Types of Anime Boys (One-Shots Lemon)

Shota-chan (3)

Tercera parte.

"El amor viene disfrazado
¿Cómo proceder y elegir?
(...)
Cuando hay amor en el aire...
No luches contra él, solo sigue respirando."

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El viaje de vuelta se le hizo más corto de lo que pensó que sería. Habían tomado todas sus pertenencias, y ordenados según sus nombres y por lista, fueron subiendo al bus. (T/n) se sentó junto a Ayumu en la parte de atrás, en donde pensaba hacer revoltijo, cantando y pegando gritos sin razón aparente. Pensó que quizá iba a estar más nerviosa de lo normal porque Shota eligió sentarse solo un asiento frente de ellas. Pero para su sorpresa, apenas el bus comenzó a moverse para iniciar el trayecto, su suave e uniforme movimiento la arrulló hasta que pocos minutos después, quedó sumida en un profundo sueño.

Pasaron horas hasta que llegaron a la escuela por la tarde, con el cielo naranjo oscurecido adornando todos los alrededores con esa luz tenue y delicada. Estaba a punto de hacerse de noche por completo, y con algo de lástima, Ayumu la zarandeó para que despertara. Estaba tan agotada que no vio el momento en el que se quedó dormida. Estaba más que confundida cuando abrió sus rasgados ojos hinchados, con la boca media abierta. Sintió húmedo el mentón. Miró a su alrededor y se exaltó cuando miró por la ventana. Casi de inmediato y sin pensarlo, volvió su mirada al asiento que había ocupado Shota delante de ella. Pero no estaba.

- Ya todos se han ido.- Le explicó Ayumu con una sonrisa media pícara cuando la vio desconcertada inclinar la cabeza.

Asintiendo aún algo dormida, se levantó lentamente para no marearse con la ayuda de la pelinegra, logrando caminar por el pasillo del bus sin muchos tambaleos. Un profesor las esperaba dentro del establecimiento, ordenando un par de cosas antes de irse a casa. Tomaron sus bolsos en la entrada y se despidieron de él, comenzando a caminar juntas hasta la estación de metro para volver a casa. En el trayecto comentaron más que nada del campamento, Ayumu hacía lo posible para sacarle a (T/n) todo lo que no pudo en el bus porque dormía, era una chismosa irremediable. Pero aunque tenía muchas ganas de confesarlo todo, se ahorraba los detalles más que nada por respeto a Shota, no quería comentar algo sin el permiso de él antes, después de todo era su intimidad. Aprovechó también para preguntar como le iba con Tabara, pero su amiga se avergonzaba tanto al hablar que era incapaz de terminar la frase antes de ponerse roja y susurrar su nombre deseando besarlo de nuevo.

Para cuando llegaron a sus hogares ya era de noche, y al salir de la estación se preocuparon un poco por la oscuridad, pero el estar juntas les brindaba algo de seguridad. Se separaron en un cruce y con sonrisas cansadas, se despidieron meciendo sus manos a lo lejos pensando en lo mucho que iban a extrañarse entre ellas, al campamento, y a los chicos que tanto querían.

El fin de semana pasó de manera fugaz. (T/n) no se sintió lo suficientemente descansada, y cuando volvió el lunes a clase, prácticamente se arrastraba por el suelo por el agotamiento.

Al llegar a su salón se apresuró a dejar sus cosas sobre la mesa sin preocuparse de ordenar nada. Se sentó en la silla dejando a su cuerpo desmoronarse. Al dejar caer la cabeza hacia atrás, al sentir la fría superficie del puesto detrás del suyo, sus mejillas se volvieron rojizas al recordar que era el asignado a Shota. Abrió los ojos lentamente esperando encontrarse con él, pero pronto el color que se había extendido por su rostro y pecho se disipó al no encontrarse con nadie. Elevó una ceja algo confundida, ahora el sueño no era algo relevante, el agotamiento de su cuerpo había desaparecido. Siempre había sido así, desde muy pequeños. Cuando algo no andaba bien con Shota, toda la anatomía de (T/n) activaba una alarma y todo lo demás que no se relacionase con él pasaba a segundo plano. Después de todo su vida se resumía en protegerlo de los demás, en cuidarlo y darle todo su cariño. Era como tener una mascota inocente y extremadamente dependiente.