ido bajando de nivel, creo que han pasado meses desde la última vez que estuvimos juntos. Al principio pensé que era el estrés y la presión que él tiene en el trabajo, pero ahora no sé ni qué pensar. Vuelvo a suspirar.

―Descansa, Daryl, ya hablaremos de esto... ―susurro en su oído, y como no obtengo respuesta, salgo de la habitación.

Comienzo a bajar las escaleras cuando una voz me detiene.

―Hola, cuñadita, ¿ya te vas?

Es Alan, el hermano mayor de Daryl, que me mira con una sonrisita de: «Estoy orgulloso de mi hermano por meter mujeres en el cuarto». Me cae bien y somos amigos, pero no soporto cuando se pone en plan machista. Además, no estoy de humor.

―Hola, Alan ―lo saludo con un beso en la mejilla―. Sí, ya me voy.

―¿Daryl no te llevará? ―curiosea sorprendido mientras yo termino de bajar las escaleras, él me sigue hasta la puerta.

―No, hoy no, se quedó dormido y no quiero molestarlo.

―Le diste guerra, ¿eh? ―Me giro para mirarlo de mala manera, luego le doy un golpe en el brazo y él se echa a reír, sobándose―. Eso dolió.

―¡Y te va a doler aún más si vuelves a hacer un comentario como ese! No, no le di guerra, Daryl simplemente se quedó dormido.

―Está bien, me rindo. ―Y levanta ambos brazos, riéndose, lo ignoro y abro la puerta de la entrada, contemplo que ya está cayendo la tarde.

―¿Quieres que te llevo yo? ―pregunta con entusiasmo. Lo miro de reojo, sé por qué está interesado en llevarme.

―No me disgusta la idea, pero de una vez te digo que no sé si ella estará en la casa.

―No sé de qué hablas ―dice con rapidez, para luego agarrar las llaves de su carro y su chaqueta, sale detrás de mí.

―Tú sabes de quién te hablo, te hablo de Joyce ―contesto, y me rio de él mientras me deslizo en el asiento del copiloto.

La receta ganadora ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora