Capítulo 5

25 4 0
                                    

Ambos sonríen cómplices de algo que sólo ellos saben; sonriendo sin mostrar los dientes, como Josh sabe, lanzándome cuchillos con la mirada desde los cinco metros que nos separan; cruzándose de brazos en el umbral, como Nazan tiene de manía cuando algo tiene entre manos o cuando está cabreado. No sabría decir ahora mismo cuál de las dos situaciones podría describirle. Sólo sé que esta jodida tensión que parezco sentirla sólamente yo me está asfixiando en mi propia respiración.
Se miran entre sí y juraría que han intercambiado pensamientos telepáticamente, ya que Nazan retrocede y Josh avanza hacia mí.
La oscura noche amenaza con irrumpir la luz que emana el cuerpo de Josh y arrebatársela para decirme que no merezco su empatía; el viento que choca en la ventana estruendosamente imita irónicamente los latidos de mi corazón al ver cómo Nazan disfruta con mis miedos, sin molestarse siquiera en disimularlo. «Creía que no me juzgaba...»
Josh continúa avanzando hasta que tropieza con los zapatos que hay en los pies de mi cama y maldice por ello. «Espera, ¿Josh maldiciendo?»
Pasa su mano por el pelo para apartárselo de su rostro y observo una cicatriz que cruza parte de su mejilla izquierda. ¿Desde cuándo tiene la cicatriz? ¿Qué está pasando?

—Hola, mojigata. Hola —me suelta—. ¿Qué, te lo estás pasando bien follándote a otro? ¿Disfrutas haciéndome lo que me estás haciendo? Dime, ¿puedes tener tu conciencia tranquila?

¿Está desnudándose? Se dirige hacia mí con intenciones de hacerme lo mismo con manos decididas, como si su vida dependiera de ello. Sus manos suaves y cálidas que estoy acostumbrada a tocar se convierten tan gélidas que me estremezco cuando las siento en mi espalda, intentando desabrocharme el sujetador por dentro de la sudadera. Nazan contempla al que me está desnudando tan pacientemente que me asusta a niveles extremos. Él nunca ha sido tan pacífico; en estas situaciones (que no es él el que está disfrutando directamente), ni en ninguna otra. El chico que tan amable y simpático ha sido siempre, está convirtiéndose en una persona que está ansioso por tocarme, cambiando la perspectiva con la que me ve normalmente; el chico que sólo me veía con intenciones sexuales me está sonriendo, no sé si lo hace con buenas intenciones o si lo hace sarcásticamente. Sea como sea, me da un miedo de cojones.
Comienzo a retorcerme para librarme de él pero continúa manuseándome los pechos con sus extrañas manos. Es la primera vez que alguien me hace eso y no lo disfruto, y aún más raro siendo Josh.
Comienzo a gritar, y Nazan se echa a reír.

—No hay nadie, gilipollas —me informa, acercándose a nosotros y sentándose en la silla de mi escritorio para observar todo con más cercanía.

Vale, esto está siendo jodidamente raro.
¿Acaso los tres somos los únicos del puto planeta?
Continúo gritando y retorciéndome, y Josh se desnuda por completo y me calla de una manera que ni siquiera pensaría que saldría de él. Me estoy ahogando, joder.
Me doy cuenta de que si continúo retorciéndome le beneficia, ya que muevo mi boca en la que yace su entrepierna pero, joder, él continúa moviéndose.
Decido quedarme quieta y callarme y, por un momento, creí que me había salvado de toda esta perversión, pero Nazan ahora toma las riendas, quitándome a Josh de encima y desnudándose, para tomarme con unas ganas que me hacen llorar.

Mi puerta irrumpe de golpe y por ella aparece mi madre cuando grito con todas mis fuerzas. No hay ningún Josh ni ningún Nazan en mi habitación. Joder, ha sido demasiado real. Tengo que hacer algo, no puedo soportarlo más... Me estoy volviendo loca, yo nunca he soñado nada erótico. Necesito ayuda; verdaderamente necesito ayuda.

Siento la tardanza... quiero comprometerme a subir mínimo cada sábado, ¿qué tal? 🙈 Bueno, hasta el próximo 💓

ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora