Capítulo 7

27 2 0
                                    

Mi cerebro no cree lo que mis ojos están captando. Me obligo a creer que mis ojos distorsionan lo que en realidad está sucediendo. Pero el típico sonido después de un beso que resuena en mi habitación cuando se separan, hacen que mis oídos le confirmen al cerebro que sí es cierta la información que está recopilando. Esto es increíble; Josh no puede hacerme esto. Kate no sería capaz de hacerme esto. A mí. No, no pueden. No son capaces. Todo esto es una puta broma.

—Lo... —se limpia los labios, haciéndose ver como arrepentido—, lo siento. Kate...
—¡Ni Kate ni pollas! —le interrumpe mi mejor amiga—. Yo no tuve la puta culpa de todo, joder. Un beso no sucede si uno de los dos no quiere, no me jodas, cobarde —le reprocha.
—Esto no... —intento formular la frase, pero la imagen de mi novio y mi mejor amiga comiéndose la boca no me permite enlazar palabras para formar una—. Fuera de mi puta habitación.

Les reprocho que podrían haberlo hecho en otro sitio, no en mi cuarto. Joder, que es de mi propiedad, en mi casa, ¿para eso ha querido la cerda llamar a Josh? Kate se niega a salir mientras Josh se sigue disculpando. ¿No entienden que no les quiero ver?

—He dicho fuera.

Él se da por vencido, caminando hacia la puerta en la que yo estoy aún con los vasos de agua. Los miro y los dejo en el suelo con demasiada paciencia. En el umbral la anima a seguirle. No me digas que piensan continuar lo que han empezado. Dios mío.

—Pues joder, yo no pienso huir de aquí —grita. Josh se encoge de hombros, me agarra el brazo y me deshago de su mano, que hace dos minutos estaban colocadas en la espalda de Kate, y baja las escaleras—. ¿Qué pasa, he hecho algo malo? —me desafía con la mirada.
—Vete al carajo, Katherine. Pírate.

Sostengo la puerta, ordenándole sin palabras que salga por ella y que se borre del mapa cuanto antes. Al menos del mío.

—Vale... —ríe. Qué gracia le hace todo esto, ¿no?—. Yo no puedo besar a Josh, pero tú si puedes tirarte a Nazan.
—No me jodas. ¿Le habías llamado para montar este puto numerito?

Era de pensar que saliera de ella. Dios, cómo he podido caer en su trampa. Cómo he podido.
Sus labios se curvan hacia arriba formando una sonrisa y se echa hacia atrás el pelo con su mano, victoriosa. Cómo le odio.
El cielo se ha cambiado a un azul grisáceo con grandes nubes grises en él. Uy mira, como mi corazón.
De ellas comienzan a caer gotas, imitando a las que caen por mis mejillas. ¿Cómo ha podido hacerme esto?

—¿Cómo lo has hecho? ¿Por qué? —formulo con voz grave, apartando las lágrimas de mis ojos y secando mis húmedas mejillas.
—Una maga no revela sus secretos —ríe. Si cree que voy a reírme con ella va de lista—. Que ¿por qué?, ¿en serio? ¿No te has dado cuenta de que lo que estás sintiendo ahora es lo que sentiría Josh si supiera lo tuyo con Nazan? Dime, ¿es que piensas que él no tiene sentimientos?
—Fuera de aquí —le digo por tercera vez—. Pírate ya, tía. Vete.
—Allá tú.

Y se va, cerrando la puerta con una gran fuerza, haciendo un ruido que anima a mis lágrimas salir con aún más ganas. Joder, tiene razón. Y no, no es que me joda que la tenga, que también; lo que me jode es que haya tenido que hacerlo hoy, cuando había soñado lo que había soñado, cuando estaba como estaba, cuando lloraba como lloraba. Ahora tengo dos razones por las que llorar, en vez de no tener ninguna y ser feliz como lo era antes, cuando lo mío con Erloph era lo único que me importaba, aunque fuese todo mentira. Aquella época era preciosa, y no me sentía tan defraudada conmigo misma, ni con tanto odio hacia mí.
Quiero llamar a Nazan, pero no quiero que vuelva a tragarse mi llanto. Quiero llamar a mi madre, pero pensaría que lo exagero todo. Quiero llamar a mi hermano, pero su vida perfecta jamás será como la mía y se reirá de ella. Quiero llamar a mi padre, pero desde el cielo no puede ayudarme en nada. Quiero llamar a mi hermana pequeña, pero dime qué podría hacer una pequeña de diez años en algo así. Estoy apunto de llamar a Kate cuando recuerdo que estoy así por ella. Me pasa lo mismo con Josh.
Joder, estoy sola. Necesito distracción.
Casi me decido por coger una cuchilla cuando el sexo vuelve a mi cabeza.
No sé a quién llamar para tener sexo. Dylan ahora tiene novia y la verdad es que son bastante monos, pero echo de menos esos días en lo que sólo recurríamos el uno al otro en la cama, cuando necesitábamos despejarnos de algo. Como yo ahora.
Nunca he probado la masturbación, y opto por experimentarla por primera vez.

ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora