CAPÍTULO 21: UNA CENA ALGO DESASTROSA

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CAPÍTULO 21: UNA CENA ALGO DESASTROSA

Narra Emma

Tras darme una ducha, me encerré en mi cuarto, con la intención de ponerme la mejor ropa que tenía; pero allí mi problema, no tenía ropa, lo que se dice, en condiciones. No iba a ponerme el vestido de Laia, así que opté por calzarme mis pitillos y una sudadera.

-¿Emma? ¿Ya estás vestida? No tardarán en llegar.- Abrí la puerta al oír a Marcos salir de su habitación, y me lo encontré vestido con unos tejanos y una camisa que resaltaba sus músculos.

-Sí, ya estoy, pero no tenía ropa tan elegante.- Dije con una sonrisa, comparando su ropa con la mía, a su lado pareciendo una vieja pobretona, pero bueno, ya estaba acostumbrado a ella.

-Espera, eso tiene solución.- Me contestó él, para desaparecer por una de las habitaciones y reaparecer minutos más tarde con una cara camisa, que según deducía, pertenecía a su madre.- Pruébatela, a ver si es de tu talla.

-No-no puedo, estoy bien así.

-Por favor, si mi madre ya no se la pone nunca. Venga.- Dijo empujándome hasta mi habitación y cerrando la puerta, no sin antes lanzarme la dichosa blusa.

-No te dejaré salir hasta que te la pongas, así que no insistas.- Oí gritarme desde el pasillo.

-Vale.- Contesté rendida.- Pero solo porque me has obligado, ¿eh?

Un minuto más tarde, salí por la puerta; pero esta vez con tacones y camisa. Marcos silbó al verme, logrando que me sonrojara.

-Y ahora, el toque final.- Lo miré interrogante.- Cierra los ojos.

Acto seguido, noté como me apartaba el pelo  y como me abrochaba un colgante por detrás, logrando que mi piel se erizara ante su toque.

-Ya puedes abrirlos. ¿Te gusta? Era de mi abuela.- Me explicó.- Pero ahora es tuyo.

Sin darme cuenta, mis manos se dirigieron al colgante, el cual tenía forma de luna.

-Me encanta.- Dije lanzándome en sus brazos en un efusivo abrazo.- Pero no puedo aceptarlo, pertenece a tu familia no a la mía.

-Emma.- Dijo apartándose un poco de mí y mirándome fijamente a los ojos.- Ahora tú también eres mi familia.

Mis ojos conectaron en perfecta armonía con los suyos, y noté como mi estómago parecía revolotear de felicidad. Lentamente, se empezó a acercar a mí. 

"¿Me va a besar? ¡Dios mío, me va a besar! Mi verdadero primer beso" Pensé, pero claro, antes de que mis labios rozaran los suyos, el timbre sonó, sobresaltándonos a ambos, por lo que nos separamos abruptamente.

-Creo que deberíamos bajar.- Dijo Marcos rascándose la nuca, creo pensar que en un acto de nerviosismo.

-Me-me parece bien.- Tartamudée, nerviosa también y aún notando como mi estómago seguía dando saltos.

Narra Marcos.

Las muecas de desconcierto de los que suponía que eran los tíos de Emma fueron épicas al verla aparecer por la puerta del comedor.

-Hombre, hola familia.- Dijo Emma con una sonrisa malvada en su cara.

Las reacciones fueron divertidísimas, mientras que el que debía ser su tío se atragantó con la cerveza que estaba bebiendo y empezó a toser,  a la mujer que sería su tía se le cayó al suelo el plato que llevaba en la mano, el cual se rompió en cachitos. Por otro lado, una muchacha que debía tener un par de años menos que nosotros, se lanzó corriendo a abrazar a Emma.

Querida princesa, te necesito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora