PRÓLOGO
Narra Emma
Iba a abandonar el orfanato por segunda vez. Pero no iba a ser como la anterior, ellos no iban a estar allí, conmigo; ni yo con ellos. Estaba asustada, muy asustada. Solo esperaba que mi nueva familia fuera diferente, solo eso.
- Señorita Emma, puede irse; su familia la está esperando.- Se escuchó por los viejos altavoces, oyéndose así en todo el orfanato.
Mi primer impulso fue el de irme. El de salir corriendo. Pero no fui capaz, iba a dejar de ser débil, como antes. Iba a ser fuerte. Por ellos. Por las dos personas que más quería en este mundo.
Saqué mi mechero de la sudadera ancha que llevaba puesta y me encendí un cigarro. Fumar era lo único que me relajaba. Acto seguido, le di una calada. Dos. Tres. Y lo apagué.
Más relajada, me decidí a salir por la puerta. A enfrentarme a una nueva vida, donde nadie iba a conseguir hacerme daño.
Narra Marcos
Mis padres y sus ideas de bombero. Llevaba 17 años siendo hijo único y ahora iba a tener una hermana. ¿Por qué? Porque a mis padres se les había metido en la cabeza esa estúpida idea. Aún me acuerdo de mi reacción cuando me lo dijeron.
Flashback
Eran las 2:30 de la tarde. Venía del instituto. Y, a diferencia de otros días, llegaba de buen humor. Había conseguido quedar con Alicia por la tarde. Tendría un polvo, un buen polvo. Alicia era la chica más popular, aunque, también, la más tonta y caprichosa del instituto. Habíamos tenido un par de encuentros y era genial en la cama. Además estaba coladita por mí, como todo el mundo.
Abrí la puerta con mis llaves de casa. Me llevé una gran sorpresa. Mis padres estaban apoyados en la pared. Mirándome. Con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Y por qué me ponían esa cara de niños buenos? Miedo me daba. La última vez que me los había encontrado así, fue hace un par de años. Aquella vez, había suspendido Naturales y ellos lo sabían. Al llegar a casa, me habían dado la fantástica noticia de que iba a pasar todo el verano con mi querida abuela. En un pueblo pequeño, donde solo había viejos. Nada de diversión, para dedicarme solo al estudio. Fue el peor verano de mi vida, pero eso ya es otra historia.
-Hola…- Titubee yo. Mientras les daba un beso en la mejilla a cada uno.
-Cariño, tu padre y yo tenemos que darte una noticia.- Dijo mi madre. Me asusté. ¿Qué había hecho mal esta vez? Nada que yo supiera. Por ello, me asusté todavía más. ¿Qué había pasado? Tragué saliva.
-Vas a tener una hermanita.-Dijo mi padre. Mis ojos se abrieron como platos. Mi boca se quedó totalmente abierta. Miré a mi madre, concretamente su tripa. No podía estar embarazada, tenía casi 50 años ¿Cómo podían mis padres estar tan tranquilos? ¿Y tan sonrientes?
-Es broma, ¿verdad? Mamá no puede estar embarazada. Es muy mayor para eso.-Dije yo. Mis padres estallaron en carcajadas. ¿De qué coño se reían? A mí no me hacía ninguna gracia. ¿Cómo se podían tomar a risa el tener un bebé? Esto no me podía estar pasando. No a mí. No al guapo y al magnífico Marcos.
- ¿Qué os hace tanta gracia?- Dije yo malhumorado y asustado. Mis padres se rieron más aún. Y eso, solo incrementó mi enfado.
-No estoy embarazada Marcos- Dijo mi madre entre risas. Me tranquilicé. Un segundo más tarde me volví a poner nervioso. Eso no significaría que iban a ir a por el bebé, ¿verdad? Yo no quería una criatura en casa. No ahora, a mis 17 años.
- Hemos decidido adoptar a una niña- Soltó mi padre, sin dejar de reírse ni de soltar risitas tontas.
-Pero una niña pequeña en casa va a ser mucha faena. Alguno de los dos tendrá que dejar de trabajar, yo no podré estudiar…- Dije yo, con la esperanza de que cambiaran de idea.
-No te preocupes por eso, tu hermana va a tener 16 años- Me interrumpió mi madre. Mi boca se abrió todavía más, si eso era posible. Aún me lo ponían peor. Y no tenía ninguna excusa para convencerlos de que cambiaran de idea ¡Mierda! La niñata iría al instituto conmigo. Estaría en casa conmigo. Me vigilaría. Definitivamente, yo no quería una hermana.
Fin del flashback
Y hoy llegaba Emma. No había podido convencerles de lo contrario (y mira que me había quejado…).Iba a tener una hermana de 16 años. Incordiándome. Molestándome. Ocupando mi casa, mi propio territorio.
Se abrió la puerta de mi habitación. Entró mi madre, vestida con un vestido blanco y unos tacones. Estaba muy guapa y muy bien conservada para sus casi 50 años. Me dio un beso en la cabeza, para acto seguido salir de mi cuarto, agarrada al brazo de mi padre.
-Pórtate bien.- Gritó ella.
-Espero que trates bien a Emma y te comportes cuando lleguemos con ella; sino, te puedes ir despidiendo de tu querida moto. Y si eso no te vale, despídete también del móvil y del ordenador.- Gritó mi padre, tan simpático como siempre. Incrementando el humor de perros que llevaba encima. Ahora, Aparte de tener que soportar a una extraña en casa; por su culpa, podían quitarme mis preciadas cosas.
Oí cerrarse la puerta. Mis padres, al fin, se habían ido. Y aún tardarían unas tres horas en llegar. Decidí llamar a Alicia para que se pasara un rato por mi casa. Un polvo rápido me tranquilizaría y me alegraría un poco el día. Además, así no me aburriría hasta la llegada de mi nueva hermana.
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Querida princesa, te necesito.
Teen FictionElla es huérfana desde los 10 años. Él siempre ha sabido lo que es tener una familia. Ella hace tiempo que dejó de sentirse una princesa. Él nunca ha querido ser un príncipe azul. Ella se llama Emma. Y él, se llama Marcos.