Una heroína para el corazón

Capítulo 40

Narra Vanea

Le pedí a Dario que se quedara en el Castillo por si acaso.

Iba recorriendo cada rincón del bosque en busca de uno de los hombres más importantes que había llegado a mi vida.

-Vanea...- susurraba aquella extraña voz.

-¿Si?- parecía loca hablándole a la nada.

-Si al castaño quieres encontrar, en tus recuerdos debes buscar- suspiré. Otro acertijo que me tomaría un tiempo descifrar.

Me recargué en un frondoso árbol, tratando de entender a qué diantres se refería aquel acertijo.

-¡Meredith!- grité. Las piezas comenzaban a encajar, sin embargo, algunas otras se desacomodaban dejando incompleto y extraño un rompecabezas que se formó desde que Elloy llegó aquí.

Tenía que encontrar la manera de averiguar porque sentía una extraña sensación en el estómago; y no, no eran mariposas.

Después de correr como loca desquiciada por el bosque, llegué al Castillo de Meredith.

No había seguridad, lo cual fue sumamente extraño.
Seguí recorriendo los pasillos tratando de encontrar algo que ni yo sabia que era.

-Tú...- me señaló.

-¿Yo? Ahora que le ocurre- entré en la habitación.

-Por tu culpa él chico escapó- bufé.

-Sabe muy bien lo que hizo ¿cierto?- me acerqué a ella.

-Yo no le hice nada, lo juro. Tú no entiendes lo que pasa- la miré detenidamente. Parecía decir la verdad y me preocupaba.

-Pues entonces, explíquese- exigí.

-El chico, Elloy, no es quien tú crees que es- suspiró.- ¿Alguna vez oíste hablar de Gongordan?- negué con la cabeza.

-¿Quién es él?- estaba intrigada.

-Gongordan es el mago más poderoso que ha existido en este mundo- fruncí el ceño.

-¿Y qué tendría que ver con Elloy?- interrumpí.

-Es su padre- abrí los ojos como platos.

-Gongordan se enamoró de una mortal, la madre de Elloy. Y por eso lo asesinaron- se sentó en el pequeño sillón que estaba en la habitación.- Hace poco su verdadera madre murió y ahora, él debe morir- ahogué un grito.

-¿Por qué?- estaba desesperada.

-Él lleva en la sangre el poder de Gongordan; y eso, es muy peligroso- respiré hondo y exhalé tratando de calmarme.

-Pero Elloy no es malo, de verdad que no. Todo lo contrario- mi cabeza daba vueltas.

-Uno nunca sabe que puede pasar después- advirtió.
Salí de la habitación y del Castillo tan rápido como pude.

Tenía que encontrar a mi amigo y pedirle una explicación a todo esto.

Cuando llegué, él estaba en el jardín.

-Hola, Van- sonreí.- ¿Dónde has estado?- me senté a su lado.

-Por ahí- dije tratando de restarle importancia al asunto.

-Estas tensa, ¿qué pasó?- suspiré.

-¿Por qué no me dijiste que Gondordan era tu padre?- susurré.

-Porque hasta hace poco lo supe, Van. Nadie me lo había dicho y, si te lo hubiera dicho tú te habrías alejado de mi- nos miramos.

-No. Claro que no. Yo no creo que seas malo- miré hacia el horizonte.- Creo que no hay maldad en ti- puso su mano en mi hombro.

-Tal vez. Solo sé que nunca seré como él. Yo... Simplemente no soy así- asentí.

-Eso me queda claro. Y... Cambiando de tema, ¿dónde estabas?-

-Hmm. Es una larga historia- se encogió de hombros.

-De acuerdo- asintió.

Así se pasó mi día. Entre juegos y risas con Darío y Elloy; pero también, ciertos momentos incómodos.

La noche caía sobre Treneville y yo necesitaba dormir.

Me fui a mi habitación. Cerré la puerta y cuando estaba dispuesta a meterme a la cama; solté un gritó al verla.

-¿Qué haces aquí?- mi corazón latía frenéticamente.

-Pues, solo pasaba por aquí y decidí venir a verte- sonrió.

-Vete- rogué.

-Te haré una pregunta antes de hacerlo- asentí.- ¿Estarías dispuesta a dar todo por ellos?- volví a asentir. Sentía que tenía un nudo en la garganta.- De acuerdo, te veré luego- salió como si nada por la ventana. Dejándome confundida.

Hola, chicos.

Primero que nada, ¡feliz día del amor y la amistad! Espero que se la pasen bonito con esas personitas especiales en su vida.

Lamentó la tardanza con el capítulo😅

Y aún que a nadie le importe, mañana es mi cumple años \._./ jaja.

Nos leemos la próxima😘

     -EscritoraLoca