Mariposas

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Domingo por la mañana.

Rodrigo estaba acostado en su cama mirando fijamente el techo de su cuarto. Estaba pensando en Alexander. El chico le daba curiosidad desde el primer día que lo había visto entrar al salón. Su piel era realmente blanca, tenía el cabello negro y brillante. No sonreía y eso le intrigaba. Pero lo que más llamaba la atención de Rodrigo eran los ojos de Alexander. No precisamente el color, aunque eran de un marrón muy bonito, lo que llamaba la atención de sus ojos era su mirada rota. Era una mirada desolada, llena de dolor.

Siempre miraba fijamente a Alexander. Era silencioso. Notaba como el chico se sentía incómodo en el salón. Siempre salía huyendo.

Cuando Rodrigo miró las heridas del brazo de Alexander, mientras se cambiaban para educación física, se preocupó. Alexander había dicho que había sido su gato. No le creía. Rodrigo debía averiguar si realmente el chico tenía un gato.

Alexander era un enigma para Rodrigo. Mientras el ojiverde observaba cada día más a Alexander el pensamiento de que era lindo crecía. Ya no solo lo miraba por curiosidad, lo miraba por que se sentía bien mirando al chico. Alexander tenía algo que cautivaba a Rodrigo.

Rodrigo pensó en como seria Alexander si sonriera. Imaginar a Alexander sonriendo consiguió que Rodrigo se sonrojase y sintiera miles de mariposas instalarse en su estómago.

―Mierda ―susurró.

Mariposas.

Mariposas en el estómago.

Las mariposas en el estómago significaba que pronto perdería la cabeza, si no es que Rodrigo ya la había perdido.

N/A: esta vez el cap. es con Rodrigo. Rodri comenzara a salir más en la trama. 



Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora