Perdón al traidor

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Satanás ordenó a dos de sus subordinados que fueran a las mazmorras de los infiernos para traerle a un prisionero.
–Lo que usted mande, mi señor –contestaron los sirvientes.
Mucho después, trajeron lo que el dios pidió. Era una diablesa con la piel rojiza, con los ojos verdes muy llamativos, un vestido negro que le llegaba al muslo y pelo negro muy largo. Los sirvientes le soltaron los brazos. La prisionera miró al gran demonio. Era como un demonio, pero sin alas y en gran tamaño.
La diablesa anduvo hasta llegar al trono. –¿Qué quieres de mí? –Le preguntó.
–Verás, Sublatti... Existe una manera de darte mi perdón y tu libertad por traicionarme, por liberar a ese ángel y encima, tener un hijo con él.
–No metas a Yandak y a mi hijo por medio. Ellos no tuvieron la culpa –replicó.
–¡Silencio! Si haces lo que te digo, volverás a estar como antes y olvidaré todo esto.
–Dímelo y acabemos con esto.
–Verás, tengo que el Creador ha mandado a alguien de la Tierra a escribir un libro sobre la creación, en el que según dicen, un ángel caído me vencerá, y no voy a permitir eso. Quiero que encuentres a esa humana y me digas dónde se encuentra.
–¿Sólo quieres que encuentre a una simple humana? Lo que dicen en los libros a veces suele ser real.
–No solo quiero que busques a la humana. Ese libro cuenta la leyenda de algo que va a ocurrir de verdad. El Creador tiene la habilidad de adivinar el futuro. Voy a provocar otra guerra, que será la exterminación de los ángeles. No sólo eso, conquistaré el cielo.
–¡No tienes derecho a hacer eso! ¡Ellos no te han hecho nada!
–El Creador y sus angelitos pagarán por lo que han hecho. Pero, les perdonaré la vida a aquellos que se unan a mí. Primero, necesitaré a alguien para derrotar al Creador.
–Nadie puede vencerle. Ni tú mismo puedes, Satan.
–Ya veo que estás de su parte, pero ignoraré ese comentario. Hay una manera. Existe un veneno capaz de dejar dormido a cualquier ser, incluso un dios. Tú prepararás el veneno.
–Los ingredientes son casi imposibles de encontrar.
–Pregúntale a Manclat, pues los tiene y tiene un montón de libros con el que podrás realizarlo. Yo se lo entregaré a un ángel, a uno que desea tanto algo. Después, provocaré la guerra. Seguramente se forme una brecha y los ángeles caerán. Tú estarás en el lugar dónde caigan y junto a otros demonios, matarás o rematarás a todos. Qué ninguno quede vivo.
–Eres malvado y cruel. Provocarás el desorden y el caos. ¿Cuándo será ese momento?
–En un tiempo muy lejano, así que puedes empezar lo que necesito.
–Te aviso, Satanás: cómo pongas un dedo sobre ellos, haré un veneno para ti y le mataré –le advirtió.
–No será necesario, traidora. Ni tú ni nadie puede conmigo.
Ella se dio la vuelta, maldiciendo.
–Espero que esa leyenda sea verdad –susurró a sus espaldas mientras salía de la sala, dejando solo a Satan. Éste juntó sus manos y sonrió.
–Creo que ya tengo al ángel perfecto. Alguien desesperado, que caerá en el engaño –terminó riéndose a carcajadas.

Fallen Angel©(#0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora