Capitulo dos: "La advertencia"

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Solo cuando anocheció Julia quiso parar de desempacar y ordenar. Andrea estaba tan exhausta que se fue a dormir sin ducharse, se dejó caer sobre la cama y se quedó completamente dormida.

Esa noche tuvo un sueño...

–Andrea, ten cuidado Andrea, están cerca, ten cuidado. –Su tío estaba realmente asustado, su cara pálida por el miedo hizo que Andrea se estremeciera.

– ¿Quién tío? ¿Qué sucede? –Ella no entendía absolutamente nada de lo que intentaba prevenirle Horacio, pero tenía miedo.

– ¡Están cerca, ten cuidado! –No paraba de decir su tío con el temor en sus hermosos ojos avellana.

–No entiendo, ¿Quién está cerca? ¿Por qué debo tener cuidado? –Andrea comenzaba a impacientarse, no entendía a que se refería su tío.

Estaba asustada.

Se acercó a él y estiró la mano para tocarle. Estaba frío como el mármol.

–Andrea –Esa voz no provenía de su tío–. Andrea –Otra vez, pero más fuerte.

Horacio comenzó a alejarse pero sin moverse.

–Tío no te vayas, dime, ¿Qué está pasando? ¿De qué debo cuidarme? –Intentó correr hacia a él pero no tuvo éxito, su tío se siguió alejando hasta desaparecer en la oscuridad.

**

– ¡Despierta Andrea! –Abrió los ojos y allí se encontraba Julia moviéndola bruscamente para que reaccionara–. ¿Qué te sucede? Estabas gritando, no comprendía lo que decías, pero tu voz sonaba demasiado preocupada, me asusté y vine a verte, dabas vueltas en la cama, ¿estás bien?

Andrea aún no reaccionaba del todo. En su cabeza seguía dando vueltas el sueño, no podía sacarse el recuerdo de Horacio, no podía olvidar su rostro y sus ojos con preocupación

¿Qué está pasando?

–¿Estás bien? –Repitió su tía.

–Sí, estoy bien, solo fue una pesadilla –Le respondió, su voz sonaba agitada a causa del sueño.

–Perfecto entonces –Dijo Julia algo más aliviada–. Llamaron tus primos, llegarán en hora y media –Cambió de tema.

–¿Qué hora es? –Preguntó Andrea despabilándose del trance–. Se suponía que vendrían por la tarde. ¿Cuánto dormí? –Comenzó a levantarse lentamente de la cama para no marearse.

–No Andrea, es que... se desocuparon antes. Son las 9:30 a.m –Le aclaró.

Su tía se retiró del dormitorio sin más.

Andrea buscó en su maleta ropa para bañarse y cambiarse, ella estaba hecha un asco.

Tardó media hora en ducharse, lo disfrutó mucho.

Secó y peinó su pelo, buscó entre sus cosas el cepillo de dientes y la pasta dental.

¡Qué limpia me siento ahora!

Bajó al comedor.

Julia se encontraba desayunando.

Andrea estaba hambrienta.

–En la cocina hay café, ¡Oh! También tarta que trajo la vecina de al lado hace un momento –Le indicó su tía.

–Está bien. –Se dirigió a la cocina casi arrastrando los pies, sabía que inmediatamente cuando terminara de desayunar comenzarían a ordenar.

A su tía le encantaba tener todo en orden.

Desayunó, la tarta que trajo la vecina como gesto de bienvenida estaba deliciosa; Andrea no sabía de dónde había salido el café, pero no tenía ganas de preguntar, no quería hablar, seguía aún sin sacarse el sueño, más bien, pesadilla de su cabeza, tenía muchas preguntas respecto a eso, no sabía de qué debía cuidarse, estaba angustiándose, y Julia lo notó.

– ¿Cómo te encuentras? Pareces preocupada, ¿Es por lo de tus primos, verdad? No te preocupes, les caerás bien. –Su tía sabía lo que le costaba a Andrea para relacionarse con personas de su edad.

–No, no es eso, solo que...

–Ya sé, ¿Es por el sueño? –A veces Julia era muy intuitiva, a veces–. ¡Oh, vamos Andrea! ¿Qué tan grave fue esa pesadilla que aún te tiene preocupada?

–No querrás saber. –Horacio había fallecido, y Julia aún no se acostumbraba a estar sin él, lo extrañaba demasiado, no le gustaba que lo mencionaran mucho, solía ponerse triste al recordarlo.

–Bien –Su tía sabía a qué se refería, Julia miró el reloj–. 10:30 a.m, tus primos vendrán a las 11:00 a.m, puedes hacer algo más hasta que lleguen, bueno, a menos que quieras que sigamos limpiando...

–Está bien tía, los esperaremos –Dijo rápidamente, Andrea no quería seguir limpiando, al menos no por un rato.

Inmediatamente después desayunar, subió a su habitación y se tiró sobre la cama, sacó su teléfono, le enchufó los auriculares y comenzó a escuchar música de Beethoven, para relajarse siempre escuchaba su música.

Faltaba aun media hora para que llegaran sus primos, ella agradecía que vinieran a ayudarles. Aunque sinceramente no quería conocerlos, «por algo mi tío no los quería, por algo cada vez que mi tía mencionaba a sus otros sobrinos, mi tío, si podía, se retiraba de la habitación, pero, ¿Qué tenía contra ellos?» pensó.

En realidad, Julia no era su tía de sangre, ella y su difunto tío Horacio se hicieron cargo de Andrea cuando sus padres murieron, ella no los recuerda, solo tenía un año y ocho meses cuando eso paso. Cada vez que intenta preguntarle algo más sobre ellos, su tía evade el tema.

Muchos seguramente se preguntarán por qué no le dice mamá a Julia y por qué no le decía papá a su querido, querido tío Horacio. Es simple, ellos siempre le recordaban que tuvo padres, no para hacerla sentir mal, si no para que no los olvidara, aunque jamás le decían mucho sobre ellos.

La música comenzó a envolverla cada vez más y más, se relajó y quedó dormida...

Otra vez el sueño...

– ¡Oh no! ¡No! ¡Corre Andrea, corre! –Su tío estaba desesperado, el temía por Andrea.

–¿Qué está pasando tío? ¿Por qué debo correr? ¡¿Qué sucede?! –El corazón le latía muy fuerte, tanto que sentía que saltaría de su pecho en cualquier momento.

De pronto su tío quedó petrificado

–Están aquí Andrea –Casi susurró.

–¿Quiénes? ¿Quiénes están aquí?

–Están aquí –Era lo único que decía– Están aquí, están aquí.

Una niebla comenzó a envolverlo y desapareció, pero esas palabras seguían resonando en los oídos de Andrea.

Andrea corrió desesperadamente hacia ninguna dirección.

–Están aquí –De pronto la voz empezó a cambiar, como si alguien más estuviera hablando, alguien que ella conocía, pero aún así seguía diciendo lo mismo–Están aquí.

**

Abrió los ojos. Allí se encontraba su tía con una sonrisa en el rostro, como si tuviera una buena noticia, se la veía feliz.

–Despierta Andrea, están aquí, tus primos están aquí, ya llegaron, levántate y ven a saludarlos. –«Era su voz la del sueño»–. Vamos, levántate tus tíos preguntan por ti, quieren verte.

– ¿Mis tíos? –Andrea no comprendía, ella no tenía tíos, o eso siempre le dijeron.

–Bueno, perdón, mis hermanos y sus hijos están aquí, ven a conocerlos.

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Nota:

Hola de nuevo! Ya llegaron sus primos, ahora las cosas se ponen mas interesantes! Espero que les haya gustado el capitulo, si así fue pueden comentar o votar.. Gracias por leer! :)




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