Capítulo 41

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La oscuridad me rodeó y me cegó completamente, dejándome vulnerable y sin saber qué hacer, una voz en mi cabeza me repetía constantemente la mala persona que soy, el monstruo en el que me estoy convirtiendo y cómo afecta de manera directa a la chica que amo. Quiero protegerla, de Fernández, de quien sea que quiera hacerle daño, quiero protegerla de mis demonios que la llevarán a la orilla de pozo y la tirarán a la penumbra en la que me encuentro arropado.

Mi cuerpo reacciona de un estado somnoliento y lo primero que percibo es un olor a fármacos y detergente, una luz blanca atraviesa por la delgadez de mis párpados pesados, abro los ojos poco a poco, y el dolor de cabeza se hace presente, me quejo de dolor mientras me siento en la cama totalmente aturdido.

Mi cuerpo yacía en una camilla de sábanas blancas, con un brazo hinchado y vendado, creo que tuve alguna fractura. Tenía un dolor de cabeza insoportable, sentía que me iba a explotar en cualquier momento, claramente estoy en un hospital, y no tengo idea de lo qué pasa, un hombre con bata llega a mi lado y me pregunta cómo me siento, los huesos me duelen y la cabeza me va a estallar, he estado mejor.

Para calmar mis dolores me da analgésicos, el doctor asegura que no sufrí tantos daños en el accidente, ahí es cuando las imágenes cruzan por mi cabeza lentamente, luces me acorralaron haciéndome caer en la moto, ahí fue cuando Brenna llegó a mi mente y la preocupación invadió mi cuerpo, me levante demasiado rápido de la cama; grave error, me sentí mareado y con unas nauseas terribles, tuve que volver a sentarme o siento que me desmayaría en cualquier momento.

—¿Dónde está la chica que iba conmigo? —pregunto aun cuando todo me sigue dando vueltas.

—Zack, debes reposar, no tuviste daños en la cabeza por el casco, pero aun así debes reposar —me pide el doctor sujetándome por los hombros para mantenerme en mi lugar. Y de repente pienso en mi pistola, la llevaba conmigo, ¿dónde está?, miro al hombre frente a mí y me pregunto si habrá llamado a la policía, yo no debería portar un arma.

Intento tomar al doctor por el cuello de su camisa con una sola mano, notablemente se asusta y termina diciéndome dónde está Brenna, en la habitación de al lado. Cuando intento dar pasos apresurados fuera de la habitación me doy cuenta de que estoy cojeando, o sea que también tuve golpes en la pierna izquierda.

Entrar sin autorización a la habitación de Brenna fue una acción muy desesperada, ver a Brenna fue como recibir un puñetazo en la cara, seguía inconsciente y le estaban vendando el abdomen, tiene quemaduras en sus piernas y su mano izquierda vendada, la mía estaba peor, de eso no hay duda, pero ella se veía tan frágil en esa camilla, que lo único que quería era tomar todo el dolor que ella podría estar sintiendo ahora y cargar con eso, después de todo es mi culpa.

Casi a patadas me sacan de la habitación y el doctor me obliga a volver a la camilla en la que desperté, me doy cuenta de que todos están en el pasillo fuera de las habitaciones y mi madre fue la primera en entrar a verme, todo el cuerpo me dolió cuando fue a abrazarme, mis hermanas entraron detrás de ella, con una expresión de total preocupación. Dakia no dejo de regañarme por estar andando en la moto, a ella nunca le gusto, mientras que Aliya y Sahira solo repetían la misma pregunta: ¿Estás bien?

—Tengo que saber que está bien —le pido al doctor mientras anota las indicaciones que debo llevar por algunos días.

—Ella estará bien —es lo único que dice cuando le tiende la hoja a mi madre, quien inmediatamente repasa cada uno de los medicamentos y pregunta si puede sustituir algunos, ella conoce todo eso. Aprovecha el momento para preguntar cuándo podré irme, y para mi suerte podré irme al amanecer, son alrededor de las dos de la madrugada.

Cuando el doctor nos deja solos, Thomas y Jenna entran a la habitación, mi cuñada debe estar más que angustiada, lo puedo notar en su rostro.

—Descansa un poco, te traeré agua —dice mamá y mis hermanas me dan un beso en la cabeza antes de salir detrás de ella. Thomas se acerca a mí con cara de que todo anda mal, preguntan cómo estoy y luego Jenna cuestiona qué pasó realmente. Mientras que Thomas siquiera se digna a mirarme a la cara.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora