Capitulo uno: "Casa nueva"

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Narra Andrea:

Acababa de mudarme a la ciudad con mi tía Julia (ya había pasado una semana de mi cumpleaños número diecisiete), la verdad no me encantaba la idea de cambiarme de casa, pero debo reconocer que era un alivio salir de ese lugar.

..Un mes antes..

*flashback*

–En verdad lo lamento, mi más sincero pésame –Era lo único que escuchaba decir una y otra vez, ¿acaso eso podía consolar a alguien?

–Gracias –No escuchaba ninguna otra palabra salir de su boca, Julia estaba destrozada, su voz se quebraba cada vez que lo decía.

–Y ella... –Le dijo otra persona (en voz baja para que yo no la escuchara) mientras me miraba. Mi tía volteó a verme–, ¿Cómo se lo está tomando?

Yo permanecía ahí, solo ahí, sentada viendo como familiares, amigos e incluso vecinos destrozaban más y más a mi tía con sus palabras, como si algo pudiera consolar ese inmenso dolor que cortaba nuestro corazón en pequeños pedazos. Dolor, esa palabra podía describirla con todos los detalles.

–Es fuerte, aunque eso no me sorprende, así le enseñó él, a ser fuerte... –Vi caer una lágrima de sus ojos que estaban hinchados tanto llorar, me mataba verla así.

Todos evitaban hablarme, solo me miraban con compasión, con lastima.

– ¿Y ya saben el por qué? –Volvió a hablar la primera persona.

¡¿Qué demonios ocurre?! Por qué no solo pueden cerrar la maldita boca ¡¿Acaso no saben que esto hiere a mi tía?!

–No, los forenses no hallaron nada raro, los de investigaciones no encontraron ninguna pista, nada, tienen la estúpida idea de que pudo haberse suicidado, aunque tampoco eso es posible porque no hay rastros de veneno en él –ahora mi tía se escuchaba algo furiosa, pero no dejaba de verse muy triste.

*Fin del flashback*

*

Luego de la misteriosa muerte de mi tío Horacio, nada volvió a ser igual, la casa se volvió tan fría y espeluznante, que a veces me parecía que estaba en otro sitio; me sentía como un alma ajena en un lugar totalmente desconocido, en un lugar tan sombrío, que me hacía perder la razón. Tenía el mismo sueño extraño todas las noches desde su muerte, sueño en el cual podía ver y oír a mi difunto tío que me llamaba con desesperación e intentaba decirme algo -más bien, prevenirme de algo-, pero justo en el momento en que yo me acercaba a él para oírlo mejor, despertaba. No era un sueño agradable.

**

Después de dos largas horas de viaje, llegamos.

La nueva casa no estaba tan mal, era muy bonita a decir verdad; de dos pisos, doce habitaciones en total, cinco de las cuales eran dormitorios, dos baños (uno en el piso de abajo y otro en el de arriba), un pequeño cuarto que parecía ser un lavadero, una cocina algo estrecha, una sala de estar con un gran ventanal que tenía una vista panorámica de la calle y la casa de enfrente (que a comparación de la nuestra se veía algo más sofisticada), un gran comedor y un ático enorme. La casa estaba toda empapelada por dentro (muy a la antigua), piso de madera. Por fuera se veía algo vieja, pero eso no le quitaba un cierto encanto al observarla. Tenía un escaso patio trasero, donde había un cobertizo bastante curioso, y una pequeña parcela de tierra que parecía que hubiera estado arada, en él, seguramente mi tía pondría su mini jardín, como en nuestra anterior casa; el patio delantero era bastante amplio.

Cuando terminaron de bajar las cajas y todo lo demás, los hombres de la mudanza se fueron, solo quedábamos mi tía y yo.

Todavía no se iba el olor a polvo (acumulado por meses o quizás por años) de la casa.

¡Jesús! Como odio ese olor a polvo.

Sin prestar atención a lo que hacía mi tía comencé a recorrer la casa, comenzando por el segundo piso.

Yo siempre fui muy curiosa.

¿Qué personas habrán vivido en esta enorme casa antes que nosotras? Una familia muy grande de seguro, demasiadas habitaciones.

– ¡Andrea! –Me llamó mi Tía desde la sala.

Julia era un poco más alta que yo, me sacaría siete u ocho centímetros cuando mucho, su pelo negro y brillante como la noche le llegaba hasta los hombros, era morena y sus ojos café claro resaltaban cuando sonreía.

– ¡Ya voy Tía! –Le respondí lo bastante alto como para que me oyera, y me apresuré a llegar donde ella. Mi tía no era muy paciente–. ¿Qué sucede? –Ya estaba a su lado.

–Tienes que ayudarme a desempacar. ¿Ya elegiste una habitación?

–En realidad... estaba... –A mi tía tampoco le gustaba mi curiosidad, ya que me metía en apuros muy a menudo gracias a ello– Estaba en eso Tía... –Mentí.

–Muy bien, hoy desempacaremos todo lo que irá en las alacenas de la cocina y...

–Tía, ¿No te parece algo pronto? –La interrumpí–. Creo que deberíamos descansar un poco del viaje y comer algo, además creo que habría que limpiar a fondo antes de sacar algo de las cajas, hay polvo por todos lados.

–Haremos como tú quieras... Pero comenzaremos a desempacar mañana temprano –Me miró como advirtiéndome que no podría dormir hasta tarde.

–Claro tía, pero ¿Vendrá alguien a ayudarnos a limpiar? La casa es bastante grande y tardaremos mucho en desempacar.

– ¿Lo ves? Por eso quería comenzar enseguida, y tus primos no vendrán hasta mañana por la tarde para ayudarnos...

Comimos algo y comenzamos a limpiar, teníamos todo el día, no estaba verdaderamente cansada, y al parecer tampoco mi tía.

Ella no confiaba en el servicio de la mudanza para que nos ayudaran a desempacar -solo a acomodar todo lo más pesado (las camas, los grandes placares y los muebles) en su lugar-, así que, por esa razón nos ayudarían mis primos -a quienes por cierto, nunca había conocido antes, ellos no aparecieron hasta después de la muerte de mi tío, al parecer él no los quería mucho-, pero por desgracia ellos no podrían venir hasta el otro día por la tarde.

El cuarto que elegí era ligeramente espacioso, tenía un empapelado de colores pasteles bastante original y bello. Ya imaginaba todo en su lugar. La cama en una esquina pegada a la pared y a su lado la mesita de luz; el placar en la otra esquina; pegado a la ventana que daba hacia la casa de enfrente: mi escritorio; la estantería con mis libros y otras cosas, estaría unos pasos alejados del placar; en medio de ellos, la otra ventana que daba hacia la casa de al lado. Mi habitación estaba situada en la esquina izquierda de la casa, en el segundo piso.

Siempre me pregunté por qué a mi tía le gustaban las casas grandes, digo, primero solo éramos mi tío, ella y yo; él ahora no estaba, pero aún así mi tía quería una casa grande, ¿Para qué cinco cuartos? Solo necesitaríamos dos, uno para mí y otro para ella; ¿No es así?.

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Nota:

Hola a todos! Espero que les haya gustado este primer capitulo, si les gusto ayudarían mucho con un voto o comentando que les pareció! Desde ya muchas gracias por leer, hasta el próximo capitulo :) :)

PD IMPORTANTE: Quiero dedicar esta novela a mi prima Laura, ella empezó esta historia, y luego ambas la seguimos escribiendo juntas! Esto paso cuando ninguna de las dos aun tenia Wattpad, ni teníamos idea de su existencia, pero ya compartíamos el mismo amor por los libros. Luego ella me regalo la novela y me dejo la difícil tarea de seguirla sola, disculpen si no actualizo seguido pero es mucho mas complicado hacerlo sola, en fin era solo eso, saludos y gracias por la paciencia y comprensión :)

PD2: Aun no encuentro a Laura en Wattpad pero se que tiene, raro. ¿No? Jjajajaj




AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora