Cuando decidí contarle lo que había soñado a Kate, me colgó sin decirle todo lo que había pasado. Me quedé un tanto incrédula, tanto que me sentía vacía y sola por dentro, hasta que al cabo de unos cinco minutos estaba llamando al timbre.
Se me iluminó la cara al verla en la puerta y, como si no pudiese reaccionar, me agarró mi brazo y tiró de él para llevarme a mi habitación. Agradecí ese gesto, no podía conmigo.
Han pasado una hora y media desde que el timbre había sonado, y ella sigue aquí consolándome y ayudándome a superar todo esto, intentando que al fin pueda volcarme por uno.
Sus ojos verdes me miran con compasión y con impotencia, y sus manos me transportan el frío matutino hacia las mías, y yo le doy las gracias por ello.
Mi mandíbula está prácticamente cerrada con fuerza, intentando quitar el sueño de mis recuerdos. No soy de quedarse con el mínimo detalle de las pesadillas, mucho menos de los sueños, pero éste ha tenido lo mínimo para hacerme confundir y sentirme decepcionada conmigo misma. Joder, por mucho que lo intento no puedo decidirme. Ayudaría si me gustase más lo romántico que lo obsceno o viceversa, pero por jodida desgracia no es así. Aunque me sería menos complicado decidir, tampoco quiero que uno de los dos sea rómantico y obsceno, por muy raro y estúpido que parezca, pero no me gusta que alguien padezca ambos carácteres. Por eso estoy como estoy, sin poder decidirme por alguno.—Tienes que conseguirlo, vas a conseguirlo —me consuela después de un largo periodo de silencio—. Me gustaría ayudarte diciéndote las virtudes de ambos, pero eso no ayudaría nada —ríe. Sé que lo hace para que me relaje, pero no lo consigue—. Tampoco puedo enumerarte las virtudes de uno.
—¿Por qué? ¿Tan difícil es?Aunque por mi boca salga palabras sarcásticas, no estoy con ganas para hacerlo.
—Si te empiezo a enumerar virtudes de Nazan, entenderás que Josh tiene más desventajas. Si lo hago al contrario, no querrás fijarte en Nazan. Lo sé por experiencia propia y porque te conozco.
Tiene toda la puta razón. Pero eso no ayuda en nada a amueblar mi cabeza.
Me llevo la mano al puente de la nariz y lo pellizco, tan cansada que me tumbo en la cama, con un estrés que me invade todo el cuerpo.
Sí, señores y señoras, esto es estrés.—¿Quieres jugar al Yo nunca? —pregunta, sonriendo—. Sé lo mucho que te gusta y podrías despejarte un poco de esto.
Sonrío. Me siento bien, a pesar de todas las situaciones que salen, jugando a eso. Pero...
—Siempre y cuando no salgan situaciones personales.
Sus ojos se abren como platos y sus manos van a su cabeza. Se levanta de la cama y se tumba en el suelo, rodando por él a su izquierda y a su derecha.
Me echo a reír como hice hace cinco días, cuando Nazan me colgó bocabajo en sus hombros.—Pero si lo que más te gusta de ese juego es el cotilleo —dice tumbada aún en el suelo, volviendo a colocar sus manos en la cabeza.
Cuando le veo la intenciones de levantarse del suelo, voy hacia ella y me tiro encima, riéndome por la cara que ha puesto de "socorro, me estoy asfixiando" forzada.
Cuando la risa me relaja, toma la situación para rodar por el suelo, por lo que ella queda arriba mía. Empieza a hacerme cosquillas y me debilito, riéndome aún más que antes. Sabe cuánto odio las cosquillas y cuánto abundo de ellas.
Me falta el aire y manoseo en él para mostrarle que me ahogo de la risa, y me viene a la mente la imagen invertida mía del espejo de casa de Nazan cuando estaba por caer desmayada, y me asfixio aún más.
Se retira y me dirijo a la ventana para abrirla. Siento como si se hubiese evaporado todo el puto oxígeno del cuarto, y siento mi rostro muy cálido.
Si no la hubiese abierto, no me habría recuperado tan pronto como lo he hecho. Segura.—Voy a por agua. No tengo ganas de emborracharme —le comento, y ella asiente con la cabeza, entendiéndome y de acuerdo conmigo, y quizá, sólo quizá, también lo prefiere.
Bajo por las escaleras y mi hermano mayor está sentado en el sofá viendo lo que sea que está viendo. Por la pantalla sólo se ven zombies y más zombies, por lo que doy por hecho que lo que está viendo es The Walking Dead. Viene aquí cuando le sale de la polla; prefiere vivir con su mujer perfecta en la casa perfecta con su hijo perfecto y su vida perfecta. Sí, tengo un sobrino más pesado que una puta vaca en brazos. Bendigo a Dios por lo poco que le veo, al igual que a mi hermano. En realidad nos llevamos bien, pero nos tiene esa manía que sólo él entiende.
—Imbécil, dame un vaso de leche —me ordena. ¿Qué se cree que soy su mujer o qué? ¿Y desde cuándo bebe éste leche? Dios mío, le conozco menos de lo que pensaba.
—Bebe directamente de tu polla, te gusta más.Me maldice, sin apartar la vista del televisor, que está tan cerca de él que entiendo por qué lleva gafas.
Me dirijo a la cocina a por dos vasos y una botella de agua de un litro.
El timbre ha sonado y le grito a mi hermano que abra la puerta y, maldiciendo y a regañadientes, lo hace.
Decido coger otro vaso para echarle la leche a mi hermano, y no dura nada en mi mano porque se estrella rápidamente en el suelo. "Es Josh", acaba de decir mi hermano.
Joder, ¿ahora qué hago? Mi dolor de cabeza aumenta al ver que su cara está débilmente herida, y me acerco a él para pregutarle qué le ha pasado. A la mierda el vaso y la leche que yace en el suelo.
Prefiere no hablar con la presencia de mi hermano que, aunque está viendo nuevamente la televisión (por lo que veo es un jodido enganchado a esa serie), le da mala impresión. No lo ha dicho, pero lo sé.
Le guío hasta mi habitación y abro la puerta, encontrándome a Kate en mi cama, sonriendo como ella lo hace cuando algo travieso ha hecho. Vale, ya sé por qué Josh está aquí.
Él entra en la habitación y la saluda, sentándose en el suelo.—Doy por hecho que tú le has llamado —señalo a Kate con mi dedo índice, y ella sonríe—. Qué buena amiga eres. Te quiero —digo sarcásticamente, poniendo los ojos en blanco.
Les digo que voy a por los vasos con agua y asienten.
En la cocina los vasos están vacíos a pesar de que los llené y, aunque la leche sigue en el suelo, los cristales rotos no se encuentran ahí.
Decido hacer caso omiso y cojo otro vaso, llenándolo de agua, cuando mi madre entra por la puerta de la cocina gritándonos a mi hermano y a mí.—¿Quién diablos ha derramado la leche? —grita, y me hago responsable de ello—. ¿Por qué no lo has limpiado? —vuelve a gritar.
—No grites, mamá; Josh y Kate están arriba.Joder, para qué habré dicho nada; está echando humo.
—¿Qué coño hace un chico en tu dormitorio? —me provoca risa. No es la primera vez que estoy con un chico en una habitación, mamá—. Me tranquilizo al saber que al menos Kate está contigo.
Cojo los tres vasos como puedo y me coloco la botella de agua casi llena debajo del brazo para subir todo arriba mientras mi madre limpia lo que he derramado.
—Ya est... —me interrumpe la imagen que tengo delante de mi mejor amiga y mi novio besándose.
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Chicos
FanfictionDos historias completamente distintas que en cierto punto se unen, una chica indecisa, una historia que cambia por momentos y un chico que arrasa y deja huella a cada paso que da. De eso va esta fanfic, de una historia peculiar, distinta, que me he...