Capitulo diez: "Segundo intento fallido"

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Denise:

Después de unos minutos llamaron mis padres, atendió Scott y habló con ellos un tiempo, luego me pasó el celular.

– ¿Cómo está todo por allá? –me preguntó mi madre a través del celular.

–Todo está perfecto, es más, Agustín comienza a comportarse muy bien. ¿Cómo estuvo su vuelo?

–De verdad me alegro mucho, ¡Agustín! Luego me pasas con él cielo. El vuelo estuvo algo turbulento, pasamos por en medio de una tormenta que ya estaba acabando y sacudió un poco el avión, pero estamos bien, no fue nada grave.

– ¡qué bien que no pasaron por peores! Y ¿papá como se encuentra? –a mi padre le asustaban mucho las turbulencias, desde la última vez...

–Él está aquí a mi lado, espera, te lo paso... –mi madre le dio el teléfono a papá.

– ¡hola mi reina! ¿Cómo dices que estás? –me dijo mi padre a través del teléfono.

– ¡hola papá! Yo estoy bien, y ¿tú como te encuentras?

– ¡me alegro que estés bien! Mamá y yo los extrañamos muchísimo, en verdad lamento no poder traerlos con nosotros –Su voz se escuchaba triste– Yo igual me encuentro bien, un tanto asustado, pero bien.

– ¡Vamos papá! Nosotros sabemos que no se podía, no te agobies por eso, no hay rencor. Oh, sí, mamá me contó sobre la turbulencia mientras viajaban...

– ¡Por favor! Ni me recuerdes las turbulencias ¡sentía que el avión iba a desarmarse!

De atrás se escuchó la risa de mi madre.

– ¡exageras Roberto! –Gritó entre risas mamá.

–Seguramente mamá tiene razón, exageras –Reí–. Pero está bien, no te gustan las turbulencias, creo que yo sería igual si estuviera en tu lugar.

–Bueno hija, gracias por la comprensión –Él igual rió–. ¿Agustín está ahí? Pásamelo. Te amamos.

Le pasé el teléfono a Agustín y fui a sentarme al lado de Andrea que estaba en el living hablando con tía Julia y Scott.

–Pues, yo no te creo nada –Decía Andrea entre carcajadas–. No tienes pinta de ser el mejor de la clase, eres más el tipo de chico que se la pasa haciendo bromas.

–Es verdad lo que te digo, si no pregúntale a Denise

Scott, Andrea y tía Julia me miraron esperando una respuesta.

–Denise ¿es cierto eso? –me preguntó tía Julia.

–Perdón, no escuché toda la conversación...

–Scott dijo que fue, tres años seguidos, el mejor de la clase, ¿es eso verdad? –me aclaró Andrea.

–Sí, es verdad –les confirme.

– ¡Ahí lo tienes! –Gritó Scott alegre por su triunfo–. Te sorprenderías lo inteligente que soy... –le dijo a Andrea. Yo lo miré como diciéndole que guardara silencio, Andrea lo notó.

– ¿Qué sucede? –preguntó ella.

– ¿A qué te refieres? –Scott se hiso el desentendido.

Tía Julia se paró y fue hacia la cocina.

– ¿Porque están todo el tiempo intercambiando miradas? –Andrea me miró–. Es como si regularan sus palabras, como si tuvieran algo que ocultar...

– ¡Qué cosas dices Andrea! –Scott comenzó a reírse para que pasemos desapercibidos, pero no funcionó.

–Es así como lo veo yo, pero si no es la verdadera razón, entonces ¿cuál? –Miró a Scott, volvió la vista hacia mí y preguntó–. ¿Cuál es la verdadera razón por la que intercambian miradas Denise? –Pero Agustín llegó con el celular.

–Está bien mamá... si, si lo se... bueno, aquí esta... –hablando por teléfono–. Mamá quiere decirte algo más Denise –dijo Agustín tapando el micrófono del teléfono.

Yo estiré la mano y me lo pasó.

– ¿Qué sucede mamá? –Pregunté.

–No lo sé, tú dime. Agustín dijo que tenías algo más que decirme... ¿Quieres hablar con tu padre? –tal parece, Agustín estaba escuchando nuestra conversación ¡me había salvado!

–Si, por favor –le respondí.

– ¿Diga? –papá.

–Soy Denise papá.

– ¿Qué sucede hija?

–Nada en particular. Solo voy a recordarte que no se preocupen por nosotros, estaremos bien.

–Bueno hija, gracias. Saludos a Andrea y Julia. Adiós, los amamos –y colgó, seguramente estaban ocupados.

Agustín me había salvado de la curiosidad de Andrea.

Me parecía muy extraño que me hiciera solo a mí las preguntas, ¿será que ella sabe que yo no puedo mentir?

No, es imposible, ella no puede tener idea.

De todas maneras debo tener más cuidado, si ella vuelve a preguntarme algo comprometedor y los chicos no están ahí, tendré que decir la verdad.

Esta era la segunda vez que ella intentaba saber algo más, era su segundo intento fallido, por suerte.


AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora