30.Los Dos Grandes Osos

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Era la noche que anunciaba un gran fin de semana, y para conmemorar los jóvenes de preparatoria de Billspout  decidieron hacer una fiesta en los sinuosos parajes del bosque, siendo iluminados por la luces direccionales de los que poseían carro. Lo que rompía el pesado y penetrante silencio del bosque era un gran reproductor de música, eso distraía las mentes de todos, evitando que notarán un que algo dentro de ese lugar andaba mal.....
—Ryan fue por más cerveza, Tom.
—¡Genial! Porque aquí ya no hay— dio un gran y último trago a su vaso, pero torpemente derramó un poco porque una chica le tomó la mano para guiarlo a un lugar más apartado, entre cortas risas traviesas se empezaron a besar —Jejeje, te pusiste ese perfume que me encanta, Malory— dijo Tom mientras la besaba con intensidad— ¡Cállate! Y......bésame— ambos se dejaron caer al frío césped.
Un gran aullido resonó en todo el lugar, callando a todo el bosque, el viento no soplaba, los animales nocturnos que daban vida al bosque parecían no estar ahí. Lo peor se avecino cuando le siguieron alaridos y rugidos acompañados de grandes golpes contra la superficie del bosque. Por momentos era como un temblor, esos fuerte azotes que dos grandes "osos", como los jóvenes los describieron al no poderlos distinguir a detalle por la oscuridad que reinaba en ese lugar. Era un hecho que la fiesta había acabado.
Todos se empezaron a aglomerar, abrazándose unos a otros, los chicos protegiendo a sus chicas. Fue un muchacho alto y esbelto con una camisa de fútbol quien empezó a hablar sobre lo que estaba sucediendo: — ¡Hey! ¡Todo mundo debe guardar la calma! ¡Lo probable es que sean osos, peleando por su territorio! — como un hecho irónico en ese segundo un gran oso Pardo salió de las entrañas del bosque dirigiéndose a la multitud asustada, gritos de horror inundaron, pero el animal apenas gasto energías en verlos ya que parecía estar corriendo por su vida hacia el otro lado rápidamente, los gritos cesaron y empezó un mar de dudas, ¡¿qué había pasado?!  Nadie habló. Por un minuto todos se quedaron viéndose unos a los otros, el desconcierto los cubría, el silencio infernal los dominaba, pero a la vez los rugidos se hacían más y más fuertes. Entonces de la misma dirección que el oso, aparecieron rodando uno encima de otro, grandes animales cuadrúpedos, peludos, con colmillos enormes que desgarrarían un brazo o pierna a una persona, era obviamente más grande que el oso, y no tomaban importancia a la asustada muchedumbre que con sólo verlos bastó para  salir corriendo mientras pedían socorro. Muchos se subieron a sus coches y arrancaron, otros pitaban la bocina de este para abrirse paso, el pánico reinaba.
Los lobos se lanzaban mordidas unos a otros, ambos tenían severas heridas, uno tenía una pata lastimada, y podía será asesinado en el menor descuido, tomaron impulso y se abalanzaron nuevamente, fue a dar contra el costado de un automóvil, rompiendo sus ventanas y dejando una notable golpe que un tren en movimiento dejaría. Los jóvenes que iban adentro sintieron una fuerte sacudida que provocó más gritos.
—¡Arranca Rob!¡Sácanos de aquí!
—¡Maldición, Tom! ¡Esos no eran osos! ¡¿Los vieron?!— grito el conductora sus acompañantes, Malory empezó a vomitar en una hielera— ¡Llama a Ryan, dile que no venga!— ordenó Rob, y Tom obedeció, ver a su novia llorar lo ponía mal, él la amaba, esos momentos le bastaron para ver en su interior y ver que Malory era la única para él.

El apoyo llegó tarde y era evidente, Riuk se estaba desangrando, y tenía la pierna deshecha, una gran oleada de ira baño a Peyron, Riuk siempre había sido muy impaciente y optaba por los retos más allá de su capacidad o eso era lo que le decía siempre ten paciencia, no seas tan ansioso ahora por la falta de práctica de esos consejos lo llevaron a su perdición, pero no tenía ganas de reprender al moribundo chico, se limitó a lanzarle una sonrisa de todo estará bien pero no lo estaría— Lo siento señor, lo vi y no pude contenerme tenía que atacarlo— dijo con gran peso—, por favor dígale a mi como morí— dijo y luego lanzó una tos con sangre— ¡No digas eso Riuk! Es mi culpa, no debí dejarte solo contra él, tú muerte será vengada, eso te lo aseguro.
El gran Lobo Gris, Peyron Astuk, guardián de las montañas, vigía del bien, siempre cumplía sus promesas

l.La Ciudad de las Almas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora