Capitulo quince: "Confundida"

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Pero para eso, Andrea no estaba lista.

– ¿Qué? –preguntó asombrada.

–Es que he sido tan... –Agustín hizo una pausa, como si buscara la palabra correcta– insoportable, sí, creo que eso me definiría mejor –Dijo torciendo la boca en forma de desaprobación–. En verdad siento mucho haberte tratado de la forma en que te he... tratado, estuvo mal y me arrepiento, ¿crees que podrías perdonarme?

–Yo... yo... claro... que... que te perdono –Andrea tartamudeó absorta.

–Gracias –le dijo Agustín y la abrazó.

Eso menos que menos se lo esperaba, Andrea quedó en shock.

Él era bastante fuerte, sus brazos la tenían como amarrada a él, el olor de su piel era embriagador. Ahí, en sus brazos, Andrea se sentía segura, era como si jamás pudiera volver a tropezar, se sentía bien.

Si Andrea hubiera podido ver esa escena, si se hubiera visto ahí envuelta en los brazos de su primo, se hubiera dado cuenta que Agustín la abrazaba, o más bien se aferraba a ella, como si no fuera a soltarla nunca, como si la necesitara para vivir.

–Que tengas buenas noches –le susurró dulcemente al oído. Su voz era tan suave como el terciopelo y tan cálida como la brisa de verano.

Agustín dejó de abrazarla y entró en su habitación.

El sonido de la puerta cerrándose hizo que Andrea reaccionara.

Sacudió la cabeza y entró en su habitación aún atónita.

Cerró la puerta con su espalda, y se deslizó hasta quedar sentada en el suelo.

Se sentía confundida, él era tan malditamente atractivo. «Creo que comienza a gustarme» pensó sin poder creerlo, « ¿acaso te volviste loca? ¡Es tu primo!» la voz de la razón quería que ella pensara, pero no había nada que la hiciera cambiar eso que ella sentía en ese momento.

Agustín la confundía con sus constantes cambios de actitud, pero esto sobrepasaba todo aquello junto.

Andrea tomó su cabeza entre sus manos.

Él la volvía loca... y le encantaba.

Se paró, prendió la luz y caminó hacia su cama.

Tiró las sábanas hacia atrás para poder acostarse.

– ¡Andrea! –la llamaron a sus espaldas.

Se asustó y pegó un pequeño salto acompañado de un suave y agudo:

– ¡ah!

En su cuarto no había nadie, ella lo sabía « ¿estoy volviéndome loca?» pensó en voz alta llevándose la mano a la frente.

–Lamento haberte asustado –se disculpó la voz.

Andrea contuvo el aliento y quedó inmóvil, nada de su cuerpo le reaccionaba.

Alguien que ella no veía le estaba hablando.

Le habían pasado cosas extrañas últimamente, pero esto ya era el colmo.

Aunque esa voz le sonaba muy familiar Andrea tenía temor, la valentía no era su fuerte cuando se trataba de cosas "sobrenaturales".

–Andrea, voltea –le pidió la voz. Ella pensó unos segundos, tenía dos opciones, la primera: salir corriendo de su habitación; y la segunda: voltear y ver de quien se trataba. Se dio vuelta lentamente y se asombró mucho, ya que eso era una... – ¿sorpresa? –le dijo él en modo de incógnita. Andrea no supo qué hacer, aun tenía esa rara sensación en su estómago que le quedó por lo del susto– En verdad lamento haberte asustado, juro que esa no fue mi intención... –se disculpó Gastón (que la miraba asomando la cabeza desde la ventana de su cuarto). Andrea seguía sin decir una palabra– eh... hola –le dijo él, porque veía que Andrea no iba a hablar.

AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora