Andrea:
Salté a la cama con una sonrisa en la cara recordando todo.
Éramos muy pequeñas en ese entonces.
Y así fue, tal y como Kathe lo había dicho, nos convertimos en grandes amigas, luego de que ella me salvara de que me castigaran por estar espiando a los coordinadores del campamento (aunque en primer lugar fue su culpa que me descubriera, "¡HEY ANDREA! ¿QUÉ HACES AHÍ?" había gritado). Sí, siempre, hasta donde llega mi memoria, recuerdo que era muy curiosa (lo sigo siendo). Aquel día Kathe dijo que estábamos jugando a las escondidas y yo había ido a esconderme allí.
Para nuestra suerte Kathe vivía cerca de mi pueblo. Ella y su familia vivían en un campo a veinte minutos de viaje, Julia no tenía problema en llevarme a verla, a ella le encantaba la idea de que tenga una amiga, pero cuando Kathe creció tuvieron que mudarse para enviarla a la preparatoria, a la única preparatoria en el pueblo, a la que yo también iría.
Kathe es muy distinta a mí, ella tiene una facilidad para hablar con todos aunque no los conozca, de hecho, a veces hasta habla demás; también suele ser muy sincera respecto a lo que piensa, yo siempre la molesto y le digo que se tomó eso de la "libertad de expresión" muy a pecho.
Yo no soy la única amiga de Kathe, ella conoce a muchas personas, pero siempre me dice que yo soy la mejor de sus amigas, a ella le cuento todo.
Creo que no podré esperar cuarenta y ocho horas más de lo que ya eh esperado, moriré de la ansiedad (metafóricamente), para colmo no tenía dinero para usarlo en mi celular y llamarla; a Julia no iba a pedirle dinero, jamás lo hice, y ahora no iba a hacerlo.
No me gustaba pedir dinero prestado, aunque bueno, tratándose de mi tía, "prestado" no era la palabra correcta, ya que siempre que mis tíos me dieron dinero jamás me lo pidieron devuelta, es que a ellos tampoco les hacía falta, pero en fin, yo no soy de pedir cosas, a menos que de verdad sea una emergencia, pero pensándolo bien, jamás me fue necesario pedir, porque todos los meses me daban una mesada con la cual podía comprarme lo que quisiera, pero la mesada de este mes ya la había gastado.
Golpearon mi puerta apartándome de mis pensamientos.
– ¿Se puede? –era la voz de Denise.
–Claro, pasa.
– ¿Qué haces? –Preguntó mientras abría la puerta.
–Nada interesante. Solo estoy aquí, pensando, ¿y tú?
–Estaba aburrida y vine a ver qué podemos hacer, pero que sea algo que no puedas lastimarte –Rió–. ¿En qué piensas?
Esta era mi oportunidad de sacarme algunas dudas que ellos me habían causado
–Pensaba en cómo es que pueden ser tan perfectos. –Me sonrojé al decirlo–. Caminan con una gracia y son tan bellos que cualquiera pensarían que son modelos, y ni hablar de sus reflejos y sus...
–Para Andrea, estás diciendo bobadas –rió nerviosa. Un momento... ¿Denise me interrumpió? eso sí es de lo más extraño ya que ella jamás interrumpía a nadie. Se dio cuenta que la miraba extrañada y siguió–. No somos perfectos Andrea, y por todo lo demás, quizá nos veas de esa manera porque eres algo torpe, sin ofender...
Bueno, eso tenía sentido, soy demasiado torpe a su lado, pero es por eso, porque son perfectos. Tenía que sacarme más dudas
– ¿Por qué Agustín no quería quedarse?
¿Eso salió de mi boca?
–Es que él, bueno, ah él no le gusta ir a lugares donde piensa que no es necesario ir...
¿Dónde no es necesario ir? ¿A caso se dieron cuenta que al principio no los quería aquí? ¡Rayos! tengo que cambiar de tema.
– ¿Puedes decirme cómo es que tienen tan buenos reflejos?
– ¿Eh? –Denise me miró desconcertada.
–Cuando salimos, tropecé y no caí, porque me sostuvieron tú y Scott –Le aclaré–. Pero todo pasó tan rápido, que no sé cómo es que hicieron para sostenerme antes de que me golpeara la cara contra el asfalto, sus reflejos son demasiado buenos.
– ¿Eres muy curiosa verdad? –Reímos–. Estiramos los brazos y te sujetamos, igualmente, creo que no hay que tener demasiados reflejos.
Iba a preguntar algo más, pero "oportunamente" apareció Scott y se llevó a Denise. Le quería decir algo, no sé qué.
Esto obviamente fueron mis intentos fallidos por saber más de estos "primos" exageradamente perfectos.
**
Cuando fui a dormir escuché algo que amé: el sonido de alguien tocando la guitarra ¡y qué bien que lo hacía!
La música venía del la casa de al lado, y de repente no era solo el sonido de la guitarra, sino que también una voz, una voz masculina, y sonaba tan armoniosa, como si las cuerdas de la guitarra fueran a la vez la voz, y la voz fuera a la vez el sonido de la guitarra.
Siempre me atrajo demasiado ese instrumento, pero jamás pude aprender a tocar la guitarra.
Me paré y caminé sigilosamente hacia la ventana, porque el piso de madera crujía inesperadamente al caminar.
¡Rayos!
Las cortinas de la casa de al lado estaban cerradas, tenía la esperanza de ver quién era ese chico -solo por curiosidad-.
Esperé unos minutos.
No iban a abrirlas, claro, y ¿Por qué lo harían?
¡Son las doce y media Andrea! Nadie abre las cortinas para irse a dormir.
Esperé ahí, alguien –seguramente la dueña de la casa- gritó.
–Ya es hora de dormir, fuera luces –Todo era completo silencio (ya que "El vecino" había parado de tocar y cantar cuando escucho la voz de la señora), tanto así que pude escuchar unos pasos en la casa de al lado, (las casas estaban muy apegadas, separadas por no más de metro y medio), luego se apagó la luz, y nuevamente pasos.
Extrañaba muchísimo mi anterior pueblo, las noches allí no eran tan vacías, siempre me dormía con el sonido de grillos, con el canto de los búhos, estaba acostumbrada a eso, al no-silencio.
Caminé sigilosamente devuelta hacia mi cama y me recosté.
Cerré los ojos intentando quedarme dormida, pero inexplicablemente no tenía sueño.
No podía dormir pese a mis intentos por hacerlo.
Hacía calor, quizá por eso no podía dormir.
Cómo odiaba el calor, era raro, pero no podía acostumbrarme a él.
El pueblo donde siempre viví, aunque estaba a dos horas de aquí, tenía un clima helado, como otoño-invierno todo el año, era hermoso.
Yo amo el frio, pero eso no significa que no me guste la luz del sol y la calidez que emana, solo odio el calor, porque me sofoca, como si fuera más torpe cuando tengo calor, o al menos así me sentía, más torpe.
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Andrea
Про вампировAndrea Gallagher, es una chica más curiosa, tímida y torpe de lo normal. La muerte de su tío, una mudanza y la visita de unos primos sacados de una revista de moda irán desencadenan...