Tendras la mejor madre y un padre que te amara de sobre manera.

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|Capitulo 15|

Me desperté de golpe. Mire a todos lados y todo estaba en calma y a oscuras. Limpie mi frente de una fina capa de sudor ocasionada por mi sueño, mi extraño sueño. Mire el reloj sobre la mesa de noche y marcaba con luces verdes las cinco de la mañana pasadas. Respire profundo y me acomode para conciliar el sueño otra vez. Cuando algo surgió de mi estomago y subí con velocidad por mi garganta, tape mi boca y corrí al baño.
Arrodillada frente al inodoro comenzaron las nauseas y vomite varias veces. Detestaba esto con el alma, era asqueroso. Comencé a preocuparme cuando no podía despegarme del baño ni por un segundo. Mis preocupaciones aumentaron cuando vomite un poco de sangre. Me asuste, corrijo me aterre. Busque el teléfono de la cocina y le marque, era la única persona en al que pensaba en este momento.
- Atiéndeme por favor -rogue cuando sonó por tercera vez- ¿hola? ¿Sydney?
- ¿Quién habla?
- Soy Gwen - dije y las nauseas volvieron - te necesito
- No me asustes ¿Qué pasa?
- Ven, ahora - dije suplicando casi
Corte la llamada y tire el teléfono lejos sobre la alfombra. Seguí vomitando. Un rato después sentí la puerta abrirse y él se acomodo a mi lado. Tomo mi cabello y me palmeo la espalda suavemente, más bien hacia masajes circulares sobre ella.
- Vomite sangre -dije - y lo sigo haciendo
- ¿Cómo? - lo mire - iremos al hospital ahora, vamos - me alzo y me llevo hasta su auto, me dio una bolsa de papel para calmar las nauseas, subió en el lugar del conductor y arranco el motor. Quince minutos después me estaba bajando y me llevo con el doctor.
Me hicieron estudios de inmediato, el doctor nos hizo esperar en su consultorio donde me recosté en la camilla y el me tomo la mano. Nos quedamos dormidos.
- Chicos, tengo los resultados - miro la hoja que tenia en sus manos - bueno no es algo de lo que deban preocuparse pero deben estar atentos - has tenido una pequeña hemorragia pero no afecta al bebe pero si te afecta a ti -camino hasta su escritorio- no puedo medicarte con fuertes dosis asi que haremos lo siguiente, tomaras estas capsulas de doscientos gramos antes de ingerir cualquier tipo de comestible, es mejor apenas te levantas - me entrego una tableta de dieciséis comprimidos - las nauseas seguirás y puede que al hemorragia también pero no debe ser grande así que si lo es vendrás de inmediato al hospital no si antes llamarme a mi -me dio una tarjeta con su nombre y numero de teléfono
- Esta bien -sonreí - gracias
- De nada, ya pueden volver a casa tranquilos y descansen -sonrió y nos despidió

Volvimos a casa y él entro detrás de mi cerrando la puerta. Me gire y lo voltee a ver
- No es necesario que te quedes Sydney - por dentro rogaba por compañía pero me mostré normal
- Si que lo es, y además quiero hacerlo -sonrió
- Gracias -murmure, él solo sonrió.

Habían pasado varios días desde aquella madrugada. Comenzaba a sentirme mejor, las nauseas habían cesado y vomitaba una vez al día por ahí. Me desperté y mire el reloj, las cinco de la mañana. Se había hecho un hábito despertarme a esa hora. Pero luego volvía a dormir. Tenia la garganta seca por lo que me levante y camine hasta la cocina, me serví un vaso de agua. Me apoye en el umbral de la cocina y lo mire durmiendo en el sillón.
Lo observe, se veía muy tierno asi pacifico, sonreí. Recordé todo lo que hizo por mi en la semana.
Recuerdo que una mañana me levante y dije "medialunas". Pero lo debí decir alto porque Sydney entro a mi habitación como un rayo
- ¿Estas bien? -dijo sentándose en la cama, asentí - entonces ¿Qué paso?
- Es que tuve un antojo -sonreí- de medialunas
- Esta bien, levántate y toma un ducha preparare el desayuno -dijo y se fue. Obedecí y entre al baño, tome una ducha y me vestí para ir a la cocina y desayunar. Entre, mi café junto con una caja repleta de medialunas me esperaban en la mesa de la cocina. Sonreí.
- Gracias -dije
- Todo sea por la felicidad de ustedes dos -sonrió y lo imite.
Debo admitirlo Sydney se ha portado perfectamente conmigo y con mi embarazo. Le di una última mirada y fui a dejar mi vaso sobre la mesada de la cocina. Volví a la sala y lo arrope, bese su mejilla y me dispuse a volver a mi habitación pero me detuve. Mas bien un leve movimiento me detuvo. Creí estar loca pero volvió a suceder, mi bebe...mi bebe se movía. Lleve mis manos a mi vientre y sonreí.

* * *

Quinto mes. Veintiún semanas. Me encontraba aterrada para frente al espejo. No llevaba remera, solo mi brazier. Mi panza se hinchaba cada día mas, había aumentado cuatro kilos extras. Osea fuera del embarazo. Todo culpa de Sydney que cumplía todos mis antojos. Igual es muy tierno que haga eso por mí. Desde aquellos días en los que tuve problemas se niega a separarse de mí, me ha pedido que saque unas especies de vacaciones por mi salud pero me niego. Yo quiero seguir trabajando es el único momento donde solo importa el resto y no mis problemas. Me siento bien. Le dije que mas adelante posiblemente la sacaría.
Pase ambas manos por mi vientre y susurre un "lo siento" no se bien porque lo hice. O si, si lo se. Siento mucho no ser lo que necesitas ni lo que mereces; siento no amarte como querría y siento con alma no ser una buena madre para ti porque eso es lo que te mereces una excelente madre. Algunas lágrimas salieron de mis ojos pero las seque enseguida. Me puse la remera y salí a la cocina.
- Buenos días
- Buenos días - musite
- Aquí tienes el desayuno - colocándolo frente de mí
- No tengo hambre -dije apenas
- Aquí vamos de nuevo, debes comer Gwen
- ¡Ya basta! No quiero comer y no vas a obligarme ¿ok? - me tendió el desayuno - ¡Déjame en paz! Vete, déjame estar sola ¿para que quieres que coma? Si estoy con kilos demás ¿queres engordarme para que ningún hombre me quiera ver? ¿Para que me vea fea? Enserio gracias pero no -me levante y volví a mi habitación. Ahí me encerré toda la mañana.
El reloj marcaba las siete y media de la tarde pasadas, cuando se oyeron tres golpes a mi puerta.
- ¿Hablamos? -dijo él incorporándose en al habitación
- ¿De que quieres hablar? No hay nada que hablar
- ¿Qué ocurre? -dijo co un aire de ternura y comprensión
- Lo de siempre -dije y el llanto volvió a mi cuerpo, estoy harta de llorar
- No pienses en ello Gwen, piensa en la sonrisa con la que te vera la primera vez y piensa en cuanto lo amaras con simplemente verlo - acomodo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja - y ahí sabrás que él te ama y que hagas lo que hagas serás una madre excelente para él - me acostó en la cama - te dirá lo hermosa que eres y cada día de su vida te agradecerá por haberlo dado a luz - sonreí con los ojos cristalizados
- Eres increíble Sydney -dije entre sollozos. El levanto mi remera dejando al descubierto mi pansita
- ¿Estas de acuerdo conmigo? Si, tendrás la mejor madre del mundo y un padre que te amara de sobre manera - beso mi piel y me estremecí, el roce de sus labios contra mi piel envió choques eléctricos a cada centímetro de mi cuerpo- te amo hijo - sonrió y me miro. Busco mi mano y entrelazo sus dedos con los míos, sin dejar de mirarme se acerco solo un poco - tu eres increíble Gwen... y eres hermosa - dicho eso se acerco a mi rostro y atrapo con sus labios los míos, acoplándolos de una manera perfecta. Me estaba besando de la manera más dulce, tierna y suave. Se separo de mi y aun con los ojos cerrados le indique que se acostara a mi lado y sin desunir nuestra manos cerré mis ojos y caí en un profundo sueño. Ese día me fui a dormir con una inmensa sonrisa en mi rostro y en paz.

Changed my life ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora