Capítulo final

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Narra Vanea

La gente corría de un lado al otro, iban y venían personas por doquier con comida y preparativos para la boda.

¿Tanto alboroto para esto?

Sigo sin entender porque se preocupaban de que todo fuera perfecto. De que todo estuviera en su lugar y de que nada faltara.

-¡Eso va ahí!- gritó la señora Mallowen, la cocinera, desde el segundo piso.- ¡Clarence, te dije que quería listones beige no blancos!- le gritó al joven.

-Tenga, Vanea. Su vestido para hoy- me tendió el vestido nuestra costurera.

-No lo usaré, Frount- me miró impactada.- No me quedaré- asintió.

-Le deseo toda la suerte del mundo- sonreí.

-¡Por amor de Dios, Gregory!- gritó una cocinera al ver como el pequeño robaba un pedazo de pan.- ¡Dame eso, chiquillo o te meterás en problemas!- le importó muy poco. Ya que se lo comía con alegría haciendo un sin fin de mohines.

-Calmadse, todos. Que el Rey no quiere alborotos aquí. Y vuestra nueva Reina vendrá a pronto- anunció el pregonero.

-¿Qué esperan todos?, ¡muévanse!- les reprendió una consejera Real.

No podía aguantar la risa de ver a todo el mundo como locos.

*****

Estaba frente a la puerta de su habitación.
Di tres toques leves y escuché un animado, <<pase>>.

-Hola, Javier...- el nombrado volteo a verme.

-Vanea, qué sorpresa- entré cerrando la puerta detrás mío.

-Lindo traje- señalé. Si, Javier era guapo, pero no era mi tipo.

-Gracias- le susurró algo al hombre que estaba ajustando los últimos detalles.

-Vendré en un momento, su Alteza. No tarde mucho, por favor- él asintió.

Cuando el hombre se retiró, Javier soltó una carcajada.

-¿De qué te ríes?

-De nervios- admitió.

-Es normal, porque... Es el día de tu boda, así que es justificable.

-De acuerdo- suspiró.- Se a lo que vienes, Vanea. Ya me lo esperaba- abrí los ojos como platos. ¿Él sabía? ¿Cómo diantres sabía?

-¿Ah sí?

-Sé que te marcharás un tiempo- asentí.- Y está bien. A fin de cuentas has hecho mucho por este lugar- abrió los brazos al decir aquello.

-Gracias... Supongo- murmuré.

-Es un bello día. El sol está radiante, los pájaros cantan y todo está en calma- asentí; puesto que tenía razón.

-La princesa será afortunada en tenerte como esposo- sonrío.- Además, este pueblo te adora- rió.

-Ay, Vanea. ¿De verdad tienes que irte?- asentí.- Bueno, pues recuerda que cuando quieras regresar las puertas están abiertas para ti- me acerqué a él.

-Gracias- me abrazó.- Gracias por todo.

-No se merecen- me guiñó un ojo.

Le lancé una última sonrisa, y me retiré con un murmuro de <<hasta luego>>

*****

Daba vueltas por todo el lugar sin lograr encontrar las palabras para decirle a Elloy que me iría.

Me sentía triste y feliz a la vez. Era... Como dos contrapartes de mis sentimientos.

¿Y si mejor no le decía nada? Huir era una opción. Pero no.

¿Por qué era tan difícil?

-¿Buscas a alguien?- esa voz.

-Elloy- reí nerviosa.- No, no, no. Yo... Solo caminaba... Si, solo caminaba- diantres.

-Bien- alargó la palabra muy convencido.- ¿Quieres dar una última vuelta?- abrí los ojos como platos.

-¿Última vuelta?

-Si- suspiró.- ¿Por qué no me dijiste que te irías?- sonaba dolido. Ahora tenía que darle la explicación que no quería darle a nadie.

-Aún no estaba segura de querer irme... Pero, decidí que sería bueno- me miraba atento.

-Entiendo.

-Elloy...- me puse frente a él.- Iba a decírtelo, solo que no encontré el momento.

-Esta bien, Vanea. No te iba a obligar a quedarte- asentí.- Solo que... Estuve esperando el momento para...

-¿Para qué- le pregunté intrigada.

-Para estar contigo.

-Yo...- tenía un nudo en la garganta y sentía mariposas volar en mi interior.

-Hemos pasado muchas cosas juntos y, quería que al terminar todo... Pudiéramos estar juntos.

Acaba de decir lo que tanto anhelaba que dijera.

-Eres asombrosa, de verdad que si. Y sé que nuestro comienzo fue con el pie izquierdo y que además, lo que esperábamos no fue lo que obtuvimos- asentí. Se refería al beso.- De igual forma tuvimos buenos momentos- reí.- Y ahora... Ahora yo no sé cómo decirte todo lo que siento.

-Yo tampoco sé cómo hacerlo, ¿sabes?

-Bueno, sería dar un gran paso- sonreí.

Y así fue mi tarde. Hablar y reír con la persona que me hacía sentir bien, me hacía ser feliz.

El atardecer se aproximaba. Y las campanadas de la iglesia replicaban.

-Ya casi tenemos nueva Reina- dijo captando mi atención.

-Al parecer si- se levantó del pasto. Extendí me mano en señal de ayuda para poder levantarme.- Gracias.

-¿Tienes idea de cuanto voy a extrañarte?- me acerqué a él.

-No más de lo que yo a ti- me aferré a su cintura.

-Te amo- susurró.- Te amo tanto. Eres la mujer de mis sueños, la dueña de mi ser y la heroína de mi corazón. Si te vas, te buscaré y antes de que te vallas, te dejaré un recuerdo.- me separó levemente de él.

Nos miramos fijamente. Inclinó su cabeza y yo me puse de puntitas. Cerré los ojos y sentí sus labios sobre los míos.

Los mejores segundos de mi vida. El beso era ambientado por las campanas de la iglesia.

Nos separamos y fue inevitable sonreír.

-Un recuerdo bastante lindo; así jamás te voy a olvidar- asintió.

Me alejé de él. Sabía que era hora de irme.

-Adiós, Vanea.

-Adiós, Elloy.

Caminé hasta donde se podía admirar el horizonte. Me giré hacia él y le sonreí.

El viento del oeste volaba mi cabello. Impidiendo que regresara corriendo a sus brazos.

Algún día lo vería; ni mañana, ni pasado mañana. Tal vez dentro de un mes, tal vez dentro de una vida.
Realmente no lo sabía, solo estaba segura de que algún día lo volvería a ver. Porque si dos personas están destinadas a estar juntas, a pesar de que tomen distintos caminos, se vuelven a encontrar al final.

Fin

Y bueno, así es como concluye esta bella historia.

Bueno... La verdad ahí no acaba, aún falta el epílogo y los agradecimientos que serán publicados más adelante en esta misma historia, así que no la eliminen de sus bibliotecas.

\._./ no leemos la próxima.

   -Escritora Loca

Una heroína para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora