CAPÍTULO 19: EL FALSO EMBARAZO

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CAPÍTULO 19: EL FALSO EMBARAZO

Narra Emma:

Había conseguido dejar de llorar, aunque mis ojos seguían pequeños y rojos, haciendo que fuera imposible el no descubrir que había estado llorado.

-¿Emma? ¿Marcos?- Inés trucó la puerta de mi habitación.

-Sí mamá.- Contestó Marcos separándose de mí y sentándose a mi lado.

Inés abrió la puerta y se instaló en mi habitación.

-Venía a deciros que esta noche vendrán a cenar a casa unos nuevos de la empresa, no hagáis planes, por favor.- Explicó ella.- Y va por ti Marcos, acuérdate de lo que pasó la última vez.

Narra Marcos:

-Mamá, ¡admite que eran unos viejos aburridos y que tú también te estabas quedando dormida en la mesa!- Protesté cruzándome de brazos.

¡Sí, sí! Di lo que quieras... ¡Pero te pasaste de la raya!- Me dijo mi madre dándome una suave colleja.- ¿No podrías haber fingido que te encontrabas mal y haberte subido a la cama? ¿Era eso demasiado fácil para el gran Marcos o qué?

Subí los brazos en señal de rendición, intentando no soltar una carcajada.

-Puede que me pasara un poquito, ¡pero no fue para tanto! Además, ¿cómo querías que me perdiera esa fiesta?

-¡Si vas de fiesta una vez a la semana! No pasaba nada porque te quedarás un día en casa. Además, ¡se enteró todo el vecindario y me estuvieron preguntando durante semanas!

-¡No es culpa mía que la gente sea tan cotilla y exagerada!

-¿Exagerada? Hasta yo me atraganté cuando nos lo contaste. ¡Explícale a Emma la historia a ver qué opina, ya verás como está de mi lado!

Volví mi mirada hacia Emma, la cuál nos miraba con una sonrisa nostálgica.

Flashback

La cena era realmente aburrida, al igual que los nuevos socios de mis padres, una señora y un señor de unos cincuenta años. Parecía que ni siquiera tenían intenciones de marcharse pronto.

Miré el reloj. ¡Eran las once de la noche! Seguro que ahora empezaba aquella magnífica fiesta de navidad que, como buen fiestero que era, no podía perderme.

Fulminé con la mirada a mi madre, que no se veía nada entretenida y parecía que se iba a dormir en cualquier momento. Al verme observarla, me dedicó un guiño y una sonrisa, que correspondí con una mirada asesina, y a la que contestó lanzándome un besito.

"Traidora" Pensé reprimiendo una sonrisa y mirando como mi padre conversaba sobre la crisis con aquella pareja. Ni siquiera pude evitar soltar un sonoro bostezo, al que mi madre reaccionó dándome una patada por debajo de la mesa.

Entonces, se me ocurrió una gran idea para huír a la fiesta.

"Llámame ahora mismo" Teclée el mensaje y se lo envíe a Héctor.

Un par de minutos después, sonó mi teléfono, llamando la atención de los cuatro presentes. Tras guiñar con disimulo un ojo a mi madre, empezó el show.

-¿Cari?- Tanto mi madre como mi padre, me miraron interrogantes, alzando una ceja. 

-Marcos, sé que me quieres mucho; pero tío, prefiero que me llames por mi nombre.- Héctor bromeó por la otra línea del teléfono. Casi arruino el plan por su culpa.

Querida princesa, te necesito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora