Types of Anime Boys (One-Shots Lemon)

Yandere-san (4)

Cuarta parte.

Cuando paseaba por los pasillos abarrotados y estruendosos de la escuela, lleno de jóvenes de rostros radiantes invadidos de emoción y sentimientos cándidos, (T/n) se sentía como un pez fuera del agua.

El ruido de las voces y de sus risas se extinguían justo antes de llegar a sus oídos, como si rebotaran y fueran a viajar a otro lugar lejos de ella, tan solo permanecía la sensación del retumbar del sonido, quedaba vibrando en todo su cuerpo. Los pasos de las carreras apresuradas hacia los salones, los golpes repentinos en las murallas, puertas y ventanas. Todo se devolvía a ella como un retumbar incesante e incómodo, aunque era lejano y por completo ajeno. Caminó arrastrando los pies, las manos caían a cada uno de sus lados y cuando por casualidad rozaban con la tela áspera de su falda, generaba una mueca en su rostro que viajaba desde el genuino dolor al desagrado y malestar. 

Era un día hermoso, ni una sola nube en el cielo, se extendía el azul claro sobre sus cabezas y los fuertes rayos del sol irradiaban un calor sobrecogedor, la luz era tan clara e intensa que se veía pbligada a llevar siempre los ojos medio entrecerrados, esperando que sus párpados y sus pestañas le ayudaran a poder al menos distinguir las figuras que habían frente a ella. Sentía que todo lo que la rodeaba estaba a kilómetros, pero que al mismo tiempo el efecto de sus existencias era increíblemente impactante.

- (T/a)-san, ya está todo listo para la carrera de relevos, ¿tienes la lista de los participantes de tu clase?- Detuvo sus pasos somnolientos para alzar la mirada e intentar visualizar la silueta que le hablaba entre tanto revuelo. (T/n) no cargaba nada con ella: ni papeles ni listas ni nada por el estilo. Sumida dentro de su mente vacía, en sus pensamientos volátiles, ya había olvidado por completo qué día u horas eran, de repente se sorprendía a sí misma intentando recordar dónde estaba, a veces su propio nombre le sonaba extraño.- ¿(T/a)-san? ¿Pasa algo?

Miró al chico con los ojos nublados, la gente que trabajaba en los pasillos comenzaba a acercarse a las ventanas que daban al patio donde se haría la carrera, una gran mayoría se había ido para verlo todo de más cerca, en el primer piso. Negó con la cabeza e intentó buscar respuestas de lo que pasaba a su alrededor. 

- No tengo la lista conmigo, creo que la dejé en el salón del consejo.- En realidad no tenía idea de dónde estaba la lista, no sabía ni donde había estado durante las últimas dos horas. No recordaba haberse quedado dormida anoche, mucho menos haber despertado, desayunado, haberse vestido y llegar hasta la escuela. Podía recordar estar sumida en la plena oscuridad de la noche, con el edredón tapándole hasta los labios; tan solo su nariz y sus ojos sobresalían, viendo danzar los dibujos y las sombras que se formaban en el techo. 

- Nos falta una persona, por eso venía a preguntarte. ¿Sabrás quién podría ser la persona que falta?

Eso sí que lo sabía, pero no podía contestárselo. Era Kei, lo sabía porque ella misma lo había inscrito para la carrera cuando lo discutieron en la clase. Repasó en su mente con cuidado cada segundo, los caracteres de su nombre en la pizarra, como su mano se ajustaba a ellos y trazaba en ella con la tiza blanca, el resto caía al suelo casi sin ser percibida porque se perdía en la distancia, desaparecía en el aire antes de terminar de caer.

- No puedo recordarlo...- Para su sorpresa, no se sentía para nada nerviosa, no se sentía culpable en lo más mínimo. Solo se sentía muy cansada, el sueño podía con ella.- Será alguien que se habrá arrepentido y se está escondiendo. Iré a preguntar por alguien que lo reemplace. 

- Eso sería estupendo, muchas gracias (T/a)-san.- El chico, al menos un año menor que ella, dio una reverencia y se retiró con una sonrisa en el rostro, cuando había acudido en busca de su ayuda parecía más bien molesto que preocupado. (T/n) giró en su lugar a ver si, entre tanta luz molesta, podría distinguir a alguien de su salón que la ayudara, pero al estar paseando por los pasillos de los cursos de primer año, fue evidente que no encontrara nadie que al menos le sonara conocido.