Quinta Página

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Alexander giró lentamente y vio con horror a una chica castaña, piel morena y ojos cafés. Vestía el uniforme de educación física. "Es una de mis compañeras" pensó Alexander sin entender por qué la chica estaba ahí.

―¡¿Qué estás haciendo?! ―Volvió a preguntar la chica.

Alexander miró el cutter en su mano y su brazo izquierdo. La herida estaba sangrando y machando las páginas de su diario.

―Yo...

―¿Estas demente? ¿Por qué te haces daño? ―preguntó la chica esta vez acercándose a Alexander. Tomó el cutter con cuidado y lo arrojó lejos de Alexander―. No hagas eso.

Alexander miró a la chica frente a él. La chica tomó el diario de Alexander y lo cerró. Metió las cosas del chico en la mochila y la cerró.

―Vamos a la enfermería ―dijo la chica mirando con decisión a Alexander.

El pelinegro palideció considerablemente.

―No, no... no... le dirán a mis padres. Y... no... por favor ―dijo Alexander mirando desesperado a la chica frente a él.

La castaña mordió su labio inferior y miró angustiada a Alexander.

―Necesitas curar tu heridas ―dijo la chica― debemos ir a la enfermería.

Alexander tomó su mochila y comenzó a buscar en ella casi con desesperación hasta que sacó de ahí un estuche.

―Aquí... aquí hay cosas...

La castaña tomó el estuche y lo abrió, en el interior había: gasa, banditas, un pote pequeño de alcohol y algodón.

―Está bien... no le diré a nadie ―accedió la castaña.

Alexander asintió y dejó que sus lágrimas corrieran. La castaña comenzó a curar la cortada de Alexander y con horror descubrió que el brazo de Alexander tenía más de una cortada, algunas más recientes que otras.

―¿Cómo te llamas? ―preguntó en voz baja Alexander.

―Michelle ―respondió en un susurro ―¿y tú?

―Alexander.

Alexander se quejó cuando Michelle pasó un algodón lleno de alcohol por la herida.

―Te aguantas. Eso te pasa por tonto ¿Por qué te cortas?― Alexander no dijo nada―. Está bien, no preguntare nada más. Pero debes dejar de hacer eso.

Cuando terminó de curar a Alexander colocó una bandita.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó Alexander mirando su brazo.

―Vine a buscarte, el profesor me pidió que lo hiciera. Esta muy enojado. ―Alexander asintió― volvamos a clases.

Michelle y Alexander regresaron a la clase de educación física. El profesor los mando a trotar hasta que acabase la clase.

Alexander esa noche llegó cansado a su casa. Escuchó risas en el interior de su casa. Mira el número "158" que indica que esa realmente es su casa. Entra con cautela y ve a su familia riendo y charlando.

Alexander queda parado ahí, sin hacer nada más que mirar la escena tan ajena para él.

―Alex ―dice Salome acercándose a su hijo―. Qué bueno que llegas.

―Hola mamá ―saludo Alexander en voz baja.

―Sube a cambiarte, vamos a salir a cenar ―dijo Andres, el padre de Alex.

―¿Cuál es el motivo? ―pregunto sin expresión Alex.

―¡Primor! ¡A papa lo ascendieron! ¡Lo volvieron socio! ―dijo muy alegre Alison.

Alex sonrió enormemente y se acercó a abrazar a su padre―. Felicitaciones papa, te lo mereces.

Andres sonrió y agradeció el abrazo.

Alexander cuando se giró la sonrisa plástica desapareció de su rostro. Subió a su cuarto y antes de arreglarse para salir con su familia, buscó su diario en su mochila, sacó su diario, lo abrió. Miró como la quinta página estaba manchada de sangre. Recordó a Michelle y sonrió tristemente, no lo había vendido. Salió de su pensamiento y escribió.

"Hare como si nada y seguiré sonriendo, así muera por dentro".

N/A: Hola, hola. Espero les haya gustado. Me siento inspirada. Veré cuantos caps subo hoy. Espero subir al menos tres. :3




Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora