Su amiga..

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| Capitulo 12|

* * *

Tres meses. Tres meses de gestación, mi embarazo era de doce semanas. Y habían sido terribles sobre todo por mis hormonas me la pasaba llorando por absolutamente todo.
Estaba tecleando una carta en la computadora de mi oficina básicamente trabajando. Ya había pasado el almuerzo y había decidido poner toda la tarde en esa carta si es necesario. Esa carta abriría si tiene éxito un contrato con otra empresa muy prestigiosa de Canadá. El teléfono sonó, era el intercomunicador
- ¿Pasa algo Jess? -asi se llamaba la secretaria general mejor dicho Jessica pero la conozco lo suficiente como para sentirme cómoda llamándola por su apodo
- Alguien ha venido a verte -dijo con un tono sorprendido
- Dile que estoy ocupada que en otro momento, o que si es importante me llame a mi celular
- Claro Gwen -colgué
Continué con la carta, estaba comiendo una barra de cuatro cuadrados de chocolate con maní y almendras. Se me había antojado cuando lo vi en el negocio de al lado del buffet donde acostumbro a almorzar. Tres golpes secos en la puerta me hicieron desviar mi atención nuevamente.
- Adelante - dije - ¿a que viniste? Dije que no podía atender a nadie Sydney
- Solo pasaba cerca de acá y necesito decirte algo - buscaba mi mirada pero estaba perdida en el computador - se hizo un silencio y tuve que mirarlo, él me miraba a mi
- Te escucho solo que no dejo de trabajar - suspiro notablemente y se sentó en la silla de enfrente de mi escritorio
- Tú estabas.. digo tu sabias que mi madre conocía nuestra situación ¿no? -asentí - bueno - hizo una pausa y se lo notaba nervioso porque acomodaba los lapiceros y cosas sin importancia sobre mi escritorio
- Ve al punto
- Ahora lo sabe toda mi familia y han organizado un almuerzo donde tu y yo deberemos asistir -me quede dura, o no, no puede estar pasando además de él debo lidiar con su familia ¿en que te metiste Gwen? - se que será incomodo pero me harías feliz yendo -continuo
- ¿Cuándo?
- Este domingo -dijo con tono de suplica
- Deberé cancelar con las chicas -bufe- esta bien
- Gracias, te recompensare -beso mi mejilla y salio feliz o al menos con una carga menos

El domingo había llegado muy pronto más de lo que había creído. Elegí un vestido de estación blanco suelto, claro. Sandalias sin tacón y muy poco maquillaje creo que asi podré agradarles. ¿Y por que quieres agradarles? Dijo una voz dentro de mi, me moví incomoda y la ignore. Mire mi reloj aun faltaba mas de media hora para que Sydney pasara por mi. Fui a la heladera y tome un yogur natural y le añadí moras y algo de cereal sin azúcar. Fue un delicioso permitido a mi no tan exigente dieta, a quien quiero engañar comía lo que me ponían en la mesa, a este paso terminare como un globo terráqueo a los seis meses. Lo peor será que todos te dirán que estas hermosa y tu te veras como una pelota de baloncesto, re don da. La bocina de un automóvil me sacudió de mis pensamientos, mire por la ventana y ahí estaba él como siempre.
Al subir a su auto, abrió la puerta y luego la cerro tras de mi, todo trascurría normal pero con un silencio notorio. Unos veinte minutos de viaje y arribamos tranquilamente la casa Jenkins. Se veía muy bien cuidada y sobre todo muy silenciosa. Sydney me ayudo a bajar del auto extendiendo su mano no porque no pudiera hacerlo yo sola sino que era parte de su considerable caballerosidad. No sono el timbre ni golpeo la puerta solo giro la perilla y abrió la puerta verde oscuro. Reinaba la paz y la armonía. La sala principal era de un color crudo con adornos en tonalidades de beige y anaranjado. Era muy calida. Sydney tomo mi mano pero la aleje, él tomo mi muñeca y me guió hasta el jardín atravesando la cocina. Ahí la parte de silenciosa y armoniosa se desvaneció, había mucha gente que hablaba de diferentes cosas al mismo tiempo, niños que correteaban y un par de perros. Sonreí, prefería esto antes que una perfecta, refinada familia llena de modales donde te daba miedo con cual de las tres cucharas comer el postre. '
- Mama -dijo Sydney- Papa - todos se quedaron en silencio al vernos parados ahí - ella es Gwen -dijo y los salude - ellos son mis padres, Caithlyn y Octavio
- Es un gusto conocerlos -sonreí
- El gusto es nuestro querida, al fin -dijo su madre emocionada o alterada, una mezcla- ven vamos a comer de una vez - me leyó la mente - oigan todos ya llego mi hijo y ella es Gwen..
- Su amiga -dije deprisa - la madre me miro y luego sonrió al igual que Sydney

Era algo incomodo la situación pero creo que podría sobrellevarla por lo menos hasta que finalizara el almuerzo luego todo seria mas tranquilo.
La conversación comenzó siendo del clima, luego giro en torno a mi y luego finalizo en la confesión de mi embarazo. Caithlyn hablaba con tanto orgullo de su hijo y de su futuro nieto, que me hacían sentir fatal. Octavio coincidía con ella y varios de los presentes igual, me dedicaban sonrisa y me hablaban de lo maravilloso que les parecía tener un bebe, algunos como deseo y otros como experiencia.
Me sentí mal, ¿Por qué yo no pensaba asi? Sydney apretó mi mano por debajo de la mesa y lo mire. Trato de sonreírme y decirme algo con la mirada se había dado cuenta de lo que me pasaba.
- No pienses en ello -dijo el por lo bajo
- No tengo idea porque acepte esto -dije áspera
- Realmente te agradezco que lo hayas hecho -sonrió pero yo no pude hacerlo además de que no quería.
La familia Jenkins y amigos continuaban hablando del embarazo, de los antojos, de sus propias experiencias y algunas anécdotas. Me sentía mal, muy mal. No encajaba ahí donde todos adoraban la idea de tener bebes.
- Si me disculpan debo ir -todos me miraron y me sentí nerviosa- al baño -titubeé, todos me dedicaron una fugaz sonrisa y siguieron en lo suyo. Camine con prisa hasta adentro y busque desesperada el baño.
Lo encontré y ahí me encerré abrí la lluvia y comenzaron a salir las lagrimas sin aviso ni nada. Odio mis malditas hormonas aunque no eran totalmente culpables mi odio a si mi misma era otra cosa por las que lloraba y mucho.
- Gwen se que estas ahí, ábreme
- Estoy bien -dije controlando mi voz
- No te creo, vamos abre la puerta... puedes confiar en mi, yo estoy acá para apoyarte
- No te necesito, no quiero tu apoyo -dije entre lagrimas- quiero que me lleves a casa
- Sal y eso haré -abrí lentamente la puerta y el me extendió sus brazos para ayudarme a llegar al auto. Me miro - volveré a excusarnos tu espérame aquí y no te vallas -asentí
- Pídeles perdón de mi parte -dije con melancolía.
Llegue a casa y sin esperar nada baje directo a mi casa mas precisamente mi habitación ahí me encerré. Me mire al espejo y daba miedo estaba espantosa todos mis ojos hinchados. ¿Por qué me era tan difícil aceptar esto? ¿Podría querer al bebe? ¿Que pasa si no? No lo quería desde que lo concebí dudo que pueda quererlo en algun momento del embarazo, me odio por aquellas palabras.
Golpearon levemente la puerta, solo dije "adelante" él entro cerro la puerta y se acerco a mi. Me abrazo y no se lo impedí, necesitaba compañía apoyo lo que fuere. En sus brazos me acuno y me sentí segura y confortable. Mis parpados pesaban y lo último que sentí fueron sus labios en mi frente y un silencioso "tranquila y duerme".

Changed my life ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora