CAPÍTULO 17: RESACA.
Narra Emma.
Me desperté sobresaltada por el flash de una cámara. A los instantes, oí unas risas procedentes de alguna parte de mi habitación.
Levanté la cabeza, encontrando a Inés y a Ángel con una cámara en sus manos. Al notar como la cabeza me iba a explotar, volví a echarme y a acurrucarme en mi cómoda almohada, que la encontraba algo más dura que otros días.
Ignoré un "oh" por parte de Ángel, antes de notar como mi almohade movía o, mejor dicho, respiraba.
Cerré los ojos y oí un bostezo por parte de mi almohada.
Espera,
¿Acababa de decir que mi cojín era bostezaba y respiraba?
¿Qué coño estaba utilizando como almohada?
-¿Qué hora es?- Esta vez, mi cabecera habló y, casualmente, tenía la voz de Marcos.
Me levanté rápida, sintiendo de nuevo un enorme dolor de cabeza. Ahora que me fijaba, no estaba ni en mi habitación. Ni en mi cama. Ni en mi almohada.
Estaba en la habitación de Marcos. En la cama de Marcos. Y, adivinad, ¿quién era mi almohada?
Sí, por desgracia, habéis acertado.
Mi almohada era el fuerte pecho desnudo de Marcos.
Y ahora la pregunta era, ¿cómo había acabado yo aquí? Pues ni puñetera idea...
Narra Marcos
Un grito hizo que me levantara sobresaltado.
Abrí los ojos, sorprendiéndome al darme cuenta de que Emma era la que había gritado y se había esfumado como un rayo de mi habitación. Por otro lado, mis tan "normales" padres estaban retorciéndose en el suelo de la risa, hasta el punto de llorar.
Exacto, mi familia no era para nada normal. Ni siquiera sé aún como yo había podido salir tan guapo y tan lista. Sí, olé mi humildad, pero para que vamos a negar algo que todos sabemos...
Miré el reloj, dándome cuenta de que eran solamente las 9 de la mañana. Ahora mi dolor de cabeza cuadraba y, es que, habíamos vuelto a las 6 de la mañana.
-¿Papá? ¿Mamá? ¿Podéis ir a otra habitación a reíros de mí? No sé si habéis notado, que alguien tiene sueño.- Dije, esperando una respuesta, pero solo consiguiendo que se carcajearan aún más.
Me tapé los oídos con mis manos e intenté ignorarlos, pero era imposible.
-Por favor.- Supliqué de nuevo.
Pero parece ser que eso les daba gracia, así que ellos fueron los que me ignoraron a mí.
Soltando un fuerte resoplido de desesparición, me levanté, aún encontrándome en un estado de medio-zombie o zombie, mejor dicho.
Anduve hasta la puerta y la cerré dando un portazo, dejando a mis padres en el interior de mi cuarto.
LLegué a la habitación de Emma y me instalé en su cama, la cuál estaba vacía. ¿Dónde estaba ella? Pues ni idea, yo lo único en lo que pensaba era en el sueño y en las ganas de dormir que tenía.
Enseguida caí dormido, pero mi tranquilidad duró solo unos pocos minutos.
Narra Emma
Después de pegar un chillido enorme al descubrir que no me encontraba en mi cuarto, exactamente. Necesitaba relajarme en este mismo momento,
"Cálmate Emma" "Cálmate" Para mi mala suerte, las palabras tranquilizadoras de los que psicólogos hablaban no servían para nada.
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Querida princesa, te necesito.
Teen FictionElla es huérfana desde los 10 años. Él siempre ha sabido lo que es tener una familia. Ella hace tiempo que dejó de sentirse una princesa. Él nunca ha querido ser un príncipe azul. Ella se llama Emma. Y él, se llama Marcos.