La academia de ángeles

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Un año después de preparación y entrenamiento, Azazel y la joven Diana se graduaron junto al resto que aprobó el examen con ellos. Azazel era el favorito de los profesores, pero no les agradaba que Diana estuviera allí. Cada vez que los demás daban clase de vuelo avanzadas, ella se reunía con su padre y entrenaban. Algunas veces ganaba ella, y otra él por algún despiste de su hija. Después, padre e hija conversaban sobre cualquier tema, sobretodo de la academia y la historia de los ángeles. Anwin sabía demasiado sobre los ángeles y se notaba que le gustaba mucho hablar de ello. Un día, Diana le hizo una pregunta a su padre, que le sorprendió al escucharla.
–¿Cómo os conocisteis mamá y tú? –Le dijo sentada en el césped de uno de los numerosos patios del cielo.
–Nos conocimos en la academia. Ella era la única mujer que había y se metían con ella. Hacía las cosas a su manera. Desobedecía a los profesores, y siempre estaba por ahí volando. Una vez, mis compañeros se burlaron de mí por algo que no recuerdo, y ella me defendió. Uno de ellos le retó y aceptó. Ese chico era uno de los mejores que había, y tu madre le ganó de un golpe. Asustados los demás, huyeron y me preguntó si estaba bien. En ese momento, me enamoré de ella. Nos hicimos mejores amigos y después, novios como quién dice.
–¿Quién fue el chico que retó a mamá?
–Fue el padre de Azazel, aunque después entró en el grupo nuestro de amigos. Cuando terminamos la academia, iban a nombrarme comandante, pero rechacé mi puesto, dándoselo a él. Fue el comandante más joven de todos. Desapareció en una misión del Creador y acepté mucho después.
–Entonces... Yo seré la próxima comandante...
–Efectivamente, Diana –le dio un tierno beso en la frente–. Confío en el día que me vaya al paraíso, tú te encargues de todo. Sé que lo harás bien.
–¿Paraíso?
-Es el lugar dónde van las almas cuando mueres. Todos los comandantes están allí, ángeles, demonios... Anteriormente vivían los humanos, pero los expulsó y lo dejó como un lugar para las almas de los muertos.
–¿Yo seré comandante? ¡Vaya!
–Creo que es hora de que vuelvas a clase. Ahora te toca historia de los cielos.
–Creo que no necesito darlas porque ya te tengo a ti, papá –le sonrió.
Él le devolvió la sonrisa y ella se marchó. Tenía cinco horas con asignaturas distintas, y tenía cada alumno un cuarto propio. En el año de clases, los elegidos se marchaban de sus casas y vivían en la residencia de allí. Cuando se graduaban, se les daba un cargo y volvían a sus hogares.
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Por fin, después de un año, llegó el día de la graduación. Después de entregar los resultados de los exámenes finales, los aprobados, que sólo fueron dos, fueron a la ceremonia. Eran Azazel y Diana, que, a pesar de lo que le había costado sacar las asignaturas adelante, aprobó. Los dos amigos se felicitaron uno a otro y charlaron mientras revisaban y llegaban los encargados de la celebración.
–Diana, ¿te puedo hacer una pregunta?
–Claro.
–Verás, me gustaría... Que vinieras a dar una vuelta conmigo después de la celebración, ¿aceptarías?
–¡Vale! –Exclamó ella–. Hemos cumplido la promesa que hicimos de pequeños –sonrió.
–Yo quiero hacer otra.
–¿De verdad? Ya veo que te gusta hacer promesas.
-Quiero quedarme siempre contigo, ser tu amigo, y, aunque nos separemos, nos volveremos a encontrar.
Ella se ruborizó. Él levantó su dedo meñique.
–¿Me lo prometes? –Le preguntó.
–Te lo prometo, Azazel –agarró su dedo pequeño con el suyo y apretó con fuerza.
Los dos se miraron fijamente los ojos. Sus rostros se estaban acercando...
Oyeron una voz conocida. Era la voz de la madre de Diana.
–¡Diana! ¡Azazel! –En cuanto la escucharon, los jóvenes se alejaron avergonzados.
Llegaron Anwin y Yandak junto a Narnia, y felicitaron a sus hijos. Los chicos iban con su armadura, pero esta vez relucían mucho. Narnia iba con un vestido largo blanco muy sencillo, y llevaba una cinta blanca en la cabeza. La pareja le dio un abrazo a su hija y el padre de Azazel le dio unas palmaditas en el hombro a su hijo. Les avisaron de que podían entrar dentro, y los cinco se adentraron en la fiesta.

Fallen Angel©(#0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora