No tan feliz cumpleaños
Ese día Alexander cumplía 15 años. Quería sentirse feliz, pero tenía miedo. Samuel le había pedido pasar ese día con él en la casa del mayor. Alexander no se negó, no quería enojar a su novio.
A pesar de las quejas de su familia por querer ir a casa de un amigo lo dejaron ir. Alexander quería que no lo dejasen ir.
Llego a la casa de Samuel.
Samuel le abrió la puerta y lo recibió con una sonrisa.
―¡Feliz cumple años! ―dijo entusiasmado Samuel, pero al ver que Alexander no correspondía la sonrisa frunció el ceño.
Samuel lo tomó del brazo y a empujones lo metió dentro de la casa.
―Te dije feliz cumple años, debes sonreír.
Alexander sonrió, pero más que una sonrisa parecía una mueca desesperada.
Samuel se sintió satisfecho.
―Sabes, ya me estoy cansado de esperarte ―dijo Samuel repentinamente arrinconando a Alexander.
―A... a que... Samuel... ¿Que... que quieres decir? ―preguntó con miedo Alexander.
―Me gusta esa mirada, pero por ser tu cumple años tengo un regalito especial para ti.
―¿Qué...es? ―trato de preguntar con una sonrisa.
―Vamos ―dijo Samuel tomándolo de la mano.
Subieron las escaleras y llegaron a un pasillo. Decir que Alexander se sentía aterrado era poco. Cuando llegaron frente a una puerta Samuel la abrió y en ella había una chica sentada en la cama provocativamente.
―Ella es mi novia, Sofía ―dijo con una sonrisa Samuel.
―¿Qué? ―preguntó Alexander al borde de las lágrimas.
Samuel rio―. ¿Pensabas que eras el único? ¿No es tierno Sofí?
―sí, muy lindo ―dijo con una sonrisa la chica.
―Bueno como dije que este era tu día especial sofí y yo preparamos un regalo muy bueno para ti. Siéntate ahí. Y disfruta de la función ―Samuel señalo una silla que estaba frente a la cama.
Alexander resignado a ser segundo plato se sentó obediente.
―Buen chico ―alago Sofía―. Quiero uno así ―dijo con un puchero.
Samuel tomo a Sofía del cuello y lo apretó―. Ni se te ocurra.
―Lo... lo lamento ―dijo ahogada la chica. Samuel la soltó.
―Disfruta tu regalo querido Alex ―dijo con cinismo Samuel.
Samuel comenzó a desvestir a Sofía mientras la besaba y la tocaba. Alexander miraba la escena fijamente en silencio, sintiendo como su corazón se rompía con cada gemido que soltaba Sofía.
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Diario de un Suicida
Short StoryAlexander cada día desahogaba sus penas escribiendo en su diario. Alexander cada día resistía para no deslizar el cutter sobre su piel. Alexander se sentía nervioso por la insistente mirada de uno de sus compañeros. Rodrigo sentía una curiosidad por...