Es de parte de Noah y mía.

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|Capitulo 22|

Ocho meses. Treinta y siete semanas. El bebe claro esta que no se adelanto y fue un alivio para todos. He ido a los controles que me indica el medico y me dijo que debo estar atenta que en cualquier momento llega Noah porque ya esta en posición. Tengo algo de miedo, bueno estoy aterrada. Esto es nuevo para mí, estoy realmente aterrada. Sydney con permiso de su trabajo se tomaría la semana siguiente para estar para mi y para el bebe. Hoy sábado me levanto como estos últimos días sin ganas de nada ya no asisto a mi empleo es ilógico ya que apenas me puedo mover siento como si fuera explotar, mi madre dice que el bebe tendrá mas de tres kilos y eso me aterra aun mas.
Suena el teléfono de seguro es Sydney, me acero a la mesada de la cocina y tomo el teléfono.
- Hola
- ¿Gwen? Gracias al cielo que atiendes tu
- ¿Señora Jenkins?
- Caithlyn ya te lo he dicho - me regaña- repito que bueno que no haya contestado Syd veras hoy es un día importante
- ¿Por qué? - no entendía absolutamente nada
- Niña hoy es el cumpleaños de mi hijo ¿no lo sabes? - no lo puedo creer ¿Como es que jama supe de su cumpleaños?
- Para serle sincera no lo sabia - confesé sintiéndome de lo peor
- No te preocupes Gwen , conozco a mi hijo y no es muy abierto - tenia razón - bien deberás mantenerlo ocupado y lejos de tu casa, ya que no puedes salir de casa llevaremos la fiesta a ti
Bien debía ingeniármelas para que Sydney estuviera lo más lejos posible de casa. Tengo una idea.

- Me recorrí la ciudad entera tratando de conseguir lo que me pediste - dijo de espaldas tratando de cerrar la puerta con uno de sus pies
- ¡Sorpresa! ¡Sorpresa! - gritaron saliendo de su escondite.
Mi familia y su familia estaban ahí, incluyendo su tio Gaspar que parece un hombre encantador. Mi madre se encargo junto a Mery de los bocadillos y la gran torta con veintidós velas en ella.
Luego de una agradable reunión y antes de que finalizara le cantamos celebrando su cumpleaños.
Despedimos a cada miembro de nuestra familia, uno por uno. Cuando la casa quedo vacía, Sydney comenzó a levantar las cosas y ordenar un poco la casa.
Yo sentada lo observaba. Sydney Jenkins el chico que me encontré en una fiesta con el cual me divertí y él que cambio mi vida. Si, debo admitirlo, lo odie pero no mas que a mi misma. Luego de todo eso él se comporto como debía, defendiendo lo que quería y cuidando a su hijo. A mi me cuido, me cocino, me ayudo en todo lo que necesite... él me entiende, me complementa y me anima porque me conoce y sabe lo que necesito para ser feliz y él ya me lo dio, un hijo.
- Gracias - le dije y no pregunto porque solo sonrió y se sentó a mi lado. Tomo mi mano y nos quedamos tranquilos en silencio - ¿Qué hora es?
- Faltan siete minutos para las doce ¿por que?
- Tenemos una sorpresa para ti
- ¿Otra mas?
- Esta es de parte de Noah y mía, espero que te guste - me levante con su ayuda.
El volvió a sentarse y yo me encamine hacia la cocina. De la heladera tome una bandeja redonda que contenía una torta de chocolate y dulce de leche, cacera. Apague las luces del interruptor y con una vela en forma de veintidós apareció y me dirigí hacia el.
- ¡Qué lo cumplas feliz! ¡Qué los cumplas feliz! - soplo sus velas. Luego con una sonrisa en su rostro se quedo mirándome- espero que hayas pedido tus deseos
- Tengo todo lo que quiero
- Te queremos Sid - le dije que lo quería, confesé mi cariño hacia él ¿solo eso? No me sentía rara ni nada de eso al contrario me sentía bien porque a él le agrado oír eso, lo se por sus expresiones
- Me llamaste Sid, gracias y yo también los quiero y mucho - acaricio mi vientre varios minutos mientras oía que susurraba algunas cosas pero imposible entenderlas. Se enderezo y se dirigió hacia mi plantando sus labios en mi mejilla. Me congele por unos segundos. Luego todo volvió a la normalidad, cortamos la tortas y comimos yo le daba a él y el me daba a mi. En varias ocasiones el dulce de leche quedaba en su nariz o en su mejilla.

Changed my life ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora