La presentación

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Cuando la pequeña Diana llegó a los tres años, sus padres se la presentaron al Creador. Según decía la tradición celestial, cuando el hijo del comandante primogénito tenía los tres años, se llevaba ante el Creador para saber si cuando le dieran el cargo, sería un gran líder. Por primera vez, Diana sería la primera mujer heredera al liderazgo.
Anwin y Narnia acompañaron a la niña a su presentación. Entraron en la gran sala donde el dios les esperaba. La pequeña observó el lugar con curiosidad. Agarró la mano de su madre un poco asustada.
–No pasa nada. No tengas miedo- le dijo para tranquilizarla.
En el trono estaba sentado alguien que ella desconocía, y le sorprendió su gran altura, y que no se le veía la cara. Su padre se arrodilló ante él.
–Buenas, Creador, he venido a presentarle a mi hija, Diana.
–¡Hola, Anwin! Es un gusto conocer a tu primogénita –acercó su dedo hacia la niña, que soltó un pequeño grito. Asustada, se abrazó a su madre.
–Perdonarla, Creador. Está muy nerviosa –le dijo Narnia cortésmente.
–No importa. No te asustes, pequeña. No hago daño –chasqueó sus dedos y apareció una linda mariposa, que fue hacia Diana.
Ella se apartó de su madre y jugueteó con la pequeña criatura por la sala.
–Siento que va a ser grande, comandante. Aunque sea una mujer, su fuerza y valor supera hasta al ángel más fuerte –dijo el dios.
-¿Usted cree? Ya sabe que no tiene alas... O eso parece –dijo Anwin.
–Sé que es distinta a los demás. Algún día saldría alguien distinto, no todos los ángeles son perfectos.
–No quiero que sea la rara cuando vaya a la academia de ángeles, Creador –dijo Narnia.
–¿Pensáis en llevarla a la academia de ángeles? Buena idea. Así, cuando sea comandante, gobernará con tiene que ser –dijo mientras la observaba–. Me gustaría darte algo para que se lo des a un gran amigo nuestro –le entregó una espada guardada en su funda–. Esta es Light, la espada de la luz. Es un regalo que quería hacerle por que también ha tenido un hijo como vosotros. Agrégaselo a Yandak, que estará cuidando de su hijo, Azazel.
–¿Azazel no es nombre de demonio? –recogió la espada.
–Por desgracia, ese niño es híbrido de ángel y demonio. Nació cuando aceptaste el cargo de comandante. El niño tiene aspecto de ángel, a pesar que sus progenitores son de distintas especies.
El comandante no dijo nada, solo miró a su amada.
–Hace mucho tiempo que no vemos a Yandak, Anwin –dijo Narnia.
–Tienes razón. ¿Cómo puede haberse ido con un demonio? –Intentó disimular, sabiendo lo que había ocurrido.
–Según me contó, le pillaron durante la misión y lo encarcelaron. Le dejaron de vigilante a una diablesa llamada Sublatti, que tenía un gran cargo y la confianza de Satanás. Parece que no era tan mala de lo que él pensaba. Le cuidó y lo liberó, escapando con él y traicionando a su jefe.
–¿Un demonio con bondad? Imposible –murmuró ella.
–Yo pensé lo mismo, comandante. Llevaron un tiempo escondidos, donde tuvieron a su hijo, hasta que Satan los descubrió. La diablesa distrajo al dios y él consiguió huir con el bebé. Cuando llegó al cielo, me lo contó todo.
–Increíble.–Creo que vive dónde vivía cuando erais jóvenes. Ya sabes por qué no te doy una nueva espada porque ya tienes a Revage.
–Sí señor –contestaron.
–Ahora ya podéis marcharos. Ha sido un honor conocer a vuestra hija, Narnia y Anwin. Esta chica será grande, como los son sus padres.
–Es un alago que nos digas eso, Creador. Mucho gusto haberle visto de nuevo –dijo Narnia.
Hicieron una reverencia y fueron en busca de Diana. La mariposa había desaparecido y estaba a punto de llorar por la pérdida.
–Diana, ¿te apetece dar un paseo para ver a un viejo amigo? –Le preguntó su padre.
Cuando le hizo la pregunta, la cara de la pequeña cambió. Llena de alegría, asintió.
–¡Yo quiero conocer a tu amigo!
–¡Entonces vamos! –Salieron de la sala.
Mientras caminaban por los pasillos, los padres y su hija conversaban.
–¿Sabías que nuestro amigo tiene un hijo que tiene tu edad? Podríais hacerse amigos –le contó su madre.
–¿Amigos? Yo todavía no tengo ninguno –contestó con mucho entusiasmo.
Su padre le cogió de los hombros y la alzó como si estuviera volando.
–¡Papá! ¡Qué divertido!
Le subió después a sus hombros y fueron a su hogar para hacer el equipaje.

Fallen Angel©(#0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora