17. La Ira de Veadhus

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—¡Gran alteza! lamentó colmarlo de noticias nefastas, recibimos noticias de qué, su hija, Jhade, ha desertado, y apoya al enemigo— entró corriendo al salón del rey oscuro, Veadhus, el pequeño y funesto, Hackrin, una especie, creada por el gran señor oscuro, Trazghas, poderosas y hábiles en batalla con la espada, pero fáciles de burlar, ya que escasean de inteligencia, pero en grupos exorbitantes, funcionan como termitas, y resultan ser mortales. Son de piel café verdoso, pareciendo una rana, siempre cargan con una joroba, y sus rostros son puntiagudos, como sus narices, sus dientes, sus lenguas, unos ojos enormes, de color negro azabache, las voces son chirriantes y agudas, no superan el metro y medio, es muy raro que lo hagan.
—¿Cómo respaldas esa información, insignificante sirviente? Si mi hija asesinó al Cronean sin darle piedad, si mi hija, mi heredera, venció a las resistencias que impedían nuestra llegada a ese pueblo minúsculo.
—La emboscada fue contenida, nadie sobrevivió, espías de la zona, que vieron todo el ataque, también divisaron a lo lejos a la princesa con el enemigo, hablando, su alteza, ¿qué significa eso?
—Eso significa qué mi hija tiene mucho explicarme, puedes retirarte, tengo mucho que hablar con mi esposa, en privado, Muoswk
—Pero señor soy Hackrin, a Muoswk fue despedido hace unos días y......— el pobre Trazgha salió volando como hoja ante el fuerte viento de otoño ante la palabra del rey— ¡LARGOOOOOO!— en cuanto se levanto del suelo tras ir a dar con un pilar, uno de tantos que adornaban la habitación oscura, que cargaban el techo de la habitación, salió de la recámara lamentando no haber hecho caso antes.
—Doraenna, esto no tiene sentido, ella nunca me falto al respeto, de hecho siempre espere una traición de Zhuara, pero ahora esto, me vuelve loco ¿Jhade? ¿Desertando?
—Ella está eligiendo su camino, rencor hay en su corazón, siempre te dije que ella no sería como nuestra hija menor, Veadhus, Jhade, optó por un bando, que eso no te deshaga.....
—¡CÁLLATE! ¡sí en mi bando no está! no es nada de mi, más que un cadáver que se le aproxima su fin, siempre te recuerdo que tus premoniciones me desagradan, ¿cierto? Y por ende no puedes predecir nada en mi presencia, en la de tu esposo– impuso el hombre, formando círculos alrededor de la mujer, era preciosa. Todo Telour sabe la leyenda de La Dama Blanca que se traduce como: Doraenna en el antiguo lenguaje.

Ella era una fiel servidora a los 5 Hermanos, Khanarts, que así les llama, que son conocidos por los humanos como arcángeles, la Khanart, Doraenna, con su belleza, sus rizos rubios, su piel pálida asemejando a una estrella cautivaron a un joven guerrero, moribundo, herido por la flecha en una guerra, desde ahí cuando grande, él la tomaría de esposa y reina de su palacio en las tierras oscuras, al negarse, ella fue condenada por él con un encantamiento que la ataría a la tierra de los vivos, el tiempo que él estuviera vivo. No tuvo otra opción más que casarse. Pasan los años y ella espera que algún día su esposo la libere, mientras que sus hermanos, Khanarts, se alejan sin poder ayudarla, viéndola, desde lejos, envejecer, y dar a luz a 3 hijos mientras espera la muerte.

Sí, pero recuerda también que de no ser por mi magia esa flecha habría sido causa de tu muerte— ella empezó a dar vueltas observando a el hombre, de cabello negro, ojos como serpiente, barba de candado, era apuesto, pero ella no veía eso, en su lugar veía un monstruo, Veadhus, como por magia, sintió la punzada de la flecha en su abdomen, en el costado izquierdo, le volvió ese dolor, esa agonía, el ardor del recuerdo del veneno de la flecha que casi lo mataba desde hace mucho—...sí aún la recuerdo bien, entre los cuerpos, sin vida, camine, sintiendo la agonía, la muerte, y ahí pidiendo socorro, te vi, tan joven, débil que con efímero pronunciabas la palabra de socorro. Esposo mío no te pido clemencia, solo que veas a tu hija como lo que es, tu hija— dejó de sentir el amargo sabor de ese horrible recuerdo, cuando se le postró enfrente viéndolo cara a car la respiración le había regresado, sintió el gran peso de la muérete pero ella no se atrevería a dejarlo morir, no si quería ser libre— Jhade, ya no es mi hija, ya no más, esta guerra la tengo que ganar— dijo enojado, y apenas recuperando el aire— Una guerra que ni tu padre, ni tú comenzaron, detén el fuego, Veadhus, sé consciente, no dejes que la ira de alguien te llene, tu abuelo fue un hombre  que cometió muchas equivocaciones, no hay necesidad de ver a todos morir, veo tu futuro y veo.....— la bella mujer fue interrumpida— Pido disculpas, padre, Doraenna, pero la noticia de que La Princesa de la Muerte desertó, corrió más que rápido, y bueno, uff, ya que soy la única, creo que seré la próxima reina al paso que vamos— la chica de cabello castaño enredado en un chongo, ojos negros medianos, que la hacían ver hermosa pero letal, Zhuara, La Princesa de la Devastación, hija menor de Veadhus y Doraenna, esa chica había sacado más del abuelo de su padre de lo que a Doraenna le hubiera gustado, solo pensaba en lo bien que se vería con la corona de su padre y en su asiento también, en cuantas personas puede matar, quien es más débil que ella, para abusar de ellos, ahora que lo pensaba así era más a su abuelo, Threaduz, solo que en chica, sin embargo, ella la amaba, por qué a pesar de su mentalidad nefasta, es su hija, aunque se lamenta en decir que la joven no piense lo mismo.
—Guarda silencio, ¿o acaso nos deseas la muerte? Mi vida, no estoy de humor para tus juegos, ¿qué quieres? Solo dímelo y veré qué haré— pregunto inquietado y buscando algo de tomar en su mesa de más de 100 botellas— Si tú lo dices, bueno ya que mi amada, ja, hermana se fue, ya no tienes un comandante para el ataque a el reino agua del norte de Khaurcan, creí que yo podía liderar el ataque, ya sabes todos están ocupados buscando a el Hechicero Fénix, ¿qué dices?— preguntó la joven, sin dejar esa mirada de inocencia que a su padre tanto deleita— No tengo lo suficientes hombres para eso y tendré que posponer ese ataque, querida hija, nada sería más complaciente que mandarte a destruir el principal dispensador de armas a Dhulliard, sí ese camino les es arrebatado es como si le cortáramos una vena al corazón. Pero ahora hija mía tengo que pedirte que te retires, ya que es una conversación que tú madre y yo debemos liderar, en privado, en cuanto mis hombres regresen libraremos el ataque— dijo señalando la salida, pero la chca se acero y le dio un gran beso a su padre y salió reflejando su felicidad e ignorando a su madre.
—¿Has tomado una decisión, Veadhus?
—Desde luego, La Princesa de la Muerte, ha llegado a su fin...

Hola espero les guste, mi capítulo 😀😀😊😧😳😔😬🙂😑😑🤕🤕😁😲😘😝😰😂😇☺️👌👌👌no olviden votar y comentar, hasta luego!!!!!!

l.La Ciudad de las Almas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora