Capítulo 1

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Josh está en su habitación haciendo los deberes y yo me ducho culpándome por un momento por obligarle diariamente que haga también los míos, pero me recupero inmediatamente diciéndome que así soy yo, jodiéndole por cada día que pasa.

La madre de Josh, Stephanie, o Steph como le suelen llamar, cree que yo estoy en una relación seria con su hijo, al igual que él también lo cree, pero sólo estoy con él por conveniencia.

Me pongo el pijama y me voy a su habitación, viéndole teclear en su calculadora con su lápiz en la boca dándole vueltas para intentar averiguar aquellos números revueltos que el profesor de matemáticas les llama actividades.

Continúo contemplando cómo se alegra de haber encontrado la solución y cómo, felizmente, apunta en su cuaderno unos números y letras combinadas que en la vida podré entender.

— ¿No te aburres de hacer tantas tonterías de esas?

— No — sigue tecleando —. me gusta resolver cuentas y anotarlas, es la única cosa que sé hacer bien — entristece, dejando el lápiz y apagando la calculadora.

Indiferente de mi presencia, se dirige a su cama para tirarse y mirar el techo, como si allí hubiera algún espectáculo digno de ver.

— No es lo único, Josh, porque me haces feliz cada día que pasa con tus buenos días y tus 'te quiero'. — miento. Me la suda completamente cómo se siente y lo que salga de sus labios metafóricamente... lo literal me excita —. No vuelvas a decir eso, por favor...

En su rostro comienza a verse sus dientes bien cuidados y sus ojos comienzan a achinarse. Está sonriendo. Y lo peor es que me la contagia. Me tumbo a su lado. Aunque se me haga indiferente sus sentimientos, me gusta verle bien. Quizá sea porque comience a importarme, o porque quiero que me siga haciendo los deberes. Mirando al techo, mi mano siente el calor de otra y, al compás, mi cabeza se gira, viéndole sonreír mirando nuestras manos enlazadas. ¿De verdad me quiere? Hacerle daño la verdad es que no me importa, pero ¿sería capaz de dañarle tan profundo que quiera borrar mi nombre de su memoria? No estoy segura, pero aquella vez sí lo estaba, y acabé peor que él...

Su boca y la mía están unidas, moviéndose al mismo ritmo, sintiendo a la otra persona muy cerca, tanto que podía saber en qué pensaba, qué sentía y qué podía dañarle en ese momento. Y aproveché esto último para echarme unas carcajadas partiendo de su dolor. Me separé de él y empecé a dañarle.

​— Quisiera que sepas — empecé a decir, haciéndole entrar en cordura —, que tus besos no me gustan. Tus miradas empalagosas hacia mí me hacen vomitar. Tus 'te quiero' me hacen reír. Cuando me haces los deberes siento poder sobre ti, y eso es lo que ejerzo cada día, Josh. No te quiero, te uso — y todo esto lo dije con toda mi alma, con todos mis pensamientos y con el corazón. No me importaba.

Pero empecé a caer en la cuenta de todo lo que había dicho cuando su mano se estampó contra mi mejilla, cuando mi cuerpo se encontraba en el suelo, cuando me sentía rota. Me había preocupado un mísero minuto por él. No podía creerlo. Empezaba a ser otra persona, una persona que se preocupa por sentimientos ajenos. No, no quiero ser esa persona. Pero, quizá, si con él; con Josh, el que me había querido desde Sexto de Primaria, el que hacía cualquier cosa por verme feliz y sonreír, el que se preocupaba por mí, el que hacia mis deberes no sólo porque se lo obligara, también porque no quería que mis padres se enfurecieran conmigo por llevar notas de maestros diciendo que no hacía una mierda. Él se preocupaba por mí..., y yo sólo me reía de él. Lo utilizaba... como continúo haciendo.

​No, no quiero que vuelva a pasar eso. Soy la chica más ajena a todos los sentimientos y preocupaciones, pero joder, siento que debo de agradecerle todo lo que hace por mí, todo lo que se jode por mí, todo lo que me quiere. Tengo que agradecérselo... de alguna manera que siempre quiso. Besarme de verdad, sin que yo muestre una pizca de asco. Que yo le corresponda. Que yo comience el beso.

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