Reunión de conocidos

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Cuando quise darme cuenta de lo que había hecho ya estaba en medio de esas dos. Sin pensarlo me había lanzado a ellas como si no me importase nada más, y en sí, era cierto. Habían nombrado a mi hermana y quería saber porque, aunque me costase la vida.
Ambas estaban inmóviles, mirándome. Me hubiese achantado si no fuese por el odio que sentía hacia las dos, si me atacaban, al menos mataría alguna.
-¿Qué significa esto?
-Anda, un nuevo enviado. No me esperaba que fuese tan guapo...
-¿Qué hablabais sobre mi hermana?
Ahryelle bajó la cabeza, no era capaz de mirarme a la cara. La otra, supongo que sería Eva, se reía de mi a carcajadas.
-Ajajajajajajaja no me digas que su amiga es tu hermana.
-¿Qué?
La muy zorra estaba llorando de la risa. Asquerosa...
-¿Ves ese pequeño fuego que la sigue a todas partes como un perrito faldero? Esa es tu adorada hermanita.
De pronto toda la rabia y odio se transformaron en una ira que nunca había sentido hacia nadie. Era una sensación que me quemaba, me hacía hervir la sangre y hacía que se me agarratosen los músculos de las ganas de matarla. Me giré y me lancé a ella con toda mi rabia, poniéndole mi katana al cuello.
-¿Has convertido a mi hermana en tu mascota?
Comenzó a llorar. No entendía porque pero ella comenzó a llorar.
-Esto es divertidísimo, la odias a ella pero tu querido Dios te es el que te está utilizando. Me encanta lo manipulables e idiotas que son los humanos.
-¿Qué coño estas diciendo?
Cada vez estaba más confundido.
-Tu preciado dios te ha engañado para que le des tu alma. Apuesto a que no sabías que esa Kumiho no quería matar a tu hermana, como seguro que tampoco te contó que ellas seguían siendo amigas aún ahora, y que tu hermana estaba viva.
-Eso no es estar viva.
Espeté esas palabras mirando a Ahryelle. Me daba igual que huviese sido sin querer. Había matado a mi hermana y nunca se lo perdonaría.
-Te equivocas, pequeño mensajero engañado. Gracias a esa Kumiho que estas a punto de matar, el alma de tu hermana está aún aquí. Serás tú el que mate a tu hermana, si matas a esa Kumiho.
Mi cara cambió totalmente. Miré a la Kumiho y vi que su cara era igual que la mía. No entendíamos nada. Entonces ella comenzó a hablar.
-Estuve a punto de dejarme matar... ¿Quieres decir que casi vuelvo a matar a mi amiga?
-Básicamente... Sí, eso era exactamente lo que quería decir.
La sonrisa dibujada en el rostro de esa zorra era enfermiza. Mientras ella nos miraba yo estaba totalmente confundido, ¿Me había engañado ese Dios aún sabiendo que mi hermana moriría para siempre?
De pronto, Ahryelle me da un rodillazo y me lanza por los aires poniéndome un pie en el estómago y lanzándome con sus brazos. No me imaginaba que supiese hacer llaves.
-Lo siento, pero no puedo dejar me mates... Lo siento.
Entonces... Era cierto.
                         "Mátalas"
No.
Fue lo único que pude pensar en ese momento.
-¿Sabes la mejor parte? Seguro que tampoco te contó que puedes devolverla su antigua forma.
-¿Qué?
                          "No las escuches, solo quieren           
                           confundirte"
Cállate.
-¿Como?
-Hm... No me acuerdo muy bien...
-Habla o te arrancaré la garganta con mis propias garras.
Ahryelle... Ella también quiere salvar a mi hermana...
-Uuuuu que parejita más mona, en un segundo os matáis y al siguiente os aliáis... Que monos.
-Dínoslo.
-Ese abrigo es para ti, yo ya no lo necesito. Espero haberos caído bien...
Riéndose en nuestra cara saltó hacia atrás impulsándose con sus colas y aún en el aire volvió a impulsarse con ellas para llegar aún más lejos. Parecía que volaba.
-Hasta la próxima, tortolitos. No seáis muy malos mientras no estoy.
Nos lanzó un beso y se marchó en un abrir y cerrar de ojos.
Ocurrió todo tan rápido que casi ni conseguimos seguirla con la mirada. Como mucho pasaron dos segundos desde que estaba en frente de nosotros, y ya había desaparecido. No sería fácil cazarla.
Ahryelle y yo nos miramos y no hizo falta ni una sola palabra para expresar nuestra postura ante todo esto.

Haríamos una tregua... Por ahora...


Touch my heart KumihoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora