Capítulo 34

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Narra Vanea

Sentí un vacío a mi lado. Me desperté y así era; Elloy ya se había despertado y por lo visto, también se había ido.

No le tomé gran importancia. Me vestí y arreglé mi descontrolado cabello.

No desayuné nada -como de costumbre- y fui por Centella. Ambas necesitábamos un paseo para relajarnos y respirar aire fresco.

No sé cuánto tiempo llevábamos dando vueltas por todo el bosque.
De repente, recordé que nos veríamos todos en Soudwich al medio día.

Centella iba a todo galope para llegar lo más pronto posible, y no hacer esperar al par de chicos.

Cuando llegamos, amarré a Centella al primer árbol que encontré y caminé hasta la plaza principal.

-Creí que no vendrías- ironizó Darío.- Pero en fin, aquí estás- asentí.

-Lamento lo de anoche- susurró Elloy.

-No importa- me encogí de hombros.- El pasado es pasado ¿no?- asintió.

-¿Recuerdas el pequeño lago?- asentí sonriendo.- Creo que ahí perdí mi dignidad- solté una carcajada.

-¿Por qué?- se interesó Elloy.

-Vanea y yo solíamos hacer carreras para ver quién llegaba primero...- rió.- Un día tropecé y caí al lodo- todos reímos.- Desde ese entonces no vamos- asentí.

-Lo sé, debes de admitir que era divertido- agregué.

-Bastante- suspiramos.

-¿Vamos?- preguntó Elloy.

-Si. El último en llegar cocina la cena- los tres nos pusimos a correr. Tenía que llegar al menos en segundo lugar.

-Les gané- alardeó Elloy.

-Lo sé, haré la cena- dije.

-Pero...- levanté la mano en señal de que se callara.- Gracias-

-No importa. Da igual, chicos- ambos rieron.

-¿Saben algo?- volteamos a ver al rubio.- Creo que deberíamos regresar- nos miramos entre nosotros.

-¿Por qué?- él se veía extraño.

-Yo... Yo... Siento que algo anda mal- se veía nervioso.

-Vámonos entonces- suspiré.

Cada uno se fue por su caballo y por lo tanto, por si cuenta hacia el palacio.

De la nada escuché un crujido que provenía de los adentros del bosque.

-Debes tener cuidado... El veneno, la Corona y la bruja- susurraba una voz.

-¿Qué?- pregunté extrañada.

-¡Corre, Vanea! ¡Ten cuidado!- advirtió esta.

Le di un pequeño golpe a Centella para que galopara más rápido. Tenía miedo de que algo terrible se desatara en el reino de Treneville.

Narra Elloy

Por alguna extraña razón, Darío nos pidió que nos fuéramos al palacio. ¿Por qué? No tengo idea... Pero confiaría en él.

Vanea no se veía muy convencida de hacerlo, pero al final acepto.

Ya casi llegaba. Al menos un par de minutos más y llegaría al palacio.

-Elloy...- miré hacia todos lados.- Elloy Damario- susurraba una voz.

-¿Quién habla?- pregunté.

-Cuida tus espaldas, no confíes es nadie- susurró.

Me bajé de mi cuadrúpedo compañero y de la nada... Todo se tornó negro y caí al suelo.

Hola... ¡Feliz Navidad! Espero que les traigan muchos regalos jaja.
Este es mi regalo:
Para: #MisPequeñosLectoresLocos
De:
Su @EscritoraLoca

Una heroína para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora