Octava pagina

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N/A: Me siento inspirada.


Octava pagina

Alexander llegó al salón de clases. Caminó hasta su asiento pero se detuvo en seco al ver que en el asiento de Diego estaba Rodrigo. Volvió a caminar, se dirigió a su asiento y no pudo evitar mirar entre sorprendido y curioso a Rodrigo.

Alexander se sentó en su asiento y Rodrigo inmediatamente giró su asiento y se sentó mirando de frente a Alexander.

―¿Hola? ―dijo con duda Alexander.

―¡Genial! Hoy me diriges primero la palabra. Hola.

Alexander miró fijo a Rodrigo. "Si te quedas mirándome fijamente no me queda más opción que hablarte" pensó Alexander sin expresión en su rostro.

―¿Y Diego? ―preguntó Alexander.

―Cambie de asiento con él.

―¿Por qué?

―Porque me quería sentar cerca de ti.

Alexander miró sorprendido a Rodrigo y se sonrojo.

―Me encanta cuando te sonrojas, te ves muy lindo.

Alexander estaba muy avergonzado. Su rostro estaba muy rojo.

―Alex ―saludó Michelle.

―Hola.

―Es una pena que tu padre no te fuese dejado ir a mi casa ayer ―dijo Michelle.

―Papá quería que fuera chaperón de mi hermana y su novio. Bueno, no fui de mucha ayuda ―dijo con una sonrisa Alexander.

Rodrigo miraba el intercambio con el ceño fruncido, lo habían dejado de lado.

―¿Hablaron el viernes de reunirse? ―intervino Rodrigo.

―No, le envié un texto ayer ―dijo Michelle― Aunque el sábado tampoco quiso ir ―agregó Michelle con un puchero.

Rodrigo miró mal a Michelle. Pero repentinamente la oscuridad apareció y una risita conocida se escuchó a su espalda.

―¡Gustavo, hombre! ―gritó Rodrigo cuando reacciono.

Michelle apretó los labios y miró a Alexander sonrojada.

Alexander observó cómo Rodrigo tomaba a Gustavo y comenzaba a discutir con él. Detalló la vergüenza y el nerviosismo de Michelle.

―¿Te sientes bien? ―preguntó bajito Alexander, Michelle solo asintió.

―Te he dicho que no me saludes así, me caga ―dijo de mal humor Rodrigo.

―Y yo seguiré cargándote la vida porque te encabronas muy divertido ―dijo Gustavo―. ¿Por qué me has abandonado? ahora tendré a la molestia de Diego atrás de mí.

―Me gusta más aquí ―dijo Rodrigo echándole ojos a Alexander.

―¡Ahhh! Ya veo, hay un ambiente más "colorido" aquí ―dijo Gustavo haciendo énfasis en la palabra colorido.

Gustavo siempre hacia énfasis en esa palabra por que la bandera gay era un arcoíris.

―Envidioso ―dijo enfurruñado Rodrigo.

―Michelle, ¿segura que estas bien? ―Volvió a preguntar Alexander levantándose de su asiento y mirando preocupado a la chica.

―¿Qué le pasa? ―pregunto esta vez Gustavo acercándose a Michelle. Gustavo la giró y la miró de cerca―. ¿Tienes fiebre?

―Agárrenme ―fue lo que dijo Michelle antes de desmayarse.

―¡Mierda! ―exclamó Gustavo atajando el cuerpo de la chica― la llevare a la enfermería.

Alexander asintió― iré...

Rodrigo interrumpió a Alexander―. Encargate de ella ―Gustavo asintió llevando a Michelle estilo princesa.

―¿Por qué...

―Les vendrá bien, a ese idiota también le gusta.

Alexander asintió.

―Por favor no te cierres nuevamente, sigue hablando conmigo ―pidió Rodrigo notando como Alexander entraba nuevamente en "modo emo".

―La clase va a comenzar ―dijo con simpleza Alexander.

Todos tomaron asiento y después de explicar la ausencia de Michelle y Gustavo la clase comenzó.

Alexander sin ganas sacó su diario y para disimular que tomaba apuntes escribió en la octava página.

"Disculpa el desorden.

Estas son las ruinas de lo que fui alguna vez.

Estoy tratando de reconstruirme, pero faltan trozos y sobran pequeñas piezas que ya no encajan.

De vez en cuando, alguien llega y de un solo golpe lo destruye todo.

Y no es fácil empezar de cero, con el miedo de saber qué, en cualquier momento alguien puede romperme en mil pedazos otra vez".

No se sentía triste pero esa era la verdad de su corazón. 



Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora